Fundación Joan Miró.
1. Introducción.
En esta entrada desarrollaremos una visita didáctica a la Fundación Joan Miró de Barcelona. Nos vamos a centrar en la colección de pintura de Joan Miró que se conserva en el museo y en el edificio como obra arquitectónica diseñada para ser Museo. En próximos dossieres trataremos otros temas monográficos sobre Miró. En el texto se citan edificios y artistas en su idioma original, igualmente, se utilizan términos en otros idiomas, el significado de los cuales puede hallarse en el mismo texto o en el glosario adjunto.
2. La Fundación.
La Fundación Miró es una fundación pública de Barcelona y la primera con voluntad de centrarse en el arte contemporáneo.
En el año 1968 y coincidiendo con el 75 aniversario del artista, el Ayuntamiento de Barcelona organizó una gran exposición antológica sobre Miró en el antiguo Hospital de la Santa Creu (Hospital de la Santa Cruz). Esta exposición puso de manifiesto el interés de la obra de Miró y su aportación al arte del siglo XX.
Joan Miró, animado por su amigo Joan Prats, decidió crear una fundación con su nombre, con la intención de poner obras de su propiedad al alcance del público y de forma permanente. Para asegurar su autonomía se reguló legalmente como Fundación. La intención fue crear un centro vivo para estudiosos y público interesados en el arte contemporáneo y que a la vez fuera un estímulo para la vocación creadora de los jóvenes.
Josep Lluís Sert, miembro fundador del GATPAC, Grup d’Arquitectes i Tècnics Catalans per al Progrés de l’Arquitectura Contemporània (Grupo de Arquitectos y Técnicos Catalanes para el progreso de la Arquitectura Contemporánea), y amigo de Joan Miró, fue el arquitecto encargado del proyecto del la Fundación, en unos terrenos de la ajardinada montaña de Montjuïc, cedidos por el Ayuntamiento de Barcelona, que también asumió parte de los gastos.
3. El edificio. La arquitectura de Josep Lluís Sert.
La relación entre Miró y Sert se remonta a 1932 cuando, con motivo de la Exposición Universal de París de 1937, coincidieron en el proyecto del Pabellón de la República de España. Dicho pabellón fue la primera obra de Sert proyectada para albergar obras de arte. En él se expusieron obras de arte español contemporáneo de la importancia de El Gernika de Picasso, La Montserrat de Juli González, La Fuente de Mercurio de Alexandre Calder o El Segador de Joan Miró.
Años más tarde volvieron a trabajar juntos cuando el primero ellos le encargó Sert la realización de su estudio en Mallorca, el año 1956. Sert, posteriormente, realizó otros proyectos relacionados con el mundo del arte, como la Fundación Maegth, en Sant Pau de Vença, en 1964.
Finalmente, en el año 1975, Sert recibió el encargo de proyectar el edificio destinado a albergar la Fundación Joan Miró, en Barcelona.
3. La Fundación Joan Miró.
3.1. El espacio interior.
El edificio de la Fundación fue concebido por Josep Lluís Sert como una estructura abierta, en la que el espacio interior queda comunicado con el espacio exterior, consiguiendo un equilibrio artístico entre el paisaje y la construcción arquitectónica.
Dos conceptos importantes y problemáticos de los lugares destinados a la exposición de obras de arte, son la iluminación y la circulación.
Respecto a la iluminación, la búsqueda de soluciones lleva a Sert a realizar linternas en forma de cuarto de cilindro, a través de las cuales la luz solar se refleja y penetra en el interior cenitalmente. Así se consigue que la entrada de luz no produzca sombras, ni se refleje en las obras de arte, con el consiguiente beneficio en la conservación de las mismas. Tampoco permite que disturbe la mirada o la visión de la obra por parte del público. Todo ello independientemente de la altura del sol en el horizonte, variable según las horas del día y las estaciones del año, consiguiendo así un máximo aprovechamiento de la luz.
El segundo problema que se planteaba en el proyecto, la fluidez en la circulación del público visitante, Sert lo soluciona proponiendo un edificio alrededor de un patio central, cuyo origen podemos ver en el impluvium romano, en los claustros medievales o en los palacios y casas catalanes, respondiendo a un modelo típicamente mediterráneo. De esta manera, el público que recorre la exposición no pasa dos veces por la misma sala o espacio. El resultado, más que evidente, es que se evitan las aglomeraciones delante de una obra.
