Prácticas funerarias y creencias escatológicas del Egipto Antiguo
RESUMEN
La imagen tradicional de los egipcios antiguos hace de éstos un pueblo asediado por la idea de la muerte, capaz de construir monumentos descomunales a sus difuntos, de reservar los lujos más exquisitos a su morada para la Otra Vida y, fascinación suprema, de crear técnicas para evitar la descomposición del cadáver y, a través de la momia, atravesar el tiempo. El paisaje se ha apuntado a veces como responsable de este pesimismo innato, así como la rígida jerarquía de las sociedades redistributivas antiguas. En el tema se analizan los factores historiográficos, modernos, y sociales, antiguos, que han creado esta imagen de los egipcios. Se analiza la concepción mítica del Más Allá, con sus aspectos positivos, como la navegación por el cielo con el Sol o las estrellas, así como los negativos, las regiones para aniquilación del individuo que algunos autores han creído reconocer como el origen de nuestra concepción del infierno. Por último se devuelve la voz a los egipcios para que a través de sus obras literarias dejen constancia de su propia concepción de la muerte y la vida.
La imagen de los egipcios como un pueblo obsesivamente preocupado por la muerte es un producto más de los historiadores occidentales. Desde Herodoto no hemos dejado de sentirnos fascinados por esa forma particular de recreación de la vida que son las momias y, a partir de ellas, de la concepción del Más Allá en que éstas encontraban su lugar. La investigación arqueológica de los últimos ciento cincuenta años no ha hecho más que profundizar en esta circunstancia, aunque la concentración casi obsesiva en los grandes monumentos y en las necrópolis de los grupos sociales privilegiados se debiera, a priori, a una circunstancia diferente: su capacidad para proporcionar inscripciones y un rico ajuar funerario. Con ellos, los investigadores podían reconstruir acontecimientos históricos y la tipología de la cultura material, bien fechada mediante los epígrafes de las propias tumbas. Además, eran un jugoso botín arqueológico al que tenía derecho el patrocinador de la excavación, que podía quedarse, por la legislación egipcia, con la mitad de lo hallado, razón por la que la casi totalidad de las piezas egipcias que se exponen en los museos procede de templos y necrópolis. Pero esto ha tenido como consecuencia la tergiversación de la imagen de esta civilización, que se entiende casi exclusivamente desde las perspectivas religiosa y funeraria.
ISBN: 978-84-9822-133-6
Autor: Miguel Ángel Molinero Polo
Extensión: 25 Págs.
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