RESEÑA HISTÓRICA.
Para entender de dónde salió este galeón San José es pertinente hacer un repaso histórico. Para los siglos XVI y XVII el imperio español ya estaba consolidado en América Latina. En su búsqueda por seguir transportando mercancía y bienes explotados en las colonias (tales como la plata de Potosí, el oro en lingotes o en monedas acuñadas, piedras preciosas y joyas de los Incas entre otros,) dio la luz verde a la creación de la Flota de Tierra Firme.
La Flota de Tierra Firme fue uno de los principales sistemas navales de la Carrera de Indias. Era la más importante para la corona española ya que era la encargada de transportar estas mercancías del Virreinato del Perú y al mismo tiempo evitar los constantes ataques de los barcos por parte de los piratas y corsarios, principalmente franceses e ingleses. Este “ sistema de Flotas y Galeones” consistía en que se reunieran en un punto de las Américas todos los barcos que transportaban los bienes materiales y que salieran custodiados por un convoy de embarcaciones de guerra de la Armada Española.
El Galeón de San José y el de San Joaquín fueron los principales de esta flota, siendo el de San José la nave capitana.
Su misión era sencilla, dirigirse a Cartagena y posteriormente a Portobelo donde se realizaba una de las ferias de intercambio más importantes de aquel entonces, donde España intercambiaba bienes traídos de Europa y del propio país, a cambio de oro y plata del reino de Granada y del Virreinato del Perú para después regresar a la Habana y de ahí partir hacia Cádiz.
El 2 de febrero de 1708, estos dos barcos zarparon junto con una flota de otros dieciséis barcos que les escoltarían en caso de que los ingleses les atacaran.
Una vez llegados a la feria de Portobelo y con las arcas llenas, se dirigieron a Cartagena por órdenes del capitán del barco José Fernández de Santillán.
De esta manera el 28 de Mayo de 1708 embarcan hacía Cartagena para tomar provisiones y regresar a España.
Los ingleses que ya sabían de sus movimientos, les esperaban cerca de las islas del Rosario. Esta flota inglesa llamada Expedition estaba comandada por el Comodoro Charles Wager, un marino que contaba con la experiencia de cómo atracar con eficiencia los galeones españoles, que además contaban con menos capacidad armamentística.
La Batalla.
La batalla comenzó el 8 de julio de 1708 durante la Guerra de Sucesión Española por el ataque de una escuadra inglesa, cuando el Comodoro Wager dió la orden de atacar cerca de las islas del Rosario, en concreto de la isla de Barú. El gemelo del San José, el San Joaquín recibió un gran impacto que lo obligó a regresar a Cartagena, y los demás barcos, casi todos de origen mercantil, no tenían nada que hacer frente a la flota inglesa y su poderío militar.
De esta manera el San José se quedó solo en este ataque. La idea de los ingleses era reducirlo y poder saquear el botín que tenía en su interior, sin embargo parece que el galeón explotó cuando los ingleses estaban a punto de atracar y de esta manera la nave inglesa se vio afectada y se hundió a su vez. Ambos botes perdieron el tesoro y con ello la vida de casi todos sus tripulantes. El San José llevaba a bordo 600 tripulantes de los cuales solo 11 sobrevivieron.
DISPUTAS LEGALES
Estas batallas legales de disputa entre quien fue su descubridor o a quién le pertenece el galeón y su cargamento son uno de los problemas más importantes haciendo que se olvide lo que más importa: rescatar y proteger ese galeón.
Uno de estos dilemas es por ejemplo el que se haya intervenido a su documentación en la sombra, por medio de empresas cazatesoros o que durante muchos años se hayan parado las iniciativas científicas para su excavación debido a estos procesos legales.
A continuación explicaré de la manera más clara posible, este enredijo de alianzas público privadas del gobierno de Colombia con empresas de cazatesoros, de leyes de patrimonio colombiano impuestas por este descubrimiento o de la discrepancia entre España y Colombia por su titularidad que entre otras cosas que afectan directamente a este hallazgo arqueológico.
Por el año 1980 la Dirección General Marítima de Colombia autorizó a la compañía Glocca Morra (GMC) a buscar naufragios frente a las costas del país.
