Reforma y Contrarreforma
RESUMEN
A lo largo del siglo XVI Europa se vio inundada por diversos movimientos de reforma que terminaron con la unión de la Iglesia. Su principal consecuencia fue el asentamiento de distintas doctrinas en los diferentes lugares del continente. Durante mucho tiempo la causa principal se atribuyó al mal ejemplo y poca formación del clero, y aunque en la actualidad nadie duda de su importancia, lo cierto es que los motivos fueron mucho más profundos. En Alemania Lutero, en Suiza, Zwinglio, en Francia Calvino; en Inglaterra Enrique VIII primero e Isabel I después; sin olvidar los movimientos más radicales de la Guerra de los Caballeros, la revuelta campesina o los comienzos del Anabaptismo. Como contrapartida la Iglesia Católica promovió su movimiento contrarreformista, por un lado, como reacción al imparable avance del protestantismo y por otro, consciente de la necesidad de reforma que padecían. El Concilio de Trento fue la herramienta de esta reforma católica.
La aparición de los diferentes movimientos de reforma en la Europa de siglo XVI, es un fenómeno complejo que precisa para su comprensión del examen de un cierto número de factores. Durante mucho tiempo la causa principal se atribuyó a los vicios y falta de preparación del clero y, aunque, en la actualidad, nadie duda de su importancia, lo cierto es que los motivos fueron varios.
Los humanistas acusaban a los miembros de este estamento de ignorantes, Erasmo decía que los monjes no tenían tiempo para leer. Los sacerdotes abrumaban con cargas a sus parroquianos, muchos obispos vivían fastuosamente y existían demasiados abusos de poder en el ámbito de la penitencia. Se generalizó también la noción de perdón mediante una suma de dinero o por medio de diversas prácticas, tales como las peregrinaciones; parecía existir una cierta confusión entre lo profano y lo sagrado. Desde hacía dos siglos la Iglesia se había esforzado en poner remedio a los males que aquejaban a este sector de la sociedad, para ello incluso se celebraron concilios encaminados a conseguir unas reformas que no resultaron eficaces, sino que más bien contribuyeron a debilitar la posición del papado. Lucien Febre afirma que los fieles no reprochaban al clero tanto su mal vivir como su falta de fe. La Iglesia no respondía a las aspiraciones de sus seguidores, que, por otro lado, no podían olvidar las catástrofes sufridas a lo largo del siglo XIV y sentían una gran angustia pensando en la salvación.
ISBN: 978-84-96479-87-6
Autora: Ana Sanz de Bremond Mayáns
Extensión: 29 Págs.
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NELIDA –
muy buena