Los dioses de Roma
RESUMEN
La ausencia de una mitología que parece haberse “historizado” es una de las características de los dioses romanos que, pese a la influencia griega, mantuvieron sus propias particularidades. Los hombres, especialmente los magistrados y sacerdotes, estuvieron particularmente preocupados por mantener la paz con ellos a través de los sacrificios y, sobre todo, de las expiaciones. En el interior de la casa el pater familias atendía el culto doméstico en honor de divinidades familiares en un clima de religiosidad de mayor intimidad que la pública.
Frente al mundo griego, la religión romana aparece, ante todo, desmitificada, privada de mitos. Los dioses romanos no protagonizan aventuras ni tienen pasiones como los dioses de la Ilíada de Homero o de la Teogonía de Hesíodo: son si no inhumanos sí distantes y, como a veces se ha dicho, serios. Así lo advirtió un historiador griego, Dionisio de Halicarnaso, en época de Augusto: “Entre los romanos no se dice que Urano fue castrado por sus hijos, ni que Saturno hacía desaparecer a sus descendientes por miedo a un ataque de ellos, ni que Júpiter puso fin al reinado de Saturno y encerró en una prisión del Tártaro a su padre, ni hay guerras de dioses, heridas, prisiones o servidumbres a mortales” (Antigüedades romanas II, 19).
Sin embargo, parece difícil admitir que los romanos no hayan conocido una mitología propia como otros pueblos indoeuropeos, especialmente cuando sabemos que los mitos indoeuropeos evolucionaron en contextos y modalidades diferentes. En los últimos años se han realizado esfuerzos notables por seguir las huellas de esa mitología perdida a través de los ritos y de la historiografía. G. Dumézil, convencido de que los mitos se pueden “leer” o “reconocer” en los ritos, advierte en los extraños rituales de la fiesta de los Matralia, que se celebraba el 11 de junio en honor de la diosa Mater Matuta, rasgos muy semejantes al mito de la diosa védica Usás que conocemos a través del Rig Veda. Nuestra otra fuente, la historiografía greco-latina, demuestra que los mitos romanos no se perdieron totalmente, sino que se historizaron: la más antigua mitología romana, advierte Dumézil, la anterior a la llegada de etruscos y griegos, está encerrada en los primeros libros del Livio. Las acciones de Júpiter, por ejemplo, no están situadas en un tiempo mítico o remoto sino en fechas bien precisas: Júpiter mantiene relaciones con los reyes de Roma, Rómulo y Numa (715-672) o castiga al rey Tulo Hostilio (672-640). Lo que en otras religiones es mitología o teología en Roma es historia: la lucha de los Horacios contra los Curiacios por la soberanía del Lacio en el siglo VII o los episodios posteriores de Cocles y de Escévola frente a los etruscos esconden relatos mitológicos. Este proceso de desmitificación o desteologización explica el interés de los romanos por la historia, la importancia de fenómenos insólitos (prodigios) y, sobre todo, la confianza depositada en los ritos.
ISBN: 978-84-96447-04-2
Autor: Santiago Montero Herrero, de la Universidad Complutense de Madrid
Extensión: 24 págs.
Victor Cardona –
Interesante saber que la mitología romana, no es solo una copia del Panteón griego