En 1982 GMC localizó lo que pensó que eran los restos del San José y el Gobierno de Colombia de Santos acordó entregar a la empresa un 35 por ciento del tesoro recuperado del sitio. Tres años más tarde GMC cedió sus derechos sobre el tesoro a Sea Search Armada (SSA), una empresa estadounidense de salvamento.
Sin embargo Colombia se negó a firmar un contrato por escrito con la SSA, además poco después el parlamento colombiano aprobó una ley que otorgaba a Colombia todos los derechos sobre el tesoro recuperado del pecio.
Así fue como la SSA interpuso una demanda contra Colombia en 1989, impugnando la constitucionalidad del cambio de ley. Después de décadas en el sistema judicial, la Corte Suprema de Colombia confirmó un fallo de primera instancia en 2007 según el cual Colombia y SSA tenían derecho a partes iguales del tesoro de San José: el 50 por ciento. Sin embargo, Colombia sostuvo que el sitio o coordenadas que SSA identificó como el lugar donde se ubicaba el San José no era exacto, no había nada, eliminando así cualquier participación que SSA tuviera en el galeón.
En octubre del 2011, una corte en Washington ratificó esta decisión y declaró al galeón San José como propiedad del Estado colombiano, rechazando la demanda de SSA donde reclamaba derechos sobre parte del tesoro.
El 5 de diciembre de 2015, el entonces presidente de Colombia, Juan Manuel Santos anunció que el Instituto Colombiano de Antropología e Historia en conjunto con la Armada de Colombia y científicos internacionales, hallaron la ubicación exacta donde reposa el Galeón San José y que “las expediciones arqueológicas comenzarían inmediatamente para desvelar todos los tesoros que guarda este en su interior”.
Juan Manuel Santos hizo un contrato con una empresa privada llamada Maritime Archaeology Consultants ( MAC) para comenzar a extraer el pecio, y cómo método de pago se acordó darle a esta empresa la mitad de los bienes patrimoniales que estuvieran repetidos como monedas, lingotes u otros.
Cabe recordar que el Galeón San José fue una embarcación de la corona española, un buque de estado, el cual transportaba riquezas desde las Américas hasta España durante la época del rey Felipe V y que portaba el pabellón español cuando se hundió.
Cuando España tuvo noticia de esta iniciativa, apeló a los decretos de la Convención de la UNESCO sobre el patrimonio cultural subacuático del 2001 para parar esa intervención y reclamar la titularidad del pecio español.
Sin embargo con el cambio de gobierno al de Iván Duque en agosto del 2028, la vicepresidenta Marta Lucía Ramírez, alegó que ese pago sería inviable ya que ese hallazgo fue declarado como BIC, por lo tanto no se iba a pagar el rescate del galeón con ninguna pieza de las que se encuentran sumergidas. Suprimiendo así esta alianza público privada con la empresa MAC.
Fue así como se inició otra disputa, ya que Colombia aseguraba que, al hundirse en su territorio marítimo a menos de 12 millas, el galeón y lo que está en su interior le pertenece. Para ello Colombia se acogía a leyes de patrimonio de su país.
España argumenta que se trata de un galeón de estado, además de su preocupación por los restos de todos los españoles que murieron en ese naufragio. y por lo siguiente cuenta con inmunidad soberana bajo la convención de la UNESCO del 2001 sobre derechos del Mar, que Colombia no integra y no ratificó.
ACCIONES TOMADAS PARA LA PROTECCIÓN DEL PATRIMONIO.
“En arqueología, al tiempo que se recupera información se altera para siempre el sitio, no contar con una metodología sólida abre la puerta a la destrucción intencional de la memoria del de todos”.
Por otro lado los protocolos de la Unesco recogen que para proteger los pecios deben mantenerse “tal y como están” y subordinados a “criterios
En este escenario, la buena fe del Estado pasa por inocente, al dejar la definición técnica y la metodología a emplear a una empresa que busca rentabilizar al máximo su inversión, no obstante, los objetivos y lo que se espera alcanzar indiquen con claridad que la intervención registrará el yacimiento y los objetos para responder a la formación del sitio, las particularidades de la carga y las condiciones del momento histórico.
Con objeto de que el pecio y su contenido se conserven en las mejores condiciones en cuanto a su carácter de patrimonio cultural arqueológico e histórico y en beneficio de las generaciones futuras y toda la humanidad, el ministerio de cultura de Colombia declaró en 2020 Bien de Interés Cultural el galeón de San José como así decretó el Consejo Nacional de Patrimonio Histórico de Colombia.
