El Museu Nacional presenta una intervención de Francesca Llopis que evoca La Casa Gomis, junto a obras de Villèlia y Bolumar.
Dins per dins. Re(habitar) la casa Gomis Bertrand en La Ricarda, de Francesca Llopis (Barcelona, 1956), que se presenta en el marco del festival Loop y se podrá ver a partir del 9 de noviembre y hasta finales de febrero, es una pieza de vídeo con música de Barbara Held y un conjunto de fotografías realizadas en la casa conocida como La Ricarda o Casa Gomis. Diseñada por Antoni Bonet Castellana entre 1953 y 1963, la Casa Gomis es una de las joyas de la arquitectura moderna de la segunda mitad del siglo XX.
La obra de Francesca Llopis, un proyecto programado por el museo ya antes de la pandemia y antes de que La Ricarda cobrara actualidad por la ampliación del aeropuerto, se presenta acompañada de dos obras de Moisès Villèlia y una de Magda Bolumar correspondientes a la época en la que los dos artistas crearon, en colaboración estrecha con Bonet, la decoración de la casa. Las obras de Villèlia y Bolumar han sido recientemente adquiridas por la Generalitat y depositadas en el Museu Nacional para formar parte de la colección de arte de la postguerra y segunda vanguardia.
El vídeo de Francesca Llopis se basa en una sugerente performance en la que una serie de performers vestidas de negro evolucionan por la casa, estableciendo un diálogo a veces misterioso, a veces humorístico, siempre poético, con la arquitectura.
La artista descubre la casa de La Ricarda como una suerte de ruina contemporánea, un oasis de belleza y de cultura en un entorno devorado por el ruido y la polución de los aviones del aeropuerto adyacente. En homenaje a su historia como centro de acogida para la música de vanguardia de los años sesenta y setenta del siglo pasado, Llopis celebra una danza que es a la vez exorcismo y unión carnal, con música de la compositora Barbara Held.
Entre el misterio y el humor, entre el sueño y la melancolía, la artista explora y estima los muros, los jardines, las celosías y los muebles de esta fascinante obra de arquitectura y de paisaje. Una especie de ninfas con sombras, semillas o riachuelos de tinta se abrazan y se fusionan con la arquitectura, la dibujan, la trazan, la interpretan. De esta manera, la casa vuelve a estar habitada y desvela su calidad como artefacto poético que demuestra que naturaleza y artificio pueden convivir con sentido y alegría.
La Ricarda. 1953-1963
La Ricarda, nombre con el que se conoce la Casa Gomis Bertrand diseñada por el arquitecto Antoni Bonet Castellana, es una de las obras maestras del movimiento moderno de la segunda mitad del siglo xx. Bonet Castellana había sido miembro del pionero GATCPAC (Grupo de Arquitectos y Técnicos Catalanes para la Promoción de la Arquitectura Contemporánea). La Ricarda respondía a criterios funcionalistas rigurosos, pero al mismo tiempo se fusiona con el paisaje, un entorno privilegiado de pinos y dunas al pie del Mediterráneo.
Fue concebida también como un espacio social y cultural: acogió numerosas actividades del Club 49, un grupo de artistas, mecenas y promotores culturales nacidos en 1949, heredero de ADLAN (Amigos del Arte Nuevo) de antes de la guerra.
La Ricarda fue escenario especialmente de las actividades relacionadas con la música de vanguardia, que contaron con la presencia de compositores como John Cage, Josep Maria Mestres Quadreny, Carles Santos o el bailarín Merce Cunningham.
Elemento fundamental del proyecto arquitectónico son las decoraciones de artistas de vanguardia, con el protagonismo de la pareja formada por Moisès Villèlia y Magda Bolumar, de quien presentamos tres obras contemporáneas a las que realizaron para La Ricarda.
Villèlia diseñó un conjunto de piezas para exterior, un tipo de tótems abstractos realizados en fibrocemento. También situó un gran móvil que colgaba del atrio con agua a la entrada de la casa. Magda Bolumar realizó una de sus características arpilleras, de grandes dimensiones, en el comedor de la casa.
Con estas tres obras, incorporadas recientemente al museo como parte de la colección de arte de la posguerra, evocamos la poética de estos dos artistas que se integraron plenamente en los espacios arquitectónicos de La Ricarda con una colaboración fructífera que es testimonio del espíritu de vanguardia de la familia Gomis y sus vínculos con el Club 49.
Magda Bolumar.
A partir de 1960 Magda Bolumar (Caldes d’Estrach, 1963) comienza sus arpilleras, obras textiles en las que utiliza el cosido, la pintura y el collage de pequeños objetos como fragmentos de vidrio o botones. Tal y como señala el crítico Alexandre Cirici, Bolumar se diferencia de Alberto Burri y Manolo Millares en que éstos se centraban en la herida dramática y Bolumar en las calidades intrínsecas del tejido. Su original combinación de materialidad y cromatismo genera fascinantes visiones cósmicas, radiantes y sobrecogedoras.
Moisès Villèlia
Moisès Villèlia (Barcelona 1928 – 1994) podría considerarse un precursor del arte povera. La simplicidad, la ligereza y el elogio de la naturaleza son rasgos característicos de su obra, conocida sobretodo por sus móviles y por el uso de materiales vegetales, especialmente el bambú, pero también el alambre o incluso los mondadientes, así como materiales modernos como el fibrocemento. Villèlia participo en diversos proyectos de arquitectura moderna y se adentró también en el campo del diseño y el mobiliario. Su intervención en el jardín de La Ricarda generaba una relación mágica y primitiva con la naturaleza y servía de nexo entre la abstracción de la arquitectura y la diversidad morfológica del paisaje de pinos y dunas que rodeaba la casa.
Más información:
Museu Nacional d’Art de Catalunya
Parc de Montjuïc. 08038 Barcelona
www.museunacional.cat