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El Renacimiento en la Rioja

Renacimiento en la Rioja

El Renacimiento en la Rioja.

La prosperidad económica propició la finalización de los edificios iniciados en el siglo XV, así como la construcción de otros nuevos, dentro de un estilo sobrio basado en los principios de la arquitectura clásica, con el uso del arco de medio punto, la bóveda de cañón y las formas rectas. La pintura y la escultura se orientan hacia un realismo idealizado, en el que las imágenes, de gran belleza formal, recuperan los cánones del arte greco- romano.

Catedral de Calahorra-Renacimeinto en la Rioja

Portada del Evangelio Catedral de Calahorra

La Rioja conserva un importante patrimonio artístico de esta época, en el que se incluyen templos y palacios, catedrales y monasterios, imágenes y retablos, pinturas y piezas de orfebrería. La abundancia de obras, unida a su gran calidad artística, hacen del Renacimiento uno de los periodos más interesantes del panorama artístico de esta región.

El Renacimiento, movimiento artístico y cultural surgido en la Italia del siglo Xv, se extendió por toda Europa imponiendo los valores ideológicos y estéticos de la Antigüedad Clásica. El triunfo del individualismo y la clase burguesa, el florecimiento de los núcleos urbanos y la economía de mercado, y la difusión del Humanismo en sus dos vertientes, artística y literaria, pusieron fin al largo período medieval con el nacimiento de la Edad Moderna.

El arte renacentista se fundamente en los ideales clásicos y así, en La Rioja, como en el resto de la Península, se dejarán sentir sus ecos a partir de las décadas finales del siglo XV, primero con el estilo Reyes Católicos, en el que se observan reminiscencias góticas y, después, con el Plateresco y el Renacimiento Pleno ya en el siglo XVI.

ARQUITECTURA.

La nueva técnica constructiva renacentista se introduce paulatinamente en La Rioja en la construcción y finalización de edificios góticos, por lo que existió un apego a las soluciones tradicionales como la cabecera poligonal, la bóveda de crucería o la planta de salón de origen tardogótico, que alcanzó gran difusión en nuestra región. Se trata de iglesias de tres naves de igual altura, separadas por pilares prismáticos o cilíndricos y cubiertas por bóvedas estrelladas, con cabecera ochavada y, en ocasiones, capillas entre contrafuertes. A este tipo pertenecen las parroquias de Fuenmayor, briones, Navarrete, las catedrales de Calahorra y Logroño, o la iglesia del monasterio de San Millán de Yuso. Un modelo similar pero de una sola nave se encuentra en las iglesias de Ábalos, Agoncillo, Leiva o Santiago en Logroño. Algunas obras en ladrillo adoptan el modelo mudéjar aragonés, aunque con austeridad y sin filigranas ornamentales, como es el caso de la iglesia parroquial de Aldeanueva de Ebro.

Iglesia- parroquial

Iglesia parroquial

Las tres obras cumbre de la arquitectura riojana son la colegiata de Santo Tomás de Haro, construida a partir de 1534 bajo la dirección de Juan de Rasines, al derruir una iglesia anterior del siglo XV cuya amplitud espacial se debe a la sabia combinación de una nave de salón con una cabecera centralizada; la iglesia de Murillo de Río Leza, iniciada en 1560, ejemplo del pleno renacimiento en su planta de nave única de tres tramos y capillas entre contrafuertes, cubierta por bóvedas de cañón y cúpula sobre pechinas; y la iglesia del Convento de San Francisco en Santo Domingo, obra cumbre del estilo herreriano en La Rioja, construida en el último tercio del siglo XVI.

PINTURA.

Durante el siglo XVI, la escultura disfrutó de más popularidad que en la pintura, que se relegó en muchas ocasiones a los retablos de las localidades más humildes. Sin embargo, se produjeron también obras de gran calidad artística, entre las que sobresalen las de Andrés de Melgar, la personalidad más fuerte del panorama pictórico riojano que, desde su taller de Santo Domingo, acaparó la producción local con un característico estilo amanerado en el que se concede gran importancia a los detalles ( Monasterio de la Estrella, trascoro de la catedral de Santo Domingo, retablo de Bezares). Hacia 1540 la pintura riojana recibe el influjo de Rafael y Leonardo ( retablo de la iglesia de la Estrella en Enciso, bancal del retablo de Torremuña, retablo de los santos Juanes en Muro de Aguas) que, a partir de 1570 es sustituido por la tendencia miguelangelesca (retablos de Herce y San Pedro de Enciso) en la que destacará la gran figura de Juan Fernández de Navarrete, el Mudo, riojano que trabajó en El Escorial.

SILLERÍAS DEL CORO.

La influencia del círculo burgalés en la escultura renacentista de La Rioja fue muy acusada, como prueban las sillerías de coro de las catedrales de Santo Domingo de la Calzada y Calahorra. La primera de ellas labrada a partir de Andrés de Nájera y Guillén de Holanda, consta de dos pisos de sillas con misericordias y respaldos esculpidos con imágenes de santos. La sillería de Calahorra es de mayores dimensiones, sin embargo, la imaginería es más clásica. La sillería de coro de la iglesia parroquial de Zarratón, aunque más modesta por sus dimensiones, presenta los respaldos tallados con bustos en medallones y grutescos. En La Redonda de Logroño la sillería fue realizada por Juan de Lorena en una línea severa y clasicista combinada con decoraciones romanistas.

CRUCEROS.

Los cruceros se consideran los elementos arquitectónicos y religiosos más característicos del Renacimiento riojano. Situados en lugares de cruce de caminos, se utilizaban para señalar un lugar sagrado y, en ocasiones, como picota en la que el señor local aplicaba justicia. Se encuentran ejemplos en Entrena, Munilla, Ojacastro, Canales, Brieva. Algunos se cubren con un templete, como el de Calahorra, Lardero, Corera, Muro de Aguas, Enciso o el de Arenzana de Abajo, que sólo conserva las columnas que sustentaban la cubierta del crucero y la cruz central,. La ermita de los Judíos de Grañón es un crucero cerrado en sus cuatro lados, convertido en un pequeño templo.

Renacimiento en la Rioja-Arenzana

Iglesia parroquial de Arenzana de Abajo

PORTADAS MONUMENTALES.

Las portadas constituyen los elementos más vanguardistas del edificio renacentista. La tipología más repetida es la del arco triunfal: la puerta de remata en arco de medio punto, flanqueada por columnas y pilastras sobre las que apoya el entablamento o dintel y coronada por una hornacina y frontón. Grutescos, guirnaldas, medallones, ángeles alados y amorcillos decoran el conjunto. Los ejemplos más espectaculares se encuentran en Santo Tomás de Haro, preciosa portada con decoración plateresca promovida por los Velasco, Condestables de Castilla, y realizada por el gran artista Felipe vigarny entre 1515- 1525, el Convento de La Piedad en Casalarriega, de 1519, cuya escultura, distribuida a modo de retablo bajo un pórtico exento, representa un programa humanístico con mensaje salvífico; la Puerta del Evangelio en la catedral de Calahorra en la que, sobre el doble ingreso con decoración plateresca, hay un remate de estilo Reyes Católicos.

En la arquitectura civil, sobresalen las de la Casa del Santo, actual albergue de peregrinos en Santo Domingo de la Calzada, el Palacio Quincoces en Briones, la Casa del Mesón de Alberite o el Palacio Peternina en Haro.

SEPULCROS.

Además de la imaginería y la escultura de retablos, el renacimiento escultórico riojano cuenta con extraordinarios conjuntos sepulcrales como los de las iglesias de Villalba, Villalobar, Tirgo, Briones, además de los existentes en el convento de san Francisco en santo Domingo, el panteón del monasterio de Santa maría la Real en Nájera y las catedrales de Santo domingo de la Calzada, Calahorra y Logroño.

RETABLOS

La tendencia burgalesa se observa en los retablos de la primera mitad del siglo XVI, con sencilla traza y rica ornamentación plateresca, como el de Ventrosa, Baños de Río Tobía, Alesón y Nestares.

Catedral de Calahorra

Catedral de Calahorra

El retablo de la catedral de Santo domingo de la Calzada, obra cumbre de la retabilística riojana, fue encargado a Damián Forment en 1537, quien aportó un estilo más dinámico y con decoraciones paganas, que encontró numerosos seguidores en La Rioja Alta ( Castañares de Rioja, Villalva, Grañón, Ojacastro).

También fue el origen del nuevo estilo manierista, en el que se acentúa la expresividad y el retorcimiento en personajes llenos de pasión (Hablaos, san Vicente, Alberite, Aldeanueva de Ebro, Ajamil).

En el último tercio del siglo aparece en La Rioja el romanismo, un arte oficial que respondía a los ideales contrarreformistas de Trento, imponiendo un a moda estética basada en imágenes exentas de gran belleza formal, pero faltas de emotividad, inscritas en sobrias mazonerías (Manjares, Muro de Cameros, Sorzano). Este modelo evolucionará hacia formas barrocas a principios del siglo XVII (Alcanadre).

ARTES INDUSTRIALES

Durante el siglo XVI adquirieron gran importancia las artes industriales. Entre ellas sobresale la orfebrería, que dispuso de talleres por toda la región ( Santo Domingo, Nájera, Logroño, Arnedo, Calahorra y Alfaro). Se conservan cruces procesionales de estilo hispano flamenco, llenas de grutescos (Ezcaray, Ojacastro, Villar de Torre y Brieva), custodias procesionales (Santo Domingo), custodias de templete en cimborrio de taller burgalés (Ezcaray, Cellórigo), y de copón de taller logroñés (Peciña y Leza), navetas, copones y cálices ( Calahorra, Casalarreina, Navarrete, Torrecilla). La rejería posee excelente calidad y aparece cerrando ventanales de palacios o capillas particulares en las distintas iglesias ( catedral de Santo domingo de la Calzada, la Redonda en Logroño). La azulejería (Enciso, Valgañón) y el bordado (Grañón, Enciso, Zarratón, Briones) produjeron también obras de gran valor.

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