Teoría literaria Norteamericana (I): de la Nueva Crítica al Estructuralismo
I. Introducción: Apología de la teoría literaria
Adviértase, en primer lugar, el tono algo irónico del término apología: en este tiempo postmoderno de dudas sobre nuestros modos de conocimiento y representación, no parece procedente mostrarse tan convencidos y entusiastas, cual Philip Sidney a favor de la poesía, en la defensa de, digámoslo así, un campo del saber. Valga, no obstante, la parte no irónica del término, la más importante, para compensar la actitud reticente, descreída o altiva que, a menudo, se tiene hacia la teoría literaria. Una resistencia que no es la de Paul de Man a la instauración de un sistema descriptivo e interpretativo solvente, ni la negativa de Stanley Fish a que sirva como reguladora de la práctica sino, más bien, el gesto entre perezoso y confiado de quienes optan por desconocer o desmerecer las dimensiones y consecuencias de los libros y la lectura.
Entre ellos aún están los que, como diría Antonio Machado, confunden la crítica con las malas tripas; quienes retienen la acepción combativa de la palabra criticar y piensan en el crítico como un autor literario malogrado que redime su frustración, no ya despedazando las obras de otros sino, de forma más inteligente y contemporáneamente postestructuralista, elaborando metodologías complejas o escribiendo disquisiciones enrevesadas de dudosa utilidad que, a veces, se atreven a comparar en calidad artística y en creatividad con lo analizado; (exagero, pero aplíquese aquí, como en el resto de esta apología, la canción también de Machado: A las palabras de amor/ les sienta bien su poquito/ de exageración). Están, por otra parte, quienes reducen la teoría y crítica literarias a la adquisición y buen manejo de las técnicas y conocimientos necesarios para convertirnos en lectores más competentes: las características, propiedades y funciones formales y temáticas de los distintos tipos de texto, y de los procedimientos y estrategias para hallarlas y darles sentido.
La crítica literaria, desde luego, comprende todo esto. Pero es también mucho más; incluso cuