Antropología

Pieza del Mes en el Museo de Olivenza: abocardador.

Abocardador

Desde la antigüedad, el ser humano se ocupó de buscar soluciones para un mejoramiento de sus condiciones de vida. Todas las civilizaciones entendían la importancia que tenía el agua para poder asegurar la supervivencia de la especie. La vida cotidiana giraba en torno a ella.

Desde tiempos remotos y con unos medios técnicos claramente limitados el hombre ha sabido dar solución a los retos que le planteaba la gestión y administración del agua.

La fontanería, como sistematización del fluir del agua, surge como tal en la Grecia antigua, y adquiere una dimensión de expansión urbana y dirigida al bienestar general con la civilización romana. Es en la Roma antigua donde esta actividad tuvo un papel fundamental ante la necesidad de disponer de agua en abundancia para sus baños públicos. Los romanos incluyeron en la arquitectura las grandes obras de ingeniería civil. Construyeron acueductos de piedra para conducir este líquido hasta los palacios de los emperadores y a sus famosos baños, así como cloacas para desalojarla una vez usada.

Pero no fue hasta finales del s. XIX cuando surge la fontanería como se conoce hoy en día, adquiriendo gran auge con el uso de materiales como el hierro y el plomo, sustituidos por el cobre, de fácil manejo y bajo costo. A medida que crecían las poblaciones y se modernizaba el hombre, se convirtió en una exigencia, no solo de necesidad sino también de estética.

Los fontaneros empiezan a ser vitales en la construcción de hogares. Había que crear conducciones de agua, poner en marcha tratamientos de aguas residuales, diseñar retretes, etc. Requerían de unas herramientas básicas, como soplete, alicates, llaves, cortatubos, abocardador, entre otras. Esta última es la que mostramos este mes en el Museo.

También llamada tenaza de abocardar tiene como función ensanchar la entrada de los tubos de plomo para unirlos y soldarlos. Se compone de dos brazos de media caña y una cabeza cónica, que se introduce dentro del tubo. Al juntarse los brazos o mangos de la tenaza, se separa el cono en dos mitades haciendo que el tubo ensanche.

Con esta herramienta, donada por Manuel de la Granja Villoslada en 2003, queremos rendir homenaje al oficio de fontanero, aprovechando la festividad de su patrón, San Elías, el día 1 de diciembre.

PIEZA DEL MES DE OCTUBRE 2019. CARTERA DE CARTERO.

Las sociedades, a lo largo de la historia, han evolucionado a través del contacto entre sus miembros. En este proceso, el comercio y la comunicación han sido indispensables. Por ello, la transmisión de noticias es tan remota como su propia historia.

Cartera de cartero       El primer documento de un servicio de mensajería organizado lo encontramos en Egipto en el 2400 a. C, cuando los faraones utilizaban mensajeros para enviar decretos por todos los territorios del Estado.

El servicio de correo y transporte estatal del Imperio Romano también llamado cursus publicus recorría Hispania a través de una cuidada red de caminos portando mensajes para el ejército o administradores romanos. A los romanos se debe, pues, la organización del correo en España.

En 1756, durante el reinado de Fernando VI, uno de los asesores de la Corte, Pedro Rodríguez Campomanes, tuvo la idea de crear un cuerpo de carteros, personaje que más se ha identificado con el servicio postal. Según Antonio Castillo Gómez, en su libro Cinco siglos de carta: historia y prácticas epistolares en las épocas moderna y contemporánea, “hasta entonces, en las ciudades y pueblos grandes la gente tenía que acercarse a las estafetas para entregar y recoger su correspondencia. La recogida de las cartas podía hacerse, bien, personándose a la hora de la llegada de los correos, que leían en voz alta el nombre de los destinatarios, o bien, teniendo que leer las largas listas, que se exhibían en la puerta de la estafeta, con los nombres de los particulares que aún no habían recogido sus cartas.