Esta acción además de proteger al este hallazgo, frenó la alianza público privada que Santos había hecho y por la cual se pretendía pagar la expedición con parte de la mercancía.
Al ser declarado BIC, el hallazgo se entiende como un conjunto inseparable, dotándolo así de protección especial y evitando los fines comerciales de este pecio.
Vale resaltar que los criterios de valoración que revisó el Consejo Nacional de Patrimonio para la declaratoria están plasmados en el artículo 3 de la Ley 1675 de 2013.
En primer lugar, el Criterio de Representatividad, en el que se evaluó el análisis de las características de la arquitectura naval de los siglos XVII y XVIII, la distribución de sus espacios y la presencia de elementos como la artillería de bronce, los materiales de cobre y cerámica, así como algunos objetos personales de la tripulación.
En segunda instancia, el Criterio de Singularidad determinó que su importancia no es equiparable y la recuperación de su contenido permitirá tener información sobre la vida comercial entre América y las Indias de comienzos del siglo XVIII.
El Estado de Conservación, Tercer Criterio del informe final, constata el sorprendente estado de conservación de la artillería de bronce, los materiales de cobre, el peltre y la cerámica que es el material fotografiado en el Galeón San José.
En el cuarto lugar, el Criterio de Repetición, de objetos como cañones, el ancla de hierro, piezas de cerámica, armaduras y objetos pertenecientes a la embarcación son únicos e irrepetibles.
Por último, la Importancia Científica y Cultural, la nave es catalogada como el hallazgo más importante en la historia de la arqueología del país por su sorprendente estado de conservación.
Los ministros de España en funciones de Exteriores, viajaron a Bogotá para hacer un acuerdo de exploración de mecanismos que permitan materializar la oferta española de cooperación científica y cultural, con el gobierno de Iván Duque y Gustavo Petro.
EL BARCO Y SU CARGAMENTO.
La triste realidad es que no hay especificaciones de la intervención de la APP, no se han hecho proyectos de documentación del sitio, o sobre la historia del galeón, tampoco hay referencias bibliográficas para dar peso a los argumentos expuestos, y no existe un programa de publicaciones científicas relacionadas con el hallazgo.
Tampoco se describe la metodología ni las técnicas que se utilizaran para la ejecución del proyecto, o las responsabilidades del comité de excavación.
Meses después de su hallazgo, Colombia se hizo con equipos de última tecnología para obtener imágenes de calidad del galeón. De hecho se han podido identificar otras dos embarcaciones sumergidas cerca de donde este yace.
El galeón San José tenía 38,9 metros de eslora, llevaba a bordo una tripulación de más de 550 hombres, tenía tres mástiles y 22 cañones a bordo.
No se sabe con precisión la carga exacta que llevaba el San José, pero se estima que entre 160 y 180 toneladas de plata, oro y diamantes y algunas otras equivalencias que cifran entre unos 5.000 y 10.000 millones actuales.
En el material visual recopilado a más de 1.000 metros de profundidad, se logra identificar monedas de oro, octavos reales, ánforas, lingotes de oro, botijas y una vajilla china en perfecto estado de conservación además de objetos personales de la tripulación.
Cuando hablamos de una embarcación de estas dimensiones y en este periodo de tiempo, hay que pensar en ella como un microciudad, ya que los barcos se preparaban para albergar a cientos de personas donde durante meses, y allí vivirían su día a día a bordo; para dar un ejemplo de esto en algunos barcos de esta magnitud se llegaban a construir capillas o iglesias.
Por ello el Tesoro de estos barcos no se consolidan solo por sus joyas y oro , sino por la información tan precisa que nos pueden dar de cómo era la vida por aquel entonces, como era la vida dentro del barco o cómo eran estos intercambios, información sobre los ropajes, materiales, utensilios, herramientas, objetos cotidianos entre otras muchas cosas.
En cuanto a los métodos de documentación para tener datos más fiables de este hallazgo, se utilizó el robot submarino autónomo llamado REMUS 6000. Este vehículo contiene cámaras y sensores, además es capaz de sumergirse hasta una profundidad de más de 6000 metros. Puede viajar a velocidades de hasta 5 nudos (9,3 km/h) y tiene una autonomía de hasta 22 horas.
