Primeros focos de resistencia en Hispania
RESUMEN
La formación de las entidades políticas cristianas que surgen tras la conquista musulmana está marcada desde sus inicios por una profunda disimetría, tanto territorial como cronológica. El reino astur-leonés es notablemente anterior en el tiempo a los núcleos pirenaicos y para la segunda mitad del siglo VIII se asegura el control de un territorio que se extiende desde la costa gallega hasta el País Vasco. Después, a lo largo del siglo IX, va llevando hasta el Duero su límite meridional. En cambio, los núcleos pirenaicos no empiezan a desembarazarse de su sujección a al-Andalus hasta finales del siglo VIII y van a permanecer confinados en el Pre-pirineo hasta el hundimiento del Califato de Córdoba, bien entrado ya el siglo XI. Los motivos de esta disimetría son diversos. Algunos hunden sus raíces en las diferentes actitudes, de pacto y colaboración o de resistencia, que tomaron los grupos dirigentes hispanos ante la conquista árabe. Otros tienen que ver con el hecho de que la presencia, y por ende la fuerza militar andalusí, era mucho más firme en el valle del Ebro que en la Meseta norte.
El embrión del reino astur se forma muy pronto, cuando apenas se ha consolidado el dominio árabe del reino visigodo, y antes de que derrotas como la de Poitiers (732) acaben con las incursiones musulmanas en la Galia. Su acontecimiento fundador es la batalla de Covadonga (722), a consecuencia de la cual un pequeño territorio en el valle del Sella quedó en manos de rebeldes cristianos liderados por un oscuro personaje llamado Pelayo. Conocemos mal estos acontecimientos y a Pelayo, porque prácticamente no tenemos testimonios de esa época. Lo que sabemos se lo debemos fundamentalmente a las crónicas compuestas en el entorno real astur siglo y medio más tarde. Esto implica que el recuerdo de los acontecimientos está filtrado y reelaborado por el tiempo y por el discurso político e ideológico de la monarquía. En cualquier caso, surgió un espacio político cristiano en manos de grupos dirigentes de la región y de miembros de la elite visigoda. Estos últimos provenían probablemente del bando contrario al que llamó a los árabes en la guerra civil previa, y por tanto no tenían mejor opción que la huída y la resistencia. A ellos debía de pertenecer el duque Pedro de Cantabria, en el Alto Ebro, cuyo hijo Alfonso casó con la hija de Pelayo y heredó el gobierno del territorio.
ESQUEMA
El reino asturleonés.
Construcción y expansión del reino astur (722-910).
El siglo de hierro leonés (910-1020).
La Pre-Cataluña.
De la conquista árabe a la independencia de los condes.
Una sociedad dinámica.
El reino de Pamplona.
Pamplona, de ciudad a reino (714-905).
La dinastía jimena y el auge del siglo X.
ISBN: 978-84-9822-656-0
Autor: Juan José Larrea Conde
Extensión: 29 págs.
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