Con el tiempo y de forma espontánea, algunos individuos en Madrid se encargaron de recoger la correspondencia, previo pago del porteo, y la acercaban al domicilio de su destinatario, cobrando un pequeño estipendio por ello; desde entonces, la gente los empezó a conocer como carteros. Existían los pícaros que abusaban con precios más altos o secuestraban las cartas de unos para entregárselas a otros. Para evitar estos desmanes se creó el oficio de Cartero Mayor y se dictó, el 8 de octubre de 1756, las Ordenanzas, que deben guardar el Administrador, Escribientes, Carteros, y Mozo del oficio de Cartas-sobrantes de Listas de Madrid. Se dividió la ciudad en doce cuarteles o barrios, nombrándose a un cartero por cada barrio con la obligación de residir en él. Debían saber leer y escribir y su cometido era la entrega de cartas a los vecinos del cuartel a cambio del porteo y de un cuarto de real de vellón como pago por el servicio, ya que no cobraban de la hacienda pública”.

La profesión de cartero siempre irá unida al trato directo con las personas, donde además de entregar cartas, cuando el tiempo y las circunstancias lo permiten, pueden cambiar impresiones sobre cualquier otro tema.

Como homenaje a ellos y aprovechando el Día Mundial de Correos, el 9 de octubre, el Museo ha querido exponer una cartera o saca de cuero donada por la oficina de correos de Olivenza. Es de gran tamaño y peso, con correa bandolera y dos cierres con hebilla. En el interior dos grandes compartimentos y en el frontal la palabra CORREOS, con la inicial H debajo, incisas.

PIEZA DEL MES DE SEPTIEMBRE 2019. GLOBO TERRÁQUEO O ESFERA TERRESTRE.

La idea de representar la Tierra y los astros en forma esférica nace en Grecia, de la mano de Pitágoras.

Fue Crates de Malo, cartógrafo, quien construye, con fines educativos, en la segunda mitad del siglo II a. Cristo, una esfera terrestre que dividía el planeta en cuatro regiones habitables. Posteriormente, Ptolomeo plantea el uso de coordenadas esféricas para determinar la posición espacial de un punto.

Globo terráqueoDurante la Edad Media, la cosmología y saber de las civilizaciones antiguas se ven estancadas por imposición del Teocentrismo cristiano. En este período, astrónomos y matemáticos árabes, persas, chinos e hindúes conservan y desarrollan las teorías de los antiguos griegos.

El comerciante, astrónomo y geógrafo alemán, Martín Behaim (1459-1507), dio vida a la primera esfera terráquea, que se conserva, entre 1491-1493, conocida como Erdapfel, en la que no aparece América.

Tradicionalmente los globos fueron fabricados pegando un mapa de papel impreso sobre una esfera. Es el caso del que nos ocupa, cuya bola es de plástico, soportada por dos piezas de madera ensambladas: peana y semicírculo. El tipo más común tiene tiras largas, a modo de gajos, que se estrechan en un punto de los polos. En él se observa la línea imaginaria resultante del Tratado de Tordesillas, firmado el 7 de junio de 1494, entre los reyes de Castilla y Portugal, por el que se establecía que todo lo existente a 370 leguas de la isla de Cabo Verde, hacia Oriente,  correspondería a Portugal, mientras que la zona Occidental sería para Castilla. De esta esfera destacamos, además, las representaciones de animales, plantas, peces, edificios…, típicos de cada lugar. Una gran cartela, escrita en latín, ocupa el espacio de Australia; en ella se lee: “Aquí la visión del orbe de la Tierra que poseemos para perdurar. Si el insigne Cristóbal Colón no hubiese llegado al Nuevo Mundo; si los insignes Cortés, Pizarro, Vespucio y Almagro, preclaros exploradores, no hubieran afrontado los peligros y, especialmente, si Sebastián Elcano, transmisor de trabajos a Magallanes, no alcanzara a llevar en su gentil escudo esta noble frase: El primero en darme la vuelta con el permiso de nuestro rey, señor del amplio imperio ecuménico”.

Esta pieza fue donada al Museo por la Congregación del Apostolado del Sagrado Corazón que estuvo en Olivenza.

https://museodeolivenza.com/

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