El interior, pintado de blanco, crea un ambiente relajado y propicio a la contemplación de las obras expuestas. Los materiales utilizados en el interior son también típicos de la arquitectura popular mediterránea: los suelos de cerámica roja, los listones de madera de los escalones. Todo realizado de una manera austera pero acogedora.
3.2.El espacio exterior.
El material utilizado es el cemento armado tratado de manera que su apariencia es de color blanco, denominador común en los exteriores de la arquitectura tradicional mediterránea. Por otra parte, las marcas de los encofrados se combinan con placas prefabricadas de textura granulosa.
Al espectador que contempla el edificio desde su exterior, le llama poderosamente la atención una importante torre octogonal, elemento formal también tomado de la tradición arquitectónica catalán (muchos templos, ya desde época medieval y, sobre todo en el barroco, tenían el campanario de planta octogonal). Esta parte del edificio aloja en su interior diversos servicios: la biblioteca, una sala de exposiciones y el auditorio.
3.3. La ampliación.
El éxito continuado de público visitantes y la progresiva ampliación del número y naturaleza de las actividades de la Fundación, a lo que se sumó la necesidad de plantear una exposición permanente de los fondos de la obra mironiana, decidió al Patronato a asumir un ambicioso proyecto de ampliación.
En 1985, pasados diez años de la creación de la Fundación, se llevó a cabo el proyecto de ampliación. Para ello se decidió encargar el nuevo proyecto al arquitecto Jaume Freixa, que fue discípulo de Sert y colaborador suyo en muchos de sus proyectos. El arquitecto optó por mantener una línea de respeto absoluto a las pautas marcadas por su maestro. La nueva ampliación de la Fundación fue abierta al público oficialmente el año 1988. Comprendía dos nuevos espacios expositivos, que aumentaban en un 45% la superficie de exposición, el restaurante y una nueva librería.
4. El Fondo de la Fundación.
El Fondo de la Fundación está formado por las obras donadas por Joan Miró, el depósito de la colección particular de su mujer, la donación de Joan Prats, obras del Ayuntamiento de Barcelona y diversas donaciones de particulares.
Está formado por mas de 10.000 piezas: 217 pinturas, 178 esculturas, 9 “tapices”, la colección casi completa de su obra gráfica y un conjunto de siete mil dibujos, bocetos y anotaciones. Esta amplísima colección nos da una completa panorámica de la evolución que experimentó la pintura del artista a lo largo de su vida.
Además, el fondo de la Fundación guarda una pequeña colección de arte contemporáneo, creada como homenaje tras la muerte del artista, por la generosidad de artistas, coleccionistas y amigos. Comprende obras de artistas contemporáneos a Miró, como Balthus, Bissier, Duchamp, González, Man Ray, Matisse, Torres García, etc., y de jóvenes artistas como Brossa, Chillida, Saura, Motherwell, Tàpies, etc.
Por último hemos de contar con la donación de Aimé Maegth (1976), consistente en una serie de grabados de artistas contemporáneos, con nombres tan significativos como Alfaro, Chillida o Villèllia, entre otros.
Y por fin, destacan dos obras de Alexandre Calder, Corcovado, donada por Josep Lluís Sert y Fuente de Mercurio, que fue instalada en el Pabellón de la Republican Española de la Exposición Universal de París de 1937.
4. La Fundación, centro vivo de arte contemporáneo.
Dos son las líneas de acción de la Fundación: la primera, lógicamente, es la propia obra de Miró; la segunda, el arte contemporáneo en sus más diversas manifestaciones y concepciones.
Esta política activa de la Fundación se genera en las propias aspiraciones de Joan Miró cuando expresaba que no deseaba en absoluto que su Fundación se convirtiera en un memorial suyo, sino en un centro vivo y activo del arte contemporáneo. De esta manera la Fundación se convirtió desde el mismo momento de su creación en un centro dinámico en el cual encontramos desde su exposición permanente hasta exposiciones temporales realizadas desde principios temáticos, personales, geográficos, étnicos, y un amplio apartado dedicado a los artistas más jóvenes.
