Judaísmo Rabínico
RESUMEN
Nicholas de Lange observa que “los términos «precristiano» y «preislámico» tienen un sentido fácil de entender y ambas voces se usan de manera habitual en nuestros días. Pero el judaísmo no tiene un punto de partida claro, y no se suele emplear el término «prejudío»” (1996: 12).
¿Cómo se ve el fenómeno del judaísmo en relación con la antigua religión de Abraham, Moisés y los Profetas? Es evidente la conexión y no se puede menos de admirar la “continuidad, vitalidad y dinamismo” del Judaísmo (Küng 1993: 11). Pero historiadores y sociólogos nos dicen que hay dos acontecimientos históricos que han resultado absolutamente claves para la configuración del judaísmo tal como hoy lo conocemos: el primero es el exilio babilónico, período realmente breve (586-538 a.C.), que en su momento se vio como una actualización de la esclavitud egipcia (anterior al s. XII a.C.) y que en la perspectiva de los siglos funcionó como un ensayo para el exilio más duradero que empezaría en el s. I y II d.C. El segundo acontecimiento clave para la configuración del judaísmo fueron las guerras contra Roma en los años 66-70 d.C. (Vespasiano y Tito) y 130-135 d.C. (Adriano), cuya consecuencia inmediata fue la pérdida del templo, del país y del Estado. Inevitablemente estos acontecimientos supusieron una tremenda convulsión interna y generaron una revisión ideológica: relectura de sus antiguas promesas y escrituras, reformulación de sus creencias y esperanzas, reorientación de su praxis. En esta época, dolorosa y creativa, se empezó a configurar —a los ojos del historiador y el sociólogo— el Judaísmo que llamamos “normativo” o Judaísmo Clásico”. Es necesario distinguir dos subperíodos: El primer subperíodo ocupa desde el exilio a las guerras con Roma (época persa, helenística y primera romana): tiempo convulso, de divisiones internas, de ensayar opciones, de grupos encontrados: hasidismo, fariseismo, saduceismo, samaritanismo, esenismo, cristianismo, etc; pero es la época que produce la edición y aceptación unánime de la Torah Escrita: la Biblia. El segundo subperíodo abarca desde las guerras con Roma hasta el asentamiento islámico en Palestina y Babilonia en el s. VII. Época precaria, pero de reconstrucción e integración, de emergencia del movimiento rabínico como el catalizador de todas las tendencias. Es la época que edita la inmensa obra de la Torah Oral: la Misnah y el Talmud.
ESQUEMA
1. Delimitación del Judaísmo.
2. La Torah.
3. El Dios de Israel.
4. El Pueblo de Israel.
5. La ética individual.
6. Escatología.
¿Cómo se ve el fenómeno del judaísmo en relación con la antigua religión de Abraham, Moisés y los Profetas? Es evidente la conexión y no se puede menos de admirar la “continuidad, vitalidad y dinamismo” del Judaísmo (Küng 1993: 11). Pero historiadores y sociólogos nos dicen que hay dos acontecimientos históricos que han resultado absolutamente claves para la configuración del judaísmo tal como hoy lo conocemos: el primero es el exilio babilónico, período realmente breve (586-538 a.C.), que en su momento se vio como una actualización de la esclavitud egipcia (anterior al s. XII a.C.) y que en la perspectiva de los siglos funcionó como un ensayo para el exilio más duradero que empezaría en el s. I y II d.C. El segundo acontecimiento clave para la configuración del judaísmo fueron las guerras contra Roma en los años 66-70 d.C. (Vespasiano y Tito) y 130-135 d.C. (Adriano), cuya consecuencia inmediata fue la pérdida del templo, del país y del Estado. Inevitablemente estos acontecimientos supusieron una tremenda convulsión interna y generaron una revisión ideológica: relectura de sus antiguas promesas y escrituras, reformulación de sus creencias y esperanzas, reorientación de su praxis. En esta época, dolorosa y creativa, se empezó a configurar —a los ojos del historiador y el sociólogo— el Judaísmo que llamamos “normativo” o Judaísmo Clásico”.
ISBN: 978-84-9822-137-4
Autor: Miguel Pérez Fernández
Extensión: 32 Págs.
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