León, ciudad monumental.
El campamento romano de la “Legio VII Gémina” se estableció en torno al año 70 de nuestra Era a orillas del río Bernesga. A continuación, este campamento alcanzó el rango de ciudadano y se denominó “Legio”. De esta época queda testimonio en la ciudad de León en las murallas aunque estas fueron reconstruidas en la Edad Media. Posteriormente León cae en poder de los musulmanes, pasa a ser tierra de nadie y de nuevo ocupada por los monarcas asturianos. Como consecuencia de la reconquista, León fue repoblándose de Astures, gallegos y cántabros que venían del norte y mozárabes que venían del sur.
En el año 909 el rey Ordoño II traslado la corte a León convirtiéndose en la cuidad más importante de la España cristiana. Ochenta años después Almanzor junto con algunos nobles leoneses ocupo y arrasó la ciudad. Alfonso V recupera el reino repoblándolo y favoreciendo su desarrollo económico. Durante los siglos medievales la ciudad alcanza importancia por el tránsito de peregrinos del Camino de Santiago que paraban en León para venerar las reliquias de San Isidoro.
En 1037, Bermudo III, rey de León es derrotado en la batalla de Tamara por el conde de Castilla don Fernando, casado con su hermana doña Sancha, por lo que quedan las dos coronas unidas bajo Fernando I. Durante 120 años ambos reinos seguirán unidos hasta la muerte de Alfonso VII, en que se reparten el reino sus hijos.
En 1230 bajo la persona de Fernando III el santo se produce una definitiva reunificación. Desde ese momento León ira perdiendo poco a poco su importancia e iniciando su decadencia.
La historia de León queda impresa en todos los edificios que conserva la ciudad de distintas épocas y estilos.
El templo más antiguo de la capital es la iglesia de San Salvador de Palat del Rey. Data del siglo X y fue construida pro el Rey Ramiro II con la finalidad de monasterio. Originalmente tenía planta de cruz griega de la cual se conserva una especie de crucero con arcos semicirculares y bóveda gallonada. Actualmente la capilla que se conserva data del siglo XVI y existen restos de pinturas murales.
Uno de los primeros y más destacados ejemplos del románico español es la colegiata de San Isidoro. Se tiene constancia que en ese mismo lugar en el siglo X ya existía una iglesia dedicada a San Juan Bautista y que fue reconstruida por Fernando I y doña Sancha en 1063 como un relicario de San Isidoro. Posteriormente, Alfonso VI y doña Urraca ampliaron el edificio. Se conservan partes del siglo XI, como son los ábsides, los muros del crucero y la parte baja del interior del templo. El resto es del siglo XII, aunque también encontramos intervenciones del siglo XVI momento al que pertenece la estatua de San Isidoro que se levanta sobre la puerta románica.
Destacan las dos puertas de acceso a la iglesia del lado sur. Desde la nave está la denominada “ Puerta del Perdón” es del siglo XI. En este periodo no es muy común que en el tímpano se representen tres escenas juntas como aquí aparecen: el Descenso de la cruz, Las Tres Marías en la tumba y la Ascensión. El acceso a la iglesia por el crucero sur se hace a través de la “Puerta del Cordero” donde están las estatuas de San Isidoro y San Pelayo y en el tímpano el Sacrificio de Isaac..
El interior presenta tres naves, la central cubierta con bóveda de cañón y las laterales con bóveda de arista. Es interesante aludir también a los más de doscientos capiteles decorados con diversos motivos, geométricos y vegetales.
La reina doña Sancha exigió a su esposo el rey Fernando al tomar posesión del reino, la construcción de un panteón real en esta basílica. Finalmente este fue el sitio de entierro de veintitrés reyes y reinas de Leon y Castilla. El interior de este panteón esta dividido por dos columnas de mármol en tres naves y seis bóvedas. Destaca el interés de los capiteles con escenas bíblicas y de caza, con el tema de la Resurrección de Lázaro y la Curación del leproso, entre los más destacados. Hacia 1190 se pintan los frescos de las bóvedas y paredes. Sobre la temática del nuevo testamento y alguna que otra escena campesina, predominan el azul, el amarillo y el rojo, realiza el gran Pantocrátor: Cristo es la figura central, inscrito en la mandorla, sentado sobre la bóveda celeste. La Anunciación, el Nacimiento, la Adoración de los Reyes l, La Matanza de los Inocentes, La Última Cena, las Negaciones de San Pedro, la Crucifixión. En el intradós de unos de los arcos, hay un calendario donde se relejan as faenas agrícolas de cada uno de estos meses del año. Estas pinturas han sido reconocidas como una de las mejores muestras de pintura mural de la Edad Media en Europa, y se le ha llegado a denominar “la Capilla Sixtina del Románico”
Situada en el antiguo arrabal medieval, está la iglesia de Nuestra Señora del Mercado que delimita su cabecera con la Plaza del Grano, que era centro comercial y económico del barrio de San Martín. En un primer momento su advocación era de Santa María del Camino ya que los peregrinos que iban a Santiago pasaban por delante de la iglesia.
Por los elementos arquitectónicos más antiguos que se conservan se cree que se realiza a mediados del siglo XII sobre un templo del siglo X. La iglesia ha sufrido innumerables reformas que alteran la estructura primitiva. Según una inscripción que se conserva, en 1484 se reforma la capilla mayor. También en el siglo XV se rehacen los arcos de las naves y las bóvedas de los pies. Un siglo después se interviene en la torre occidental y en el siglo XVII las columnas interiores que separan las naves. A principios del siglo XVIII se realiza el camarín sobre el ábside románico.
La planta es basilical de tres naves sin crucero, y con forma de sarcófago. Cada nave esta dividida en cuatro tramos mediante pilares con semicolumnas adosadas. Las laterales se rematan con ábsides semicirculares con ventanas con arquivoltas sobre columnas. Originalmente las cubiertas eran de bóvedas de cañón pero en el siglo XV se sustituyen con bóvedas de ojivas en los extremos de las naves laterales y bóveda capialzada de ojivas en la nave central.
A finales del siglo XVI se concluye la torre de los pies por Felipe de la Cajiga, siguiendo una línea de inspiración herreriana. La torre tiene tres cuerpos, los dos primeros corresponden al siglo XVI y el tercero al siglo XVIII dentro de un estilo propiamente barroco. El chapitel de cubierta se coloca hacia 1930. Estaca el conjunto de rejerías románicas que datan del siglo XII con motivos de espiral.
En el ángulo suroeste de la muralla antigua está situado el palacio fortaleza de los condes de Luna, ubicado en la plaza del mismo nombre que fue mandada construir por Alfonso XI a principios del siglo XIV. Perteneció a la familia Quiñones. Se conserva el cuerpo central de la fachada de sillería de piedra y se decora el tímpano con emblemas heráldicos de gran importancia histórica; el central, el de los Quiñones y sobre la misma se eleva un balcón a la manera de galería de tres arcos de medio punto sobre columnas con capiteles corintios que sirven de descarga a otro gran arco. Destaca la torre del siglo XVI en uno de los ángulos de la plaza de paramento almohadillado.
A extramuros de la ciudad a orillas del rió Bernesga se alza en antiguo convento de San Marcos de León. El edificio que ha llegado a nosotros fue levantado por Fernando el Católico, siendo una de las obras maestras del plateresco español; pero se tienen noticias de que en este lugar existió en el siglo XII un hospital y un monasterio. A comienzos del siglo XVI se le encarga la edificación al maestro Pedro de Larrea para la orden de Caballeros y frailes de Santiago, participando en la misma Martín Villareal y Juan de Orozco. En toda la fachada destaca la decoración de medallones en los que se representan personajes del mundo clásico y contemporáneos de la construcción. El balcón central de la fachada es obra barroca posterior.
La iglesia, consagrada en 1541, se ubica en un extremo rompiendo con la armonía del edificio. Presenta en su fachada un gran número de conchas en la fachada. El interior de la iglesia consta de una amplia nave cubierta con bóvedas de crucería estrelladas. Destaca de la portada de la iglesia los relieves de la Crucifixión de Juan de Orozco y del Descendimiento posiblemente de Juan de Juni o Juan de Angers. Juan de Badajoz realiza el claustro y la sacristía. Guillen Doncel y Juan de Juni concluyen la sillería del coro en 1542.
La utilidad del edificio en estos momento es de Parador Nacional con la categoría de cinco estrellas, pero a lo largo de la historia ha tenido distintos usos, desde instituto a escuela de veterinaria, prisión o cuartel de caballería.
El palacio de los Guzmanes fue encargado a Don Rodrigo Gil de Hontañón en la segunda mitad del siglo XVI por el obispo de Calahorra, Don Juan Quiñones y Guzmán. Es un edificio de dimensiones respetables y de forma trapezoidal con cuatro torres en los ángulos y un elegante patio interior de dos pisos, el primero con arcos de medio punto y el superior con arcos carpaneles.
El exterior es de sillería de piedra. En la fachada principal destaca su portada jónica, los frontones curvos de los balcones y la galería de arcos del tercer piso. Esta fachada quedaba enmarcada por dos torres con balcones de los cuales se conserva únicamente el del lado noroccidental. La fachada sur y la oriental sólo tienen dos plantas y carecen de la galería de arcos.
A finales del siglo pasado la Diputación de León se hace cargo del edificio instalando en él su sede.
El Antiguo Consistorio es un bello palacete de 1677 para que el concejo presenciase las fiestas que se celebran en aquel recinto. Con traza barroca clasicista, como hermosa presidencia para la plaza mayor. Dos torretas, profuso balconaje y columnas corintias.
La casa Botines, frente al palacio de los Guzmanes, es una original creación del arquitecto Antonio Gaudí de 1893 dentro de un estilo neogótico moderno. Corresponde a la primera etapa del arquitecto que destaca por una intención de superar los estilos neoclásicos anticipándose a algunas propuestas del Art Nouveau. La Catedral de León, San Isidoro y San Marcos fueron estudiadas por el arquitecto para integrar la casa Botines en su entorno histórico.
Es un gran cuadrilátero con torrecillas a los ángulos que le da un carácter monumental así como una insinuación gótica. El aspecto exterior nos recuerda a los castillos franceses el valle del Loira abandonando Gaudí, inspiraciones árabes y mudéjar. Es un gran bloque pétreo pero con interesantes recursos arquitectónicos rematado con los pináculos de las torres. Se acentúa la horizontalidad del edificio aligerando los lienzos de las fachadas a través de las cornisas en voladizo, rodeando todo el edificio, el ritmo regular en la distribución de las ventanas, la veja que recorre el foso y la cubierta de pizarra de cuatro vertientes. Respecto a los elementos ornamentales destaca la puerta de forja de la entrada principal. En el espectacular intrados de esta pieza excepcional se representa envuelto en motivos vegetales un león con la mandíbula abierta. Sobre la puerta principal se emplaza una imagen de san Jorge lanceando al dragón, por el escultor catalán Llorenç Matamala.
(c) Autora: Arantxa Revuelta Bayod
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