Grandes escritores

Muestra bibliográfica León Felipe

León Felipe. El poeta del roto violín

Muestra bibliográfica sobre León Felipe: “El poeta del roto violín” en la Biblioteca Nacional de España

La Biblioteca Nacional de España homenajea a León Felipe en el 50 aniversario de su muerte con una muestra bibliográfica, abierta desde el 11 de julio hasta el 15 de septiembre, en la que se recopilan las principales obras de una de las voces más representativas de la poesía española en el exilio.

León Felipe (1884-1968): “El poeta del roto violín”

Bautizado con el nombre de Felipe Camino Galicia, conocerá la historia y los paisajes castellanos acompañando
a su familia por los distintos destinos que ocupa su padre, quien era notario de oficio. Vive sus años juveniles
en Santander, pero contradiciendo la famosa frase de Max Aub, según la cual uno es de donde hace el
bachillerato, nunca sentiría un gran aprecio por esta ciudad, donde sufriría alguna de sus experiencias más
dolorosas. Con una incipiente vocación teatral y unas enormes ganas de conocer a sus ídolos literarios, decide
irse a Madrid, pero su padre solo le sufragará los gastos a cambio de que continúe formándose. Dadas las
limitaciones del estudiante, al final se decidirá por Farmacia, tenida entonces por la carrera más asequible. En
Madrid, más que profundizar en los secretos de la botica, se empapa del ambiente teatral y sufre una auténtica
conmoción al conocer la obra de Shakespeare, a quien más tarde adaptará y que tendrá un evidente influjo en
su poesía. Con bastantes penalidades, logra licenciarse, y aún aguantará seis años en Madrid haciendo como
que estudia, hasta que en 1908 muere su padre. De vuelta a Santander abre dos farmacias pero, poco diestro
en los negocios, pronto se encuentra endeudado y sin saber cómo escapar de sus problemas económicos, por
lo que decide desentenderse tanto de la botica como de su familia y se une a una compañía de cómicos.

Pasará dos años como mal actor, aunque el conocimiento del arte dramático más tarde se mostrará en su obra
poética, donde abundan los diálogos de aire teatral. Cuando regrese a Santander lo hará para acabar en la
cárcel debido a un fraude en el alquiler de su farmacia. Allí leerá el Quijote, otra de sus grandes influencias.

También en la cárcel escribirá sus primeros poemas, nacidos de una radical inconformidad, de la lucha entre
realidad y esperanza. En 1918 regresa a Madrid, donde con 35 años se encuentra sin trabajo y sin dinero,
viviendo en la miseria de la bohemia. Sin esperanzas, se instala en Almonacid de Zorita para regentar una
farmacia. Allí se encierra y escribe Versos y oraciones del caminante, donde confluyen tres de sus grandes
temas: la soledad, el camino y Dios. Son poemas en los que queda patente la huella de Juan Ramón Jiménez,
Antonio Machado o Francis Jammes, una poesía pura, a contracorriente de lo que se estilaba en estos años, los
de la pugna entre poesía social y de vanguardia. El libro, que leerá en el Ateneo, será bien acogido, en parte
gracias al respaldo del crítico Enrique Díez-Canedo. Tras pasar dos años en Guinea ocupando un puesto
administrativo en el que mantiene una honradez poco habitual en el entorno, regresa a España. Su plan es irse
a trabajar a Estados Unidos, y por ello aparca su carrera literaria para estudiar inglés y mecanografía. Gracias a
la intermediación de Alfonso Reyes consigue viajar a México en lo que él considera una primera escala. Allí
conoce a Berta Gamboa, su futura mujer, profesora de español en Nueva York, quien le ayudó a hacerse con un
pasaporte falso.

En 1923 da clases en la Universidad de Cornell y reanuda su obra estimulado por el conocimiento de Walt
Whitman, de quien traducirá su Canto a mí mismo. Tras un viaje a España, que coincide con la proclamación de
la Republica, a la que asiste con esperanza, regresa a México y escribe Drop a star, de técnica vanguardista. En
1934 vuelve a España, donde ejerce como traductor y aparece en la 2ª edición de la Antología de Gerardo
Diego. Tras un breve paso por Panamá, retorna a una España en plena Guerra Civil. Aquí escribe La insignia,
donde critica la división republicana y afirma que en un poema no hay bandos. La obra es mal recibida y debe
huir a América. En el trayecto compone El payaso de las bofetadas, donde muestra su dolor por la injusticia. En
Español del éxodo retrata un mundo que se desvanece. En 1942 funda Cuadernos Americanos, que tendrá una
gran resonancia. Un año después aparece Ganarás la luz, una confesión existencialista. En 1946 inicia una gira
de gran éxito por numerosos países hispanoamericanos que le llevará a la publicación de su Antología rota.
Tras instalarse definitivamente en México, inicia la década de los 50 con su introspectivo Llamadme publicano.
Su interés por el cine le lleva a escribir el guion La manzana, mientras que El juglarón es su particular
adaptación de cuentos populares. Pero su gran obra de este periodo es El ciervo, en la que expresa su lucha por
alcanzar la verdad. Tras la muerte de su mujer en 1957 abandona la poesía, a la que regresará ya cumplidos los
80 con Oh, ese viejo y roto violín, expresión de su profunda angustia, de su rechazo a la crueldad de la vida.

http://www.bne.es/es/Servicios/InformacionBibliografica/MuestrasBibliograficas/IndiceMuestrasBibliograficas/Felipe_Leon/Felipe_Leon.html

https://www.liceus.com/leon-felipe-rosario-weiss-garcia-alix-bne/

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