En esta línea de actuación se ha desarrollado un intenso programa de exposiciones dedicado a mostrar al público la producción de grandes artistas consagrados: Antoni Tàpies, Antonio Saura, Josep Lluís Sert, Henry Moore, Marcel Duchamp, Chillida, Giacometti, Joseph Beuys, Andy Warhol, René Magritte, etc.; temas de nuestro tiempo: arte Tántrico, Sugestiones Olfativas, Arte de vivir, etc.); y, como hemos indicado, se le ha dado especial importancia a la difusión de la creación de artistas más jóvenes, para los cuales se adecuó el llamado Espai 10 (Espacio 10) y el Espai 13 (Espacio 13).
Pero la actividad de la Fundación no se detiene aquí, además organiza conferencias, seminarios, mesas redondas, etc., como complemento a las exposiciones, actividades dirigidas al público infantil y juvenil y actividades lúdicas de fin de semana.
También tiene una Biblioteca especializada en arte contemporáneo, librería, tienda y cafetería-restaurante.
5. La colección permanente: obra pictórica de Joan Miró.
Joan Miró nació el 20 de abril de 1893, en Barcelona. Su padre, Miquel Miró, era orfebre y relojero, y su madre, Dolors Ferrà, hija de un prestigioso ebanista de Palma de Mallorca
5.1. Los primeros dibujos.
Los más antiguos que se han conservado datan de 1901, cuando Miró tenía 8 años. Las composiciones son muy simples, generalmente solo tiene un elemento y nunca falta el color.
El Pedicur (El pedicuro) (1901). Es un ejemplo de la importancia que tendrá el tema del pie en la obra del artista. Según Miró, con el pie se mantiene en contacto con la fuerza creadora que mana de la tierra. En sus producciones lo magnifica con un aumento de las proporciones, o lo insinúa por una huella, o lo sublima hasta alterar su significado.
Fue en la escuela, hacia 1905, donde realizó una serie de dibujos de gusto romántico, herencia del siglo anterior. Dominan los paisajes rurales y escenarios medievales imaginarios.
En los siguientes veranos, pasados en Cornudella, en la casa de los abuelos paternos, realizó una serie de dibujos: Prades, Siurana, Porrera, Cornudella; y en casa de los abuelos maternos en Mallorca los siguientes: Molins,Castell de Bellver, Port, Llotja de Palma.
En 1907 empezó a estudiar Comercio por imposición de la familia y entró en la Escola d’Arts i Oficis de la Llotja de Barcelona, de la que guarda un buen recuerdo de sus dos profesores Modest Urgell y Josep Pascó.
Se conservan dibujos de la clase de Modest Urgell como cementerios, muros medio derruidos, cipreses, etc., con su huella personal: grandes espacios vacíos, la línea del horizonte que define el cielo y la tierra, y la presencia constante de los astros. La referencia de Modest Urgell en todas sus obras demuestra la importancia del maestro para Miró.
De las clases recibidas por Josep Pascó solo quedan dos dibujos extraordinarios: Paó (Pavo Real) y Serp (Serpiente) (c. 1908) que probablemente era un proyecto para joyas de gusto modernista.
También quedan algunos dibujos de la escuela de arte de Francesc A. Galí, una escuela más abierta a las innovaciones e influencias foráneas que la Llotja. Por primera vez aparece la figura humana: Estudis de caps. Galí le ofreció la capacidad de trabajar el volumen, y le impuso el ejercicio de descubrir la parte más colorista y de reproducir la forma, puesto que comprobó la dificultad que tenía Miró al reproducir las formas.
5.2. Barcelona y Mont-roig.
En 1914 encontramos sus primeras pinturas catalogadas de temática de paisajes, como el Mas d’en Poca.
En 1915 abandonó la escuela de Galí y se inscribió en el Cercle Artístic de Sant Lluc para ejercitarse en el dibujo. Realizó desnudos masculinos y femeninos con materiales muy limitados como papel, lápiz y pluma. Sus temas son modelos, bailarines, payasos y personajes del music-hall que Miró descubría en compañía de Sebastià Gasch, como vemos en Nu Femení (Desnudo Femenino)
La llegada de artistas que huían de la Guerra Mundial en 1917 provoca una vida intelectual intensa en Barcelona. Su obra acusa la influencia del fauvismo, el cubismo en Carrer de Pedralbes (Calle de Pedralbes). En la obra Ermita de Sant Joan de Horta, se ve la influencia de Cézanne con la riqueza de colores, pincelada gruesa y una discreta distorsión de las formas.
