La Fundación Barrié presenta la exposición MIRÓ. UNA COLECCIÓN, con 47 obras de Joan Miró (Barcelona, 1893 – Palma de Mallorca, 1983), un referente ineludible en la historia de la pintura europea y uno de los artistas más influyentes del siglo XX. Pintor, escultor, ceramista y grabador, fue uno de los máximos exponentes del Surrealismo y uno de los artistas españoles con mayor proyección internacional, cuya obra llegó a ejercer gran influencia tanto sobre sus contemporáneos como sobre las generaciones posteriores.
Exposición organizada por Fundación Barrié en colaboración con Fundación MAPFRE
Lugar: Fundación Barrié. Cantón Grande, 9. 15003 A Coruña
Fechas: Del 20 de febrero al 16 de mayo de 2021
Con esta exposición la Fundación Barrié retoma su línea de exposiciones temporales de pintura de interés histórico que pretende acercar a Galicia lo mejor del arte nacional e internacional. En este marco se han presentado muestras de grandes artistas como Pablo Ruiz Picasso, El Greco o Joaquín Sorolla, entre otros.
40 de las obras proceden de la Colección que la Fundación MAPFRE muestra en su «Espacio Miró» en Madrid, cedidas por diferentes propietarios como depósito temporal. La selección de estas obras está compuesta por 35 pinturas al óleo sobre diferentes soportes, 2 dibujos y 2 acuarelas con tinta china. Aunque en su mayoría se trata de piezas de las últimas décadas, podremos encontrar pinturas de diferentes períodos y con distintos motivos: constelaciones, mujeres, pájaros, estrellas y otro tipo de personajes.
De esta manera se puede ver cómo Miró retoma continuamente los mismos temas, reinventándolos y dándoles una nueva vitalidad. Quizá lo que más caracteriza esta colección es que, si bien por un lado presenta las últimas décadas en la trayectoria artística de Miró —un período más desconocido y que solo recientemente ha comenzado a recibir la atención y el entusiasmo de la crítica—, por otro, expone casi todos los temas que han interesado al artista desde sus inicios. Muchas veces se trata de una especie de reencuentro con ellos, lo que permite otorgarles un sentido más pleno.
Las otras 7 obras que se muestran, procedentes de colecciones públicas y privadas, se unen a esta exposición con el fin de contextualizar su proceso creativo y aproximar la figura y obra de Miró al público de una forma más didáctica. Para ello se creará un espacio que acogerá la escultura de bronce Tête de Femme, de 1974. La obra final estará acompañada por todas las piezas que la preceden, como los dibujos preparatorios, el modelo en arcilla pintada, primero, y los modelos en yeso, después. De esta forma el visitante tiene la ocasión de acompañar al artista a lo largo de su proceso creativo, desde su pensamiento plasmado en dibujos con pocos trazos hasta la obra culminada.
La exposición está dividida en 5 apartados: “Mujeres, pájaros, estrellas”; “Cabezas”; “El signo y el gesto”; “Desafío a la pintura” y “El proceso creativo de Joan Miró”.
MUJERES, PÁJAROS, ESTRELLAS.
Con los años, el vocabulario de signos visuales que el artista inicia en 1924 sufre numerosas revisiones, cambios y transformaciones, pero mantiene siempre la misma identidad e intensidad poética. Los motivos no son nuevos —mujeres-pájaros-estrellas—, pero el pintor les concede una nueva vida y los utiliza como pretexto para el estudio sobre la propia pintura y la gestualidad: el negro y el trazo duro y agresivo se alternan con arabescos y formas curvas «manchadas» por las gotas que deja el acrílico sobre la tela, como si de un chorreo o dripping se tratara. El descubrimiento de la grafía oriental y el grafiti callejero se hace de nuevo presente y une diferentes momentos de su trabajo, al tiempo que le permite simplificar los motivos.
LAS CABEZAS.
A partir de los años sesenta, Miró comenzó a depurar los motivos de sus pinturas en una suerte de despojamiento que dejaba la obra casi desnuda. Esto es lo que se plantea en las numerosas cabezas que se presentan en esta sala. Personnages es el término francés que mejor describe los monstruos de Miró. Criaturas extrañas, a veces traviesas, otras líricas, en las que adivinamos atributos humanos. Cabezas solitarias que surgen del lienzo y que en ocasiones nos miran inquisitivamente, produciendo en el espectador una suerte de miedo mezclado con el humor que trasluce toda su obra.
DESAFÍO A LA PINTURA.
El «desafío a la pintura» no es un tema nuevo para Miró. En esta parte se recoge una serie de obras que se entienden mejor si recordamos la célebre frase según la cual el artista quería «asesinar la pintura». Este asesinato tiene un doble sentido. Por un lado, los materiales de desecho, las tablillas, las resinas y los pegotes de pintura se convierten en protagonistas. Por otro, interviene sobre obras de pintores desconocidos: son telas adquiridas en tiendas de muebles, de un gusto mediocre, pero que atrajeron el interés de Miró, quien decidió actuar sobre ellas en un guiño de complicidad al espectador. En total, Miró hizo diez obras de este tipo a lo largo de su carrera, de las que aquí se muestran cuatro.
EL SIGNO Y EL GESTO.
Las «constelaciones» de Miró inauguraron un nuevo modo de disponer en la superficie del cuadro toda una serie de formas que, interconectadas entre sí, ejercerían una notable influencia en la obra de muchos expresionistas abstractos norteamericanos, como Jackson Pollock o Mark Rothko. Influencia recíproca, tal y como se aprecia en la gestualidad que puebla las obras de gran formato del artista catalán. Además, el uso de distintos materiales, como la arpillera o los lienzos rasgados, nos devuelve al ambiente informalista que por estos años se estaba desarrollando en Europa y nos muestra a un Miró siempre atento a lo que ocurría a su alrededor.
EL PROCESO CREATIVO DE UNA OBRA.
El proceso creativo de Miró es un proceso muy personal e íntimo en el que una obra nace del interior del pensamiento, sentimiento o gusto estético del artista, pasando por diferentes fases hasta que se alcanza la obra final. A lo largo de este proceso, que en ocasiones puede prolongarse en el tiempo, la idea evoluciona, cambiando de forma y tamaño. Cambian los materiales, desde dibujos a bolígrafo a modo de bocetos rápidos en una libreta, pasando por moldes pequeños en yeso, hasta llegar a la obra definitiva e irrevocable. Por último, este proceso que podemos observar en esta sala nos descubre la versatilidad de Miró como dibujante, pintor y escultor.
Joan Miró nació el 20 de abril de 1893 en Barcelona, donde se formó académicamente y tuvo su primera exposición en 1916.
En 1920 viajó por primera vez a París. Ciudad que le acogió de modo intermitente junto a Mont-roig en Tarragona y Barcelona. París supuso un impacto artístico y vital. Contactó con dadaístas y surrealistas, conoció a artistas y poetas como André Masson, Max Jacob, Tristan Tzara, André Breton, etc. A partir de 1921 que expone en la Galerie La Licorne, se suceden otras donde presenta obras cada vez más personales donde experimentará con nuevos materiales y soportes, manifestando su deseo de “asesinar la pintura”.
Con motivo de la Guerra Civil Española se marchó de España hasta su regreso en 1940. Al año siguiente el Museo de Arte Moderno de Nueva York le dedica su primera gran retrospectiva. En 1956 se instaló de modo definitivo en Mallorca. Sus viajes a Nueva York y Japón influyen en su obra y a partir de los años sesenta-setenta observamos una tendencia a la monumentalidad y a nuevos ensayos como las telas quemadas de 1973.
Como pintor, escultor, grabador y ceramista, logró el máximo reconocimiento internacional y se convirtió en uno de los artistas más influyentes del siglo XX. Falleció el 25 de diciembre de 1983 en Palma de Mallorca.
Fechas: 20 de febrero – 16 de mayo de 2021
Horario: de lunes a domingo (festivos incluidos):
11 h-14 h y 17 h-20 h
Entrada gratuita