Antropología

Midas y Gordio, curiosidades frigias

El juicio del rey Midas

Midas y el oro.

Los reyes frigios se llamaron alternativamente Gordio y Midas, pero con el nombre de Midas (Mivda”) se conoce a un rey legendario célebre por su avaricia y falta de gusto musical. De Sileno, agradecido por el buen trato recibido un día que se perdió, estando borracho, en la rosaleda de Bermós, recibió el poder solicitado de convertir en oro todo cuanto sus manos tocasen. A punto de morir de hambre y de sed, rodeado de manjares, consiguió que Dioniso le liberara de tan nefasta facultad, bañándose en el río Pactolo que, desde entonces, arrastró

Gorros frigios

Gorros frigios

pepitas de oro. Como juez, entre Apolo que tañía la lira y Pan (Marsias) que tocaba la flauta, no fue más afortunado. Su fallo se inclinó a favor de Pan y Apolo le castigó con dos enormes orejas de burro que se vio obligado a disimular con un alto tocado, el llamado “gorro frigio”. El único que sabía que el rey tenía orejas de burro era su barbero, amenazado con la pena de muerte si revelaba tan vergonzante desgracia. Agobiado por la presión del silencio y el miedo, hizo un agujero en la tierra, cerca de la ribera del río y se desahogó murmurando en su interior repetidas veces: ¡Midas tiene orejas de burro!.

Luego tapó el agujero, pero los cañaverales hicieron pública su confesión, lo que demuestra que todo secreto pesa en el corazón del hombre, y que deja de serlo en cuanto sale de uno mismo. Este tipo de tocado en la iconografía del mundo antiguo, caracterizaba a los personajes de origen oriental.

El nudo gordiano.

Cuando estamos ante la dificultad de desentrañar un misterio o resolver un problema, hablamos de nudo gordiano.

Govrdion, en honor de su mítico rey Gordio (Govrdio”), quién de simple labriego llegó a ser rey. Su celebridad se debe, principalmente, al famoso nudo que ataba al yugo la lanza de su carro y que estaba hecho con tal artificio que no se podían descubrir los dos cabos. Alejandro Magno lo cortó, en vista de la imposibilidad de deshacerlo, cumpliéndose, así, el oráculo que prometía el imperio de Asia a quién lo desatara.

Extracto del artículo Frigia y los frigios (c) de Pilar González Serrano.

Instituto Hermes: Los Frigios: una misteriosa civilización en Anatolia

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