Su primera exposición individual fue en 1918, organizada por el marchante de arte Dalmau. En marzo de 1920 hizo su primer viaje a París. Durante los meses lectivos, ocupó el estudio de Pablo Gargallo, que estaba vacío. Allí pintó en estilo preciosista, estilo que mantiene hasta finales de 1922.
En La masia, una tela de grandes dimensiones y pintada la óleo entre 1921-22, el pintor reproduce todo lo que él poseía en Mont-roig, la casa de sus abuelos. Se demuestra su admiración por los astros, el respeto a los trabajos del campo y el interés por los objetos de uso cotidiano, además de los insectos, los animales domésticos, etc. Se trata de una de las obras más conocidas de Miró y tiene la importancia, al margen de su claro valor artístico, de ser un cuadro en el que refleja plásticamente el proceso evolutivo que acabaría por cambiar de forma radical el lenguaje y el contenido de la pintura de Miró.
5.3. París y Holanda.
En 1924 vuelve a París, buscando nuevas vías para transmitir sus vivencias a través de las pinturas. El 15 de octubre de ese mismo año se hizo público el primer manifiesto surrealista. Conoció a André Bretón, Louis Aragon y Paul Eluard. Es el gran momento del cambio mironiano. El surrealismo empujó su fantasía y le permitió desarrollar su auténtica personalidad plástica.
Desapareció el realismo a favor de la sugerencia y la poesía, y empezó a elaborar lo que veía de manera subjetiva, pintando lo que su sentimiento le dictaba. El dibujo pasó a ser un medio, en vez de un fin. Estos cambios se empezarían a ver en Terra llaurada (Tierra labrada) y Paisatge català (el caçador) (Paisaje catalán (el cazador) .
L’ampolla de vi (La botella de vino), 1924. Es un cartón de pequeño formato, pintado al óleo. Está firmado con una dedicatoria a sus padres. A través de una iconografía aparentemente banal, se transmite la sensación de vitalidad y de intercambio entre los seres terrestres y celestes.
Se palpa claramente la voluntad de depurar las formas para llegar a la síntesis, lo esencial. Miró ponía al alcance del espectador los elementos necesarios para que este soñara.
Con sus Pinturas de 1925 y 1927, sobre fondos monocromos coloca formas ingrávidas indescifrables, pero en perfecto equilibrio con el espacio a pesar de la falta de referencias.
Otras veces, sobre fondo monocromo aparece un objeto o personaje de la vida real, que transforma la realidad en poesía, factor determinante en la obra de Miró desde los años 20, como en Pintura (El guant blanc) (Pintura. El guante blanco) y L’acomodador del music-hall (El acomodador del music-hall), de 1925.
En 1927 realiza la ilustración del libro de J. V. Foix titulado Gertrudis. Al año siguiente viaja a Bélgica y Holanda y, como resultado, realiza la serie de los tres interiores holandeses. Miró quedó muy impresionado con el realismo intimista de los maestros holandeses del siglo XVII. Compró postales y a partir de ellas realizó Lliçó de dansa al gat (Lección de baile al gato). Planteamientos similares se ven en la serie de cuatro retratos imaginarios: Retrat de Mrs Mills, Retrat d’una dama, la Formarina, Retrat de la reina Lluîsa de Prússia (recortado de un diario el anuncio de una máquina).
A partir de este momento volvió a sentir la necesidad de dar un nuevo enfoque a su obra y buscar nuevas expresiones.
5.4. Crisis artística.
Una crisis artística sufrida al inicio de la década de los años 30 hace que busque nuevas alternativas. Miró tuvo el sentimiento “de asesinar la pintura”. Entonces comenzará a expresarse con un lenguaje renovado y explorará nuevas técnicas.
En 1931 Boris Kochno, de los ballets rusos de Montecarlo, le encargó el diseño de decorados y vestuario para el ballet. Realiza Jocs d’infants (Juegos de niños). También diseñó la decoración y vestuario del ballet Romeo y Julieta en colaboración con Marx Ernst, en 1926.
En 1932 estrena el ballet: La música a cargo de Bizet; el libreto de Boris Kochno; la coreografía de Léonide Massine y las decoraciones y vestuarios de Joan Miró.
