La puerta del Infierno está considerada la obra central de la carrera del escultor francés, que ofrece una visión atormentada y sensual del infierno. Hasta el 21 de enero.
Fundación MAPFRE presentó el pasado 10 de octubre, en su sede de Barcelona, la exposición El Infierno según Rodin, una muestra que analiza la creación de uno de los grandes iconos de la historia del arte, La puerta del Infierno, de Auguste Rodin (1840-1917), que podrá visitarse en la Casa Garriga Nogués, hasta el 21 de enero de 2018.
La exposición, organizada en colaboración con el Museo Rodin de París con motivo del centenario de la muerte del artista, recorre la historia de esta espectacular obra, que el artista nunca dio por terminada y que tan solo fue expuesta una vez.
El centenar de esculturas que componen la muestra permite contemplar la evolución del trabajo del artista francés a lo largo de la práctica totalidad de su carrera, mientras que las maquetas, dibujos y fotografías reunidos permiten admirar el proceso creativo de uno de los artistas más emblemáticos del Fin de Siglo.
Rodin tomó como punto de inspiración el Infierno, la primera parte de la Divina Comedia de Dante, pero de una forma muy personal, sin pretender ilustrar de forma literal el texto. Según fue avanzando en su trabajo, se vio cada vez más influido por la ambigüedad y la sensualidad de Las flores del mal de Charles Baudelaire, cuya primera edición ilustró entre 1887 y 1888. Fascinado por el cuerpo, Rodin diseñó, modeló y retrabajó sin cesar sus creaciones con el fin de captar y expresar todos los impulsos del alma.
La puerta del Infierno fue para este artista un auténtico laboratorio de creación, en el que plasmó sus principales investigaciones estilísticas, convirtiéndola así en una obra clave para el inicio de la modernidad en escultura y poniendo en valor conceptos como lo inacabado, la multiplicación o la fragmentación.
Los numerosos grupos y figuras de condenados que Rodin creó para La puerta del Infierno constituyen un auténtico repertorio de formas que el escultor reutilizó hasta el final de su carrera, con una inventiva siempre renovada y una extraordinaria capacidad expresiva.
Muchas de sus obras más conocidas surgen de este proyecto, entre las que se encuentran El Pensador, El Beso, Ugolino y sus hijos o Las Sombras.
En la presentación de la exposición han participado la directora del Museo Rodin de París, Catherine Chevillot, y el director de Cultura de Fundación MAPFRE, Pablo Jiménez Burillo, quien ha destacado que “esta exposición es una ocasión única para conocer el origen y el desarrollo de la gran obra maestra de Auguste Rodin”
AUGUSTE RODIN.
París, 1840 – Meudon, Francia, 1917. Inicia su formación artística en la Petite École del Barrio Latino de París, donde bajo la dirección de su profesor, Horace Lecoq de Boisabaudran, se ejercita en el aprendizaje de las artes decorativas en sesiones de dibujo en las salas de Antgüedades del Museo del Louvre. Cuando posteriormente suspende el examen acceso a la École de Beaux Arts durante tres años consecutivos decide abandonar la formación académica para explorar libremente la práctica de la escultura. De 1860 dada la primera pieza conservada, un busto de su padre, Jean-Baptiste Rodin. En 1864 conoce a Rose Beuret, madre de su único hijo.
En estas fechas trabaja en el taller de su maestro y amigo Albert-Ernest Carrier-Belleuse. Al año siguiente, El hombre de la nariz rota es rechazado en el Salón de París, si bien recibe críticas muy elogiosas. En 1873, tras ser eximido de acudir al frente durante la guerra francoprusiana por su miopía, participa por primera vez en una exposición internacional en Londres. Viaja a Italia, donde conoce la escultura de Miguel Ángel y Donatello. Tras la polémica presentación de La edad de Bronce (1877) en el Cercle Artistique et Littéraire de Bruselas -fue acusado de haberla realizado a partir de un vaciado del natural-, el Estado francés compra la pieza en 1880, momento en el que comienza el ascenso del artista.
En 1880 recibe el encargo de La puerta del inferno, analizado en detalle en las páginas siguientes. En esa época (1883) conoce a Camille Claudel, quien se convierte en su discípula y con la que inicia una relación que durará más de diez años. En 1885 recibe el encargo de realizar un monumento conmemorativo al sitio de Calais, que será el famoso Monumento a los burgueses de Calais. Rodin también realizó numerosos retratos, en los que trató de reflejar los estados de ánimo de los retratados; entre ellos, sobresalen los de cuerpo entero de Honoré de Balzac y Victor Hugo, así como del pintor Jules Bastien-Lepage. Esculpió bustos de los artistas franceses Carrier-Belleuse o Puvis de Chavannes.
El artista legó su obra y sus colecciones al Estado francés. En 1919, dos años después de su muerte, el Museé Rodin de París abrió sus puertas al público.
INTRODUCCIÓN.
La exposición El Inferno según Rodin invita al público a revivir la creación de un icono de la Historia del Arte: La puerta del Inferno, que tuvo una importante influencia en la evolución de la escultura y de las artes en el siglo XX. A través de más de 150 obras —entre ellas 30 dibujos que pocas veces se han presentado al público y numerosas esculturas restauradas para la exposición— el visitante podrá sumergirse en la historia fascinante de esta obra maestra en la que Rodin recreó una visión espectacular del Inferno, llena de exaltación y de tormentos.
La puerta del Inferno es la obra central que atraviesa toda la carrera de Rodin. En 1880, siendo todavía un artista poco conocido, el escultor recibe del Estado francés el encargo de diseñar una puerta monumental destinada a un futuro museo de artes decorativas. Durante cerca de diez años se entrega a la tarea con pasión, inspirándose primero en la Divina comedia de Dante Alighieri y después, cada vez más, en Las fores del mal de Charles Baudelaire. Trabajando tanto la dimensión arquitectónica de la Puerta (bajorrelieves, pilastras, elementos decorativos) como los personajes que se encuentran en su superfIcie, Rodin crea formas inéditas para expresar las pasiones humanas.
Los numerosos grupos de figuras de condenados que Rodin dibuja, modela y junta constituyen un verdadero repertorio de formas, que el artista reutilizará hasta el final de su carrera, con una inventiva siempre renovada. Muchas de sus obras más conocidas proceden de este ímpetu que propulsa a Rodin al primer plano de la escena artística, empezando por El pensador, El beso, Ugolino, Danaide y Las tres sombras. La lectura de La puerta del Inferno arroja luz sobre toda la obra de Rodin. En ella se condensan sus indagaciones estilísticas, y es el punto de partida de muchas variantes, realizadas con sus técnicas preferidas: fragmentación, reunión, ampliación, reducción, repetición…
Rodin, fascinado por el cuerpo (dolorido, violento o erótico), dibuja, modela y retoca sin cesar sus creaciones anteriores para captar y expresar todos los arrebatos del alma. La presentación excepcional de muchos dibujos, a menudo con anotaciones de Rodin, mostrará esta indagación de la composición y el movimiento.
EXPOSICIÓN.
La puerta del Inferno ocupa un lugar preponderante en la obra de Rodin. Lo que al principio no era más que un encargo discreto y relativamente modesto no tardó en convertirse en el proyecto más grande de su carrera. La Puerta fue un crisol donde el artista mezcló cientos de figuras y grupos, creados en pocos años, pero también una reserva de donde extrajo, hasta su muerte, la materia prima de gran parte de su creación.
La exposición presenta cerca de 150 obras: unas 100 esculturas, 30 dibujos y varias fotografías antiguas. La mayoría de las obras proceden de las nutridas colecciones del Musée Rodin (París), fruto de las donaciones que hizo el artista al Estado hace exactamente un siglo, y de dos préstamos de colecciones particulares.
INTRODUCCIÓN 1880 – EL ENCARGO DE LA PUERTA DEL INFIERNO.
Cuando Rodin recibe el encargo de una puerta decorativa en 1880, todavía es un artista poco conocido que ha pasado la mayor parte de la década de 1870 en Bélgica y ha tenido que batallar para exponer su primera gran figura, La edad de bronce, en el Salón de 1877. Edmond Turquet, subsecretario de Estado de Bellas Artes, quien le había apoyado para el encargo de un ejemplar en bronce de La edad de bronce, le encomienda en esta ocasión un «modelo de una puerta decorativa» adornada con «bajorrelieves que representen la Divina comedia de Dante», según los términos del decreto firmado por el ministro Jules Ferry el 16 de agosto de 1880. Esta puerta estaba destinada a la fachada de un museo de artes decorativas que el Estado quería crear en París, siguiendo el ejemplo del South Kensington Museum de Londres (actual Victoria and Albert Museum).
LA INSPIRACIÓN DANTESCA.
