Exposiciones

Rafael Moneo en el Museo Thyssen

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Tras su paso por diversas sedes internacionales, llega al Museo Thyssen-Bornemisza, del 4 de abril al 11 de junio de 2017, Rafael Moneo. Una reflexión teórica desde la profesión. Materiales de archivo (1961-2016), la primera gran retrospectiva dedicada al arquitecto español. Comisariada por Francisco González de Canales, profesor de la Universidad de Sevilla y de la Architectural Association de Londres, y coproducida por la Fundación Barrié, el Estudio Rafael Moneo y el Museo Thyssen, la exposición reúne una selección de 121 dibujos, 19 maquetas y 152 fotografías de un total de 52 proyectos emblemáticos del arquitecto. Además, coincidiendo con el 25 aniversario del Museo, la exposición cuenta con una pequeña muestra, comisariada por el arquitecto José Manuel Barbeito, que recoge la historia del Palacio Villahermosa desde mediados del siglo XVIII hasta su transformación, en 1992, para convertirse en el Museo Thyssen-Bornemisza.

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© Rafael Moneo / Cortesía Fundación Barrié

Rafael Moneo: Una reflexión teórica desde la profesión narra la historia profesional de quien buscó definir una aproximación al proyecto arquitectónico sobre una base disciplinar estable en medio de las condiciones cambiantes de su época, tomando la difícil posición de reivindicar la arquitectura como cultura y como forma específica de conocimiento. Esta narración no solo extiende ante nuestros ojos la obra de un arquitecto en particular, sino que también refleja una parte importante de la historia de la arquitectura reciente a través de su mirada. Desde las tendencias organicistas y estructuralistas (1950-1960), los discursos italianos sobre la ciudad (1960-1970), la ansiedad teórica de los arquitectos de la costa este americana (1970 -1980), o la creación del star system global en los años 1990, la exposición muestra en seis secciones biográficas cómo Moneo resiste, refleja y absorbe estos intereses diversos de su época para conformar una reflexión cultural propia.

La exposición reúne un conjunto de proyectos relevantes que recorren toda la carrera de Moneo y abordan cuestiones como qué puede ofrecer el trabajo del arquitecto a la sociedad de su época y qué tipo de conocimiento implica. La selección de materiales pone especial énfasis en la importancia del dibujo como herramienta para desarrollar su trabajo y como medio para definir su pensamiento. Acompañan a los dibujos, maquetas y fotografías que ayudan a ilustrar las obras seleccionadas.

LOS AÑOS FORMATIVOS: La Escuela de Madrid (hasta 1968).

Como joven arquitecto, Rafael Moneo comienza su carrera desarrollando el organicismo propio de la llamada Escuela de Madrid: una arquitectura funcionalista que busca nuevas formas expresivas. Esta tendencia puede apreciarse en su concurso para la Ópera de Madrid (1964), la Fábrica de Transformadores Diestre (1964-1967), la Casa Gómez Acebo (1966-1968) o las Escuelas en Tudela (1966-1971). Entre estas propuestas, destaca la Plaza del Obradoiro (1962), donde la delicada articulación de las piezas en relación con el entorno muestra la temprana sensibilidad de Moneo por el contexto urbano.

UNA EXPRESIÓN PROPIA: Primera madurez (hasta 1976).

En su proyecto para la Cátedra de Elementos de Composición de la Escuela de Arquitectura de Barcelona (1970), Moneo sitúa la Historia como el centro de su aproximación a la arquitectura, considerándola un cuerpo de conocimientos que proveen a los arquitectos de un conjunto de soluciones ya ensayadas por otros. Este nuevo modo de trabajar supondrá también el cuestionamiento de la coherencia formal de la Escuela de Madrid y la reconsideración de la composición como herramienta capaz de articular una arquitectura hecha de diferentes partes. En Bankinter (1972-1976) o el Ayuntamiento de Logroño (1973-1981) la libertad compositiva de cada una de las partes del edificio posibilita la incorporación de fragmentos de arquitecturas ya ensayadas, junto a los requerimientos del proyecto y las particularidades del contexto, todo ello sin perder la integridad del conjunto como una entidad en el tejido de la ciudad.