Remus 6000 utiliza un sonar de largo alcance para identificar objetos en el fondo marino tomando fotografías para después ser analizadas por investigadores.
Para confirmar que se trataba del San José, REMUS se acercó a 10 metros para tomar las fotos de una característica clave distintiva de los cañones de bronce de San José como eran los delfines grabados, realizados en Sevilla o en Lisboa en el año 1655.
AL DÍA DE HOY.
Lo que debería ser solo emoción y la perfecta excusa para entender un poco más las relaciones coloniales entre España y las colonias, las tensiones políticas de los reinos europeos, los circuitos comerciales del siglo XVIII y cómo vivían durante meses varias centenas de hombres y animales en altamar, se ha convertido en una pesadilla.
El destino del buque español debe ser de naturaleza académico-investigadora y cultural y debe ser sometido a un proceso de interpretación que permita determinar correctamente lo qué pasó con ese barco, así como las circunstancias históricas que lo envolvieron.
Lo relativo al galeón ha quedado silenciado bajo el secreto de Estado. Como una forma de frenar reclamos por parte de empresas de cazadores de tesoros como la “Sea Search Armada”, que habían gozado de licencias de exploración en aguas colombianas en el pasado reciente y que han entrado en disputas legales en diferentes escenarios internacionales, y de países como España, cuya bandera ondeaba al momento del naufragio de la embarcación y a la que seguramente la mayor parte de los marinos muertos reconocían como su tierra.
Al día de hoy el actual presidente de Colombia anunciaba que quieren hacer un museo en Cartagena para exponer el pecio.
Para ello se está planteando la posibilidad de extraer el galeón con la ayuda del buque de investigación científica ARC Simón Bolívar y ARC Rangel Hernández Cristian Evangelista en Cartagena.
Cabe decir que Colombia desde este descubrimiento, ha tenido un gran avance en el desarrollo científico por parte de la Armada donde hay grandes ingenieros y un gran grupo multidisciplinar para hacer el proyecto de sacar este patrimonio de la profundidad del mar. Se puede decir hoy que la intención de este gobierno en Colombia es de sacar este patrimonio para su estudio, difusión, documentación, y protección, por esta razón se firmó la Ley 1675 de 2013, que tiene por objeto “establecer las condiciones para proteger, visibilizar y recuperar el Patrimonio Cultural Sumergido, establecido en el artículo 2° de la presente ley, así como ejercer soberanía y generar conocimiento científico sobre el mismo”.
Para ello siguen las conversaciones con la empresa MAC, dado que tiene la tecnología necesaria para hacer esta intervención.
Por otro lado, la comunidad científica en Colombia argumenta que no es posible realizar operaciones de esta magnitud, cuando el presupuesto para la ciencia, la tecnología y la innovación en Colombia tan solo es de un 0,29% del PIB.
El gobierno español está convencido de que con el presidente Gustavo Petro podrán empezar un nuevo paradigma de cooperación con el fin de hacer lo más conveniente para proteger, difundir, y preservar este galeón y por supuesto alejarlo de ser objeto de explotación comercial como había ocurrido hace años.
España ha dejado atrás el tema relacionado con la titularidad del galeón para centrarse en “contribuir a la recuperación del hallazgo y a que esto suponga un enriquecimiento intelectual, cultural e histórico de la humanidad”, y mandará a sus mejores expertos en diferentes disciplinas para cooperar en distintas áreas.
El Gobierno de Colombia expidió el decreto 204 de 2022 con el que reafirma la protección de piezas y áreas sumergidas como este galeón.
El decreto señala que las piezas y áreas sumergidas estarán en un registro nacional con el cual se tendrá un inventario para identificar, documentar y visibilizar el patrimonio cultural sumergido de Colombia.
Ese registro contendrá información determinada por el Instituto Colombiano de Antropología e Historia (ICANH), dependiendo de los hallazgos, y luego se incorporará en un instrumento de ordenamiento marino costero de la Dirección General Marítima (Dimar).
También permitirá la aplicación de medidas especiales de protección para él área de influencia donde se encuentran ubicados estos bienes, que ahora serán denominadas Áreas Arqueológicas Protegidas.
(c) Artículo escrito por María Isabel Fernández Ramírez para el Curso de Patrimonio Arqueológico Subacuático del Centro de Posgrado Liceus
Enlaces de interés: