Postgrado Ciencias sociales y bienestar social., Postgrado Didáctica de las Lenguas., Postgrado Museos, Patrimonio y Gestión Cultural

Prácticas en empresas

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En cierta ocasión, un profesor de nuestro Centro me hizo un comentario que me resultó francamente ilustrativo:

“La verdad es que, el Grado es para los alumnos, como comerse un buen guiso, y el postgrado, rebañar el plato”.

Pues bien, ocurre lo mismo con las llamadas “Prácticas en empresas” y los postgrados, sólo que en este caso el ejemplo sería como el condimento de los alimentos, éstos, no saben igual sin los primeros. Incluso yendo más allá, no todos los condimentos realzan el sabor de un buen plato. Lo mismo ocurre con las Prácticas de un Postgrado, y en Liceus lo sabemos por experiencia.

Desde que comenzamos en el año 2016 con nuestros primeros Cursos de Postgrado en Museos y Patrimonio, fuimos conscientes de que la enseñanza de postgrado, en donde se ofrecen y se pueden adquirir toda una serie de competencias enfocadas a la práctica profesional que, en las universidades no se dan en los programas oficiales, necesitaban un contacto con el mundo real donde poder aplicarlas y ver resultados.

Además, las prácticas para que tengan “buen sabor”, deberían reunir una serie de requisitos:

  • Proximidad geográfica.
  • Trato personal y único para cada alumno.
  • Flexibilidad en fechas.
  • Institución con actividad específica vinculada al programa docente.
  • Balance final de la práctica win-win.
  • Posibilidad de transformación de la práctica en una relación laboral posterior.

En Liceus intentamos que estos requisitos mínimos se cumplan. Desde el primer momento, se establece entre el Centro y el alumno una relación en la que nos implicamos de forma personal, y tratamos de buscar el centro de prácticas que esté más cercano al alumno. Después, contactamos con el centro para la realización del Convenio de prácticas, y “negociamos” las fechas, las tareas, y los horarios que puedan beneficiar los objetivos de la práctica, y las inquietudes de ambas partes. En la selección de los Centros, miramos que las tareas que se encomienden al alumno, estén estrechamente relacionadas con las materias para las que se ha formado específicamente, de tal manera que a su vez beneficien a la institución aportando un valor añadido.

Si todo ello se resuelve, conseguimos generar una sensación de win-win, (término anglosajón aplicado en la empresa para definir un acuerdo en el que todas las partes ganan), y por tanto, se consigue alcanzar el objetivo final de las prácticas.

No podemos garantizar que todos los alumnos que desean realizar sus prácticas al final lo consigan, pero lo que sí garantizamos es que los que lo logran, adquieran una experiencia distinta. Y los Museos, centros Culturales, ONGs, o instituciones de todo tipo que los acogen, repiten porque el grado de habilidades, competencias y conocimientos adquiridos en nuestros Cursos, les aportan unos activos que en algunos casos, les impulsan a conservar, incluyéndoles en sus plantillas.

Cuando esa circunstancia se produce, es cuando alcanzamos nuestro objetivo, y cuando la Práctica cobra todo el sentido.

Pilar M.Collado

Prácticas.

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