LA ESCENA INTERNACIONAL: Entre Madrid y Nueva York (hasta 1984).

En 1976, Moneo acepta una invitación para impartir clase primero en la Cooper Union y, un año después, en Princeton. A finales de 1970, los debates arquitectónicos en la costa este americana estaban marcados por el énfasis en la teoría y la especulación gráfica, llegando a minusvalorarse la obra construida. Aunque Moneo siempre rechazó la independencia de la teoría frente a la construcción, estos primeros contactos y su apertura a una discusión más amplia le permitieron inhibirse de algunos de los prejuicios de la comunidad más cerrada de la que procedía. De esta época es su ampliación del Banco de España en Madrid (1978-1980), donde apuesta por continuar con el lenguaje academicista del edificio existente, o el Museo Nacional de Arte Romano de Mérida (1980-1986), donde la arquitectura de Moneo alcanza sus cotas más altas de complejidad formal.

LA EXPERIENCIA AMERICANA: Harvard (hasta 1990).

En 1985, Moneo es nombrado director del Departamento de Arquitectura de Harvard y se traslada a vivir a Cambridge, Massachusetts, durante cinco años. Esta experiencia no solo supuso volver a tomar conciencia de la necesaria relación entre el pensamiento arquitectónico y la construcción, herencia de su formación en la Escuela de Madrid, sino también un nuevo modo de ver la ciudad y su escala. Desde mediados de 1980, sus edificios se liberan del dictado de la morfología urbana y optan por escalas más contundentes, como Atocha (1984-1992) o L´Illa Diagonal en Barcelona (1987-1994), se convierten en accidentes geográficos (Kursaal de San Sebastián, 1990-1999) o, incluso, en negaciones de su contexto urbano próximo, como la Fundación Joan y Pilar Miró en Palma de Mallorca (1987-1992) o l’Auditori de Barcelona (1987-1999).

UNA PRÁCTICA PROFESIONAL GLOBAL: Regreso a Madrid y reconocimiento internacional (hasta 1999).

Obligado por sus proyectos en España, en 1990 Moneo da por concluido su periodo en Harvard. Empiezan entonces los años de reconocimiento internacional y la concesión de numerosas distinciones, incluyendo el premio Pritzker en
1996. No obstante, cuanto más se integra en esta escena global más deriva su discurso hacia la importancia del lugar. Para Moneo, el sitio no dicta una respuesta directa sobre la arquitectura, sino que debe ser interpretado, recíprocamente construido y a veces incluso confrontado. Proyectos como el Museo de Arte Moderno y Arquitectura de Estocolmo (1991- 1998), el Museo de Bellas Artes Audrey Jones Beck (1992-2000), la Catedral de Nuestra Señora de Los Ángeles (1996-2002) o la Ampliación del Museo del Prado (1998-2007), están profundamente imbuidos por este espíritu que emerge de las condiciones del lugar.

LA OFICINA EN EL CAMBIO DE SIGLO: El presente de una práctica profesional reflexiva (hasta hoy)

El siglo XXI comienza con nuevos reconocimientos a la carrera de Rafael Moneo, como la concesión de la Medalla de Oro de la RIBA (2003) o el Premio Príncipe de Asturias de las Artes (2012). En este periodo construye edificios, como el LISE para la Universidad de Harvard (2000-2007) o el edificio de los Laboratorios de la Universidad de Columbia (2005-2010), donde trata de mostrar cómo las contradicciones de un encargo y la realidad de su construcción no son un lastre para el proyecto sino, posiblemente, las principales oportunidades para el desarrollo de su arquitectura.

DE PALACIO VILLAHERMOSA A MUSEO THYSSEN-BORNEMISZA. HISTORIA DE UN EDIFICIO

Esta pequeña muestra, situada en el balcón mirador de la primera planta, recorre la historia del Palacio de Villahermosa a través de grabados, dibujos, planos y fotografías desde mediados del siglo XVIII hasta su transformación, en 1992, para convertirse en el Museo Thyssen-Bornemisza.

Los orígenes del palacio se remontan a mediados del siglo XVIII, cuando don Diego de Silva, conde de Galve, adquiere el caserón situado en la esquina de la Carrera de San Jerónimo con el Paseo del Prado. En 1746, la duquesa de Atri compra las tierras y edificios colindantes y encarga a los arquitectos italianos al servicio de la corte, encabezados por Vigilio Rabaglio, la construcción de un palacio rococó de dos alturas. Tras la adquisición del inmueble a finales del siglo XVIII por los duques de Villahermosa, don Juan Pablo Azlor-Aragón y doña María Manuela Pignatelli, el palacio sufre varias ampliaciones y transformaciones que lo dotan de una tercera altura y del sobrio aspecto neoclásico que conocemos hoy.

El Palacio Villahermosa continúa siendo propiedad de los duques de Villahermosa durante el siglo XIX y buena parte del XX. Sin embargo, ya el hijo de María Manuela, Jose Antonio, XIII duque de Villahermosa, se ve obligado a alquilar sus salones. Así ocurre, por ejemplo, en octubre de 1844, cuando Franz Liszt interpreta dos conciertos en el entonces Liceo Literario y Artístico de Madrid, alojado en su interior.

Repartido finalmente entre los diversos herederos, desde 1956 el Palacio Villahermosa alberga en su planta baja una sucursal del Banco Transatlántico. En 1972, el inmueble es adquirido por la Banca López-Quesada, quien encarga a Fernando Moreno Barberá la construcción en él de su sede central, demoliendo para ello todo su interior. Es entonces, como ilustra la última sección de la exposición, cuando Rafael Moneo lo transforma en museo para albergar la colección Thyssen-Bornemisza, respetando los orígenes palaciegos del edificio.

Biografía de Rafael Moneo.

José Rafael Moneo Vallés nació en Tudela (Navarra) en 1937. Estudió Arquitectura en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid, obteniendo su título en 1961. En su época de estudiante trabajó con Francisco Javier Sáenz de Oiza. Tras un año en el estudio de Jørn Utzon, en 1963 gana la beca de la Academia de España en Roma, permaneciendo en esta ciudad hasta 1965.

Moneo ha enseñado en las escuelas de arquitectura de Madrid y Barcelona y ha sido chairman de la Graduate School of Design de la Universidad de Harvard entre 1985 y 1990, donde actualmente ocupa la cátedra Josep Lluis Sert. Su actividad docente ha ido acompañada de su labor como conferenciante y crítico, y sus artículos han sido publicados en numerosas revistas internacionales. En 2004 publicó Ansiedad Teórica y Estrategia Proyectual en Ocho Arquitectos Contemporáneos y, en 2010, Apuntes sobre 21 Obras. Entre sus obras construidas destacan el Museo Nacional de Arte Romano (1985), L’Illa Diagonal en Barcelona (1993), La Fundación Pilar y Joan Miró en Palma de Mallorca (1993), el Museo de Arte y Arquitectura de Estocolmo (1998), el Kursaal Auditorio y Centro de Congresos Center en San Sebastián (1999), la Ampliación del Ayuntamiento de Murcia (1999), la Catedral de Nuestra Señora de los Ángeles (2002) o la Ampliación del Museo del Prado (2007). Moneo ha recibido numerosas distinciones, entre ellas el Pritzker Prize for Architecture en 1996, la Royal Gold Medal of the Royal Institute of British Architects en 2003 y el Premio Príncipe de Asturias de las Artes en 2012.

FICHA DE LA EXPOSICIÓN:

Título: RAFAEL MONEO. Una reflexión teórica desde la profesión. Materiales de archivo (1961-2016)

Organizadores: Fundación Barrié, Estudio Rafael Moneo y Museo Thyssen-Bornemisza

Sede y fechas: Madrid, Museo Thyssen-Bornemisza, del 4 de abril al 11 junio de 2017

Comisario: Francisco González de Canales, profesor de la Universidad de Sevilla y de la Architectural Association de Londres

Coordinación y diseño: María Fraile

Número de obras: 19 maquetas, 121 dibujos y 152 fotografías

Publicaciones: Catálogo con textos de Francisco González de Canales y Rafael Moneo. Publicación digital en la app Quiosco Thyssen

DE PALACIO VILLAHERMOSA A MUSEO THYSSEN-BORNEMISZA. HISTORIA DE UN EDIFICIO

Comisario: José Manuel Barbeito, profesor titular de la Escuela Superior de Arquitectura, Universidad Politécnica de Madrid

Número de obras: 1 maqueta, 1 aguafuerte, 37 dibujos y 8 fotografías

Publicaciones: Libro con textos de José Manuel Barbeito y Rafael Moneo

INFORMACIÓN PARA EL VISITANTE:

Museo Thyssen-Bornemisza. 

