Conferencias

Ciudades de la antigüedad mediterránea

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Fundación Juan March. Ciclo de conferencias: “Ciudades de la antigüedad mediterránea”.

A partir del próximo martes 30 de enero, y hasta el jueves 15 de febrero, a las 19:30 horas, tiene lugar en la Fundación Juan March el quinto ciclo sobre LAS CIUDADES EN LA ANTIGÜEDAD MEDITERRÁNEA, que coordina Enrique Baquedano, director del Museo Arqueológico Regional de la Comunidad de Madrid.

Las orillas del Mare Nostrum, como fue denominado el Mediterráneo por los habitantes del Lacio, vieron nacer, crecer, desarrollarse e incluso morir a algunas de las ciudades más ricas y prósperas de la historia de la humanidad.

Estas polis fueron escenario de las grandes batallas y aventuras de la antigüedad, residencia de héroes, reyes y sabios, y cuna de un legado que traspasó las fronteras del tiempo para llegar a la actualidad.

Este quinto ciclo dedicado a las ciudades de la antigüedad mediterránea tendrá como protagonistas a seis enclaves: la más remota de la civilización griega, la legendaria patria de Agamenón, Micenas, fue descubierta por H. Schliemann en el siglo XIX gracias a los textos homéricos; la polis donde Platón proyectó instaurar su República y donde vivieron Teócrito y Arquímedes, Siracusa es recordada por su papel en la Guerra del Peloponeso y por su eterna enemistad con Cartago; y Éfeso, cuya acrópolis conserva el Templo de Artemisa, meca de peregrinación y una de las Siete Maravillas del Mundo Antiguo según la afamada lista de Antípatro de Sidón.

La antigua Ibiza, la Ebusus fenicio-púnica, fue un importante enclave productor y exportador, desde su colonización en el siglo VII a. C. y durante la dominación romana, llegando a integrarse plenamente al Imperio en el siglo I d. C. como municipio latino. El legado de Tarraco se erige como testimonio de la que fue una de las grandes urbes romanas de la península ibérica, cuyos monumentos son considerados Patrimonio Mundial de la Unesco desde el año 2000. Tusculum, en sus orígenes míticos, fue una de las ciudades líderes en la formación de la Liga latina contra Roma, y sin embargo, en los años de la República romana, sus lazos se estrecharon, tomando importancia capital en la política romana y siendo residencia de algunas de sus más notables figuras.

En este ciclo de conferencias continuaremos visitando, de la mano de destacados especialistas, un conjunto de ciudades que nos permitirán transportarnos a épocas y culturas pretéritas, para recrearnos y aprender del pasado.

Martes 30 de enero: Joaquín Ruiz de Arbulo.

Tarraco. La ciudad romana que dio nombre a una provincia.

En noviembre del año 2000 el Comité del Patrimonio Mundial de la UNESCO decidió declarar los monumentos romanos de Tarragona como Patrimonio Mundial (World Heritage). Lo hizo, ciertamente, por la monumentalidad y excepcionalidad que representan los múltiples edificios romanos conservados en la ciudad de Tarragona y su entorno inmediato, testimonios excepcionales de una gran urbe antigua: murallas, foros, teatro, anfiteatro, circo, calles, termas, casas, acueductos, canteras, tumbas monumentales, arcos honoríficos y lujosas villas suburbanas que se prolongan en el tiempo en la gran necrópolis paleocristiana del Francolí y el majestuoso mausoleo de Centcelles en Constantí con su cúpula cubierta de mosaicos policromos figurados.

Unos restos monumentales a los cuales tenemos que añadir la mayor colección de lápidas escritas latinas conservadas de todo el Occidente romano (más de 1200) junto a estatuas, mosaicos, elementos arquitectónicos, joyas, metales, cerámicas, vidrios y todo tipo de materiales arqueológicos expuestos en los cinco museos de cariz histórico-arqueológico de que dispone la ciudad, encabezados por el Museo Nacional Arqueológico de Tarragona.

Pero en realidad la declaración de Patrimonio Mundial no podía valorar únicamente la singularidad de estos restos, sino precisamente la convivencia a la vez difícil y enriquecedora de una ciudad moderna con su patrimonio arqueológico.

 Jueves 1 de febrero: Manuel Bendala.

Micenas: ciudad capital de la Grecia de Homero.

Pausanias, erudito griego del siglo II d. C., escribió una Descripción de Grecia en la que, llegado a Micenas, entonces un conjunto de venerables ruinas, escribió: “Quedan trozos de muralla y la puerta, sobre la que hay unos leones. Todo esto se dice que es obra de los Cíclopes, que también construyeron para Preto la muralla de Tirinto”.

Los griegos históricos veían en las murallas de Micenas o Tirinto los restos de un pasado legendario, obra sobrehumana de gigantes, los cíclopes, de donde la denominación de aparejos “ciclópeos” para los de grandes piedras. Eran el testimonio material de una poderosa civilización borrada de la memoria histórica, pero conservada en la memoria poética de Homero. En el siglo XIX, H. Schliemann tuvo una fe ciega en la historicidad de los poemas de Homero, y decidió excavar, además de las ruinas de la ilustre Troya, la patria de Agamenón, Micenas. Desenterró, de la tierra y del olvido, los excepcionales vestigios de una ciudad y de las tumbas de sus dirigentes, que son testimonio de uno de los momentos más brillantes y trascendentes de la Historia de la Humanidad. La gran arquitectura de Micenas, de las murallas y de sus mausoleos monumentales, y los riquísimos ajuares de sus tumbas principescas ilustran el primer gran capítulo de la historia de la civilización griega.

Martes 6 de febrero: Antonio Alvar.

La cuádruple Siracusa.

Siracusa fue la ciudad más importante de Sicilia en la antigüedad; también fue una de las ciudades más importantes del Mediterráneo. Fundada por colonos de Corinto a mediados del s. VIII a. C., creció desde la isla de Ortigia, su primer emplazamiento, por la tierra firme cercana y fundó, a su vez, otras colonias.

Durante su periodo de máximo esplendor fue gobernada por varias dinastías de tiranos, con breves intervalos de gobiernos oligárquicos o democráticos. Son abundantes los episodios de gran interés histórico relacionados con Siracusa, como la expedición ateniense durante la Guerra del Peloponeso, la presencia en ella de Platón con la intención de instaurar allí su República, el largo conflicto con Cartago o su caída en el poder romano en el 212 a. C. Son numerosos los personajes relevantes relacionados con Siracusa, pero entre todos ellos destacan el sabio Arquímedes y el poeta Teócrito, iniciador de la poesía bucólica. Hoy es una gran ciudad que guarda en magníficos restos arqueológicos la memoria de su esplendor.

 Jueves 8 de febrero: Ana Mezquida.

La ciudad de Ibiza en época fenicio-púnica.

La singular ubicación geográfica de Ibiza la convirtió, en el curso de la historia, en un enclave estratégico en el mundo antiguo.

Según los datos aportados por las investigaciones arqueológicas, fue colonizada en el siglo VII a. C. por los fenicios. Durante la época púnica la isla fue un punto clave de las rutas comerciales entre el norte de África y las demás colonias fenicias del Mediterráneo. Entre sus yacimientos más destacados se encuentra, a escasos 500 metros de la urbe, la Necrópolis de Puig des Molins, cementerio de la ciudad durante la antigüedad y una de las más importantes necrópolis del Mediterráneo occidental, Patrimonio de la Humanidad con más de 3.000 tumbas talladas en la roca y enterramientos de época fenica hasta época romana.

Tras la Segunda Guerra Púnica, Ibiza pasó a ser ciudad federada de Roma para finalmente integrarse plenamente al Imperio en el siglo I d. C. como municipio latino con el nombre de Municipium Flavium Ebusum.

Martes 13 de febrero: Oliva Rodríguez.

Tusculum: la legendaria ciudad del Lacio donde se miraba Roma.

La ciudad de Tusculum fue fundada en la reparada región interior de origen volcánico de los Colli Albani, a aproximadamente 30 km de Roma. Su localización, para los momentos más antiguos, se relaciona con el control estratégico de vías pecuarias, tan importantes para las comunidades del Lacio del primer milenio antes de la Era. La relevancia que adquirió entre los notables romanos en las posteriores épocas republicana e imperial hizo que diferentes textos literarios dieran cuenta de sus orígenes míticos e históricos legendarios, como aquellos que la vinculaban a Telégono o los que recogían su protagonismo en la formación de la Liga latina contra Roma, episodio asociado a la caída definitiva de la monarquía. En adelante, influyentes familias originarias de Tusculum tuvieron un papel relevante en la política romana y, como Cicerón, otros muchos la eligieron como residencia.

Esta predilección por Tusculum y su entorno se mantuvo aún muchos siglos después, en forma de suntuosas villas de recreo desde época renacentista en adelante. Será precisamente la atracción que la antigua ciudad romana ejerza sobre nobles, eruditos, intelectuales y artistas la que marcará el nuevo descubrimiento de Tusculum.

De aquellos primeros pasos, que discurrían a la par con el despertar de la disciplina arqueológica, se conservan abundantes relatos, dibujos, registros de piezas… aunque otros muchos se han perdido. Frente a ello, la investigación moderna de Tusculum tendrá lugar mucho después, en los años noventa del siglo XX, cuando la Escuela Española de Historia y Arqueología en Roma, centro dependiente del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), decida comenzar un vasto y comprometido proyecto de excavaciones y estudio en el yacimiento. Las diferentes campañas arqueológicas realizadas entonces permitieron sacar a la luz valiosos datos desde los orígenes arcaicos de la ciudad hasta su definitiva destrucción a fines del siglo XII, a manos del ejército romano.

Jueves 15 de febrero: José María Luzón.

Un paseo por Éfeso, la ciudad de Artemis.

 Fundada en Asia Menor en torno al 1044 a. C. por Androclos, hijo del último rey de Atenas, Éfeso fue cuna de ilustres helenos como el filósofo Heráclito o el pintor Farrasio. Su acrópolis conserva algunos vestigios del templo de Artemisa, una de las Siete maravillas del mundo antiguo según el afamado texto de Antípatro de Sidón. La llegada de Alejandro Magno, en el siglo iv a. C., supuso el desarrollo urbanístico de la ciudad, si bien su apogeo discurrió bajo la dominación romana, durante el siglo ii d. C., con los emperadores Adriano y Antonino, siendo la capital de la provincia romana de Asia. Los descubrimientos arqueológicos han puesto en evidencia importantes monumentos de la época romana, como la biblioteca de Celso, el templo de Adriano y el gran teatro.

DATOS BIOGRÁFICOS:

El audio de todas las conferencias está disponible en

https://www.march.es/es/madrid/conferencias?p1=2&p5=100337

La página web de la Fundación Juan March

 recoge un vídeo de algunas de ellas en

http://www.march.es/videos/

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