Ese mismo año se va a Mont-roig y realiza obras de pequeño formato como Flama en l’espai i dona nua (Llama en el espacio y mujer desnuda), donde hace variaciones sobre el tema de la mujer.
En 1934 realiza pinturas de gran formato como 8 pintures segons un collage (8 pinturas según un collage) y Dibuix-collage homenatge a Joan Prats (Dibujo-Collage homenaje a Joan Prats).
5.5. La guerra civil. Nueva estancia en París.
Acabada la Guerra civil, Miró manifiesta su rechazo a través de una serie de 27 pinturas sobre “masonite” un soporte poco convencional, con materiales como pintura al óleo, alquitrán, arena, caseína, betún, mostrando agresividad mas en el acto de pintar que en la iconografía.
En 1937 vuelve a París y asiste a las clases de dibujo del natural en la Academie de Grande Chaumière y se enfrenta de nuevo con el problema de la figura humana.
Coincidiendo con este retorno a la figuración, pinta Aidez l’Espagne (Ayudad a España) (del cual se conserva el dibujo preparatorio) para recaudar fondos para los Republicanos. Pinta también El segador,para el Pabellón de la República Española de la Exposición Universal de París de 1937.
Poco a poco irá abandonando la figuración a favor del signo y se concentra más en el tema del cielo. De unas anotaciones de un viaje en tren a París pinta la serie El vol d’un ocell damunt la plana (El vuelo de un pájaro sobre el plano).
Se establece en Normandía al iniciarse la II Guerra Mundial. Allí inicia la serie de las Constel·lacions (Constelaciones), que marcan un momento clave en su trayectoria. Esta serie supone la superación de un nuevo reto: la resolución problemas pictóricos, la concreción de las formas y la creación de una temática. Las formas no son tan agresivas como en años anteriores, los personajes no aparecen aislados y crueles, el color adquiere un protagonismo fundamental, aunque utiliza una gama muy reducida: tres o cuatro colores puros con tonalidades de negro. Respecto a la iconografía, representa el orden del cosmos: los personajes simbolizan la tierra, las estrellas el cielo y los pájaros sirven de enlace entre estos dos mundos. La mujer es el tema de la mayoría de estas obras.
También es la mujer el tema de la Serie Barcelona, serie de carácter épico, de fuerte contenido dramático y color muy austero.
5.6. París y Mallorca.
Se inició en otras técnicas aunque continuó utilizando el soporte de papel. En 1944 empezó a hacer cerámica, más adelante sus primeras esculturas en bronce, luego las primeras litografías realizadas en París.
La temática sigue siendo la mujer, los pájaros y las estrellas, con un vocabulario más simplificado, como en las obras Dona i ocell en la nit (Mujer y pájaro en la noche), Dona somiant l’evasió (Mujer soñando la evasión), Dona i ocells a punta de día(Mujer y pájaros), L’estel matinal (La estrella matinal). Los personajes aparecen en diferentes escalas y yuxtapone el trazo fino con la pincelada gruesa de forma muy minuciosa.
En 1956 fijó su residencia en Ciudad de Mallorca y trabajó en un estudio muy espacioso construido por Josep Lluís Sert. Aquí empezó una ruptura con el signo anterior a favor del gesto y el grafismo, sin perder la coherencia. Autorretrat es un ejemplo claro de esta ruptura. En el primer Autorretrat, de 1937, dibuja sobre tela reproduciendo su rostro con todos los detalles y con gran profusión de líneas. En 1960, y partiendo del autorretrato anterior, realiza Autorretrat expuesto en la Fundación: sobre el fondo dibujado, subraya los rasgos esenciales haciendo un grueso trazo negro con gran seguridad y con gran austeridad de color.
La seguridad del gesto irá aumentando con el tiempo, como en Dona amb capell bonic (Mujer con sombrero bonito), de 1960, y acabará consolidando su paleta en blanco y negro. A finales de los 60 el negro es más evidente y se convertirá en el color que organiza la composición y determinará la distribución del resto de colores, como en las obras de Personatge davant el sol (Personaje ante el sol), y Pagès català al clar de lluna (Agricultor catalán en el claro de luna).
En los últimos años diversificará las experiencias con otras técnicas: escultura, cerámica, tejidos, etc.