Presentación de la exposición de Rafael Moneo en el Museo Thyssen-Bornemisza en Madrid.

La exposición, que por primera vez se mostró en la Fundación Barrié en A Coruña en 2013, es una coproducción de la Fundación Barrié, el Estudio Rafael Moneo y el Museo Thyssen-Bornemisza.

El discurso pronunciado por el Presidente de la Fundación Barrié, José María Arias Mosquera durante el acto nos dan la medida del espíritu que mueve la organización de esta singular Exposición:

“La exposición que les presentamos es un jalón en la relación de la Fundación Barrié con la arquitectura, que comienza con la propia creación de nuestra institución en 1966. Ya en ese momento Pedro Barrié de la Maza, nuestro fundador, había decidido como una acción prioritaria dotar a Galicia de carreras técnicas, necesarias para que nuestra región pudiera progresar echando mano de su propio capital humano. De esta manera, con la construcción y donación de las escuelas de arquitectura técnica y arquitectura superior, se sentaron las bases de lo que andando el tiempo sería la Universidad de La Coruña.

A medio camino entre técnicas y humanidades, arte a la vez de lo duradero y de lo cotidiano, la arquitectura ocupa un espacio donde la ciencia se encuentra con la imaginación, lo personal con lo social.

Muchas son las satisfacciones que hemos recibido de esta relación, entre otras cosas porque ese espacio de la inmensa minoría, como decía Juan Ramón Jiménez, es a donde se debe dirigir una Fundación que pretenda mantener el valor y la singularidad de lo que ofrece, al tiempo que lo intenta difundir al máximo.

El público de las exposiciones de arquitectura es un público atento, activo, curioso, que se hace verdaderamente merecedor de todos los esfuerzos.

Poco a poco y no casualmente nuestras exposiciones han ido formando un sólido programa al que hoy añadimos un nuevo episodio: la apertura de la muestra Rafael Moneo. Una reflexión teórica desde la profesión. Materiales de archivo (1961-2016) en las salas de exposiciones de uno de los más destacados museos de una ciudad emblemática por sus museos: el Museo Thyssen-Bornemisza. La exposición, presentada en primicia en La Coruña, ha visitado Ciudad de México, Lisboa, Hong-Kong y ahora viene a Madrid enriquecida por nuevas aportaciones del arquitecto, cuya enorme generosidad y personalísima implicación quiero destacar y agradecer desde aquí.

Firme defensor de una arquitectura innovadora y serena, que parta del reconocimiento del territorio y sea capaz de mantener una actitud de respeto a lo ya existente, Rafael Moneo observa el mundo con ojos curiosos y reconoce el pasado como algo no muy alejado del presente.

Moneo otorga al dibujo la doble condición de herramienta de representación gráfica y de reflexión para realizar su trabajo y definir su pensamiento. Entiende la ciudad como el marco ideal de la labor del arquitecto y el escenario idóneo en el que el edificio ha de buscar la armonía entre su uso, sus destinatarios y su emplazamiento.

Novedosas son también las aportaciones del Museo Thyssen-Bornemisza que ha añadido a la exposición toda una sección dedicada a la rehabilitación del palacio de Villahermosa; con ello

hemos conseguido integrar en el discurso expositivo una pieza de dimensiones notables: el propio edificio donde la exposición se encuentra.

Quisiera cerrar mi intervención agradeciendo su presencia a Guillermo Solana, director artístico del Museo Thyssen; a Francisco González de Canales (comisario), a todos ustedes y, por supuesto, a Rafael Moneo: sin su magisterio y dedicación hubiera sido imposible poner en pie esta magno proyecto internacional que en breves momentos recorreremos junto a él.”

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