Otras manifestaciones de la vanguardia
RESUMEN
Con el precedente decisivo del “creacionismo” propuesto por Vicente Huidobro, fueron numerosos los “ismos” que durante los años veinte trataron de renovar la poesía hispanoamericana. En su conjunto constituyen lo que se conoce como “vanguardia histórica”, que encontró sus manifestaciones de mayor significación en el “ultraísmo” argentino y en el “estridentismo” mexicano, y en la obra de muchos poetas, a veces de calidad sobresaliente, como el argentino Oliverio Girondo. Manifiestos y revistas dieron también expresión a esos movimientos, que con frecuencia adoptaron progresivamente una orientación americanista y a veces acogieron inquietudes políticas y sociales.
Tras la huella del poeta chileno Vicente Huidobro y del creacionismo, los movimientos de vanguardia proliferaron en Hispanoamérica durante los años veinte y aun después. Aunque algunos países podían invocar precedentes propios, al principio esa efervescencia fue sobre todo un eco de los diferentes movimientos o “ismos” que desde principios del siglo XX agitaban el panorama literario y artístico europeo: futurismo, expresionismo, cubismo, dadaísmo y surrealismo fueron sus principales manifestaciones, y sus rasgos muy diversos. La aparición, en 1907, del cubismo en pintura, así como la publicación del manifiesto futurista del italiano Filippo Tomasso Marinetti, el 20 de febrero de 1909, constituyen puntos de partida comúnmente admitidos para el despertar vanguardista. El manifiesto de Marinetti había de resultar especialmente importante para América Latina; vio la luz en el periódico Le Figaro de París, la capital europea de la vanguardia, aunque la figura de Marinetti estuviese más asociada a Italia, concretamente a Milán, donde publicaría su famosa revista Poesía. Ramón Gómez de la Serna lo tradujo en España poco después de su publicación, en el mismo año, y su proyección no se hizo esperar. Sus propuestas rápidamente se difundirían en América, un continente todavía rural donde el advenimiento de las máquinas producía el deslumbramiento de la novedad y de las promesas de cambio. Rubén Darío, Amado Nervo y Vicente Huidobro lo comentaron tempranamente, aunque su resonancia clave sólo se advirtió al principio de manera decisiva en la década de los veinte: la fe en la máquina que pregonaba quedó como uno de sus principios más característicos, y pocos “ismos” americanos pudieron eludirlo. Tendrá que llegar el surrealismo para que se produzca el desengaño con ese culto a lo “moderno”.
ISBN: 978-84-9822-794-9
Autora: Trinidad Barrera López
Extensión: 27 págs.
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