En un principio Rodin se inspira esencialmente en el texto de Dante. Al igual que muchos artistas antes que él, está fascinado por el Inferno, la primera parte de la Divina comedia, en la que Dante describe su recorrido por los nueve círculos que forman las regiones infernales. Guiado por el poeta latino Virgilio, quiere encontrarse en el Paraíso con su amada Beatriz. Rodin se da a la tarea con frenesí, tratando de plasmar sus ideas con el dibujo y el modelado. Medita la composición global de su obra y al principio imagina una puerta formada por cuarterones yuxtapuestos con paneles esculpidos en bajorrelieve, como muestran las dos primeras maquetas modeladas y varios grandes dibujos de conjunto. Ugolino y sus hijos, 1881-1882
Por entonces se inspira en modelos más antiguos, sobre todo en la Puerta del Paraíso de Lorenzo Ghiberti y en las puertas realizadas por Henry de Triquetti para la iglesia parisina de la Madeleine. Muchos folios representan escenas de asambleas de hombres que en realidad son sombras, almas de condenados, visiblemente concebidas para ocupar los espacios delimitados por la estricta estructura ortogonal de las dos hojas de la puerta de cuarterones.
En una segunda fase Rodin concibe unas hojas menos compartimentadas, con las figuras mezcladas en un espacio más unificado. Es lo que muestra la tercera maqueta de la Puerta, que también revela un estudio del desarrollo en profundidad de la composición. Tres elementos dominan entonces la Puerta: El pensador, El beso y Ugolino. El pensador (ubicado desde el inicio en el dintel central) probablemente deriva de la figura de Minos, pero su significado evolucionó y acabó siendo considerado una imagen del propio Dante meditando sobre su obra en el mismísimo Inferno. El beso (que originalmente iba a encontrarse en la parte inferior de la hoja izquierda) está directamente inspirado en la historia de Paolo Malatesta y Francesca da Rímini, tal como ella se la cuenta a Dante en uno de los pasajes más célebres de la Divina comedia. El grupo de El beso saldrá de la composición de la Puerta y acabará siendo una de las obras más conocidas del artista. El grupo de Ugolino (situado en la parte inferior de la hoja derecha), pensado para ser el pendant de El beso, ilustra otro relato trágico que hace el que fuera tirano de Pisa, condenado por haber traicionado a su ciudad. Esta tríada no sobrevivió a la retirada de El beso de la Puerta.
Muchos dibujos y varias esculturas representan escenas que pueden relacionarse directamente con ciertos pasajes del Inferno, pero el artista nunca ilustra literalmente el texto de Dante. La relación es más sutil, a veces tenue, y a menudo son sus anotaciones en las obras las que nos permiten establecer la conexión. Los temas principales son los pecados y sus distintos castigos, y en general los sufrimientos que se causan a sí mismos los seres humanos debido a sus defectos, pero también a sus sentimientos.
LAS PASIONES HUMANAS: DE DANTE A BAUDELAIRE, Y VICEVERSA.
La sección muestra cómo a mediados de la década de 1880 Rodin encuentra una nueva fuente de inspiración en Las flores del mal de Baudelaire: la sensualidad, los temas del amor fatal y de la tentación se mezclan con el sustrato dantesco. Durante la primera mitad de la década de 1880 la fama de Rodin no ha dejado de crecer gracias a sus participaciones en el Salón. Son cada vez más numerosos los críticos de arte que se interesan por él, le visitan en su estudio y hablan de la Puerta, que han visto y les ha impresionado. En febrero de 1885 el periodista, crítico de arte y
En 1884-1885 Rodin parecía suficientemente satisfecho del estado en el que se encontraba la obra, por lo que pide presupuesto a los fundidores y logra que le encarguen la fundición, pero esta no se lleva a cabo. Entonces Rodin comienza a tomarse otras libertades bajo la influencia cada vez más clara de Las flores del mal, que se entremezcla con la de Dante. Aparecen nuevos asuntos; otros cobran mayor importancia: los sentimientos dolorosos se matizan con expresiones más ambiguas y las nociones de sensualidad y seducción irrumpen en pleno Inferno. Esta inflexión proyecta La puerta del Inferno hacia lo universal, mucho más allá de los círculos dantescos. Este nuevo carácter hace que la crítica simbolista se
Las flores del mal, adornado apasione por ella y la vea como la obra emblemática de con dibujos por Rodin, 1887-1888 la atmósfera «fin de siglo». En 1888 el coleccionista Paul Gallimard le pide a Rodin que ilustre su ejemplar de la edición original de Las flores del mal con dibujos hechos directamente en el libro. El artista retoma entonces varios motivos creados para La puerta del Inferno y los aplica a los poemas del libro, con un sistema peculiar, muy personal, de relacionar el texto y las imágenes (a menudo el dibujo, más que ilustrar todo el poema, se refere a un fragmento, que puede ser un único verso). Algunos dibujos son específicos y no se encuentran en ninguna otra parte, pero la mayoría toman como modelo una figura dibujada o esculpida para La Puerta del Inferno, o derivada de ella.
MARCO ARQUITECTÓNICO Y PERSPECTIVA DECORATIVA.
Esta sección trata de la relación entre el marco arquitectónico que articula la Puerta y los grupos y figuras creados para ella. La integración de estos grupos y figuras requirió modificaciones más o menos importantes del marco. Rodin los integró en la composición mediante molduras, dotándolas de perfles variados.
La Puerta se articula en grandes líneas verticales y horizontales, a veces muy sobresalientes, que Rodin anima recurriendo a molduras variadas. Fascinado durante toda su vida por los monumentos del pasado, aprovecha sus viajes por varias regiones francesas para hacer apuntes de un sinfín de perfiles de molduras, tratando de encontrar las que mejor se ajusten a su gran obra. También dibuja muchas fachadas, atento a los juegos de luces y sombras en los relieves. Las figuras y los grupos creados para la Puerta pasan por una fase de adaptación para poder colocarlas en el conjunto. El escultor tiene que modifcar sus bases, cortar algunas partes o cambiar la posición de algunos miembros, para conectar sus creaciones con el fondo o el marco de la puerta.
Para ello también renueva el tratamiento de ciertos elementos del vocabulario decorativo tradicional, como las hojas de acanto y los follajes. Elemento de La puerta del Inferno con Las Metamorfosis de Ovidio,
FORMAS VIVAS, FUERA DE LA PUERTA DEL INFIERNO
Una sección importante de la exposición muestra el modo en que el escultor independiza ciertas formas de la Puerta y del ambiente infernal y las dota de vida propia con distintos procedimientos. Durante el periodo de intensa actividad creativa iniciado en 1880, Rodin creó un amplio repertorio de varios cientos de formas. El escultor no las incluyó todas en La puerta del Inferno, o no lo hizo inmediatamente, pero desde entonces y hasta el fin de su actividad reutilizó figuras, grupos y fragmentos para sus creaciones posteriores. Los primeros ejemplos fueron simplemente aislados y realzados colocándolos sobre una base (pedestal, roca, zócalo…) para poder exponerlos, en yeso o traducidos en otro material como el bronce o el mármol. A otros se les ensambló algún elemento (cabeza, brazo, pierna, figura entera, etc.) para crear una obra nueva; y otros, desde finales de la década de 1890, se aumentaron o redujeron, enteros o fragmentados, modificando así profundamente su presencia ante el espectador, hasta el punto de que en estos casos se deben considerar como versiones completamente nuevas de obras antiguas.
LA PUERTA REVELADA, EXPUESTA, DIFUNDIDA
La exposición aborda, por último, el modo en que la Puerta se presentó al público. Por un lado, se trata de recordar el estupor suscitado por el estado incompleto de la obra que presentó Rodin a los visitantes de su gran exposición individual de 1900, y por otro de explicar el carácter múltiple de esta escultura, de la que existen varios ejemplares en yeso y en bronce.
En 1898 Rodin se decide por fin a montar su obra maestra, con la intención de exponerla en una gran retrospectiva de su obra que preparaba coincidiendo con la Exposición Universal de 1900.
Para ello tiene que realizar un ejemplar completo, en el que sus vaciadores trabajan durante todo un año, de junio de 1899 a junio de 1900. Pero lo que expone al final es una extraña Puerta del Inferno despojada de las figuras y los grupos que deberían poblar su superficie. Desconocemos los motivos concretos que le llevaron a montar su Puerta en semejante estado. El yeso expuesto en 1900 se guardó después en el estudio del Depósito de Mármoles, y más tarde se llevó a Meudon. En los primeros años del siglo XX Rodin todavía hizo algunas pequeñas modificaciones, pero sin cambiar la estructura ni los principales elementos.
En sus últimos años de vida, Rodin, y con su aprobación Léonce Bénédite, primer conservador del musée Rodin de París, mandó hacer un nuevo ejemplar completo de la Puerta a partir de los moldes fabricados en 1899 para preparar la exposición de 1900. Este yeso, expuesto en el musée Rodin hasta mediados de la década de 1960, está hoy en depósito en el Musée d’Orsay. Se puede considerar que corresponde al estado de la Puerta alcanzado por Rodin hacia 1890, con la intención inicial de mostrarlo así en 1900, y sirvió de referencia para los ejemplares fundidos en bronce después de la muerte del artista.
DESCARGAR DOSSIER: DOSSIER DE PRENSA RODIN CAST
Fechas: Del 11 de octubre de 2017 al 21 de enero de 2018
Lugar: Casa Garriga Nogués (C/ de la Diputació, 250)
Esta exposición ha sido organizada por Fundación MAPFRE y el Musée Rodin, París.
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