La épica bíblica: Caedmon y su escuela
RESUMEN
Según Beda el Venerable, existió en el siglo VII un hermano lego, que vivió en el monasterio de Whitby y se llamaba Caedmon, que por inspiración divina compuso poemas en lengua vernácula parafraseando algunos libros de la Biblia. Caedmon sería así el primer poeta conocido en la lengua inglesa. En el manuscrito Junius XI de la biblioteca Bodleiana de Oxford se encuentran unos poemas en verso épico anglosajón que se basan en la Biblia como son Genesis, Exodus y Daniel y que se atribuyeron originalmente al poeta Caedmon. El estilo de estos poemas es sin embargo distinto y excluye la posibilidad de que sean del mismo poeta, de ahí que se hable de “Escuela de Caedmon”. Además hay otros textos basados en la Biblia que aparecen en otros manuscritos, así un fragmento conocido como Azarias y el poema Judith basado en este personaje heroico femenino de la Biblia. Estos cinco poemas constituyen la poesía épica bíblica porque están compuestos a la manera de los cantos épicos tradicionales a los que se intenta imitar en el estilo épico y en el tono heroico.
El Antiguo Testamento fue el libro por excelencia de la cultura anglosajona y su lectura y estudio era la actividad principal en los monasterios, asimismo era la base de la instrucción en las escuelas monacales (Hall 2001). Beda nos dice que los miembros de la “familia” de St. Aidan en el monasterio de Lindisfarne, ya fueran clérigos o seglares, tenían la obligación de memorizar los salmos como parte de su educación (Colgrave–Mynors 1969:226-7). También en la biografía de Beda se nos dice que éste estaba traduciendo el Evangelio de San Juan poco antes de morir. Es obvio que cuando llegaron los primeros misioneros cristianos dirigidos por Agustín de Canterbury a la isla debieron traer al menos algunos textos bíblicos aunque no tenemos información de este hecho. Sabemos no obstante que a lo largo del siglo VII personajes como Teodoro de Tarso y Adriano el Africano, dos de las figuras más importantes de la Iglesia en Inglaterra en su época, trajeron consigo desde el continente numerosos libros y entre ellos es de suponer que habría alguna Biblia, así como algún Libro de los Evangelios en latín.
ISBN: 978-84-96446-28-1
Autor: Antonio Bravo García
Extensión: 27 Págs.
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