La edición epigráfica
RESUMEN
En un documento anterior hicimos memoria de las citadísimas palabras del epigrafista L. Robert al respecto del estatuto del epigrafista. En ellas aludía a actividades –el viaje o la fotografía– y a Ciencias –la Paleografía o la Arqueología– que, efectivamente, guardan una estrecha relación con la actividad epigráfica y demuestran lo completo de la misma. Pero, con ir éstas relacionadas con ella, no son propiamente Epigrafía. Queda ya claro que el objetivo de esta disciplina es el de “completar, interpretar y, si es posible, datar los documentos epigráficos” (Lassère, 2005: 31).
Sin embargo, la tarea del epigrafista nos parece que es algo más amplia pese a que, efectivamente, siempre haya de ir orientada a ese triple objetivo y el cumplimiento del mismo pueda ser un buen patrón de medida del éxito de la misma. Quizás quien mejor lo haya expresado haya sido Ivan di Stefano Manzella que, en la introducción a su excelente Il Mestiere di Epigrafista (Di Stefano Manzella, 1987: 20) reivindicó también como propias de la labor epigráfica “la autopsia y el examen directo del texto inscrito”. Se comprenderá que si el objetivo es el de contextualizar y, prácticamente, ‘resucitar’ la inscripción en su antiguo contexto –tal como afirmaba L. Robert (Robert, 1953: 13)–, el éxito de la empresa dependerá del mayor o del menor rigor con que se hayan realizado, también, las tareas iniciales. Es importante, por supuesto, la edición epigráfica –generalmente más atendida en los manuales recientes (Lassère, 2005: 61-69) pero casi ausente en los clásicos (Cagnat, 1976 o Calabi, 1968)– pero son igualmente claves todas aquéllas labores que conducen al verdadero objetivo del epigrafista y que podrían sintetizarse en la expresión “documentación epigráfica” (Schmidt, 2004: 16). Si, como afirmaba Mommsen, la edición de un texto epigráfico debe transmitir lo esencial del mismo “casi como si se tratase de una fotografía” (Corbier, 1998: 14), todo lo que el epigrafista haga por conocer de primera mano las piezas con las que trabaja redundará en beneficio de la exactitud con la que transmite a otros estudiosos de la Antigüedad los datos derivados de sus pesquisas.
ESQUEMA
I.- Introducción
II.- El oficio de epigrafista.
a) Consideraciones preliminares.
b) El trabajo epigráfico de campo: la autopsia epigráfica.
c) El tratamiento de las inscripciones
1.- La edición epigráfica: texto, soporte y contexto.
2.- Los signos diacríticos
d) La ficha epigráfica.
III.- Algunas pautas para el trabajo de documentación e investigación epigráfica.
ISBN: 978-84-9822-651-5
Autor: Javier Andreu Pintado
Extensión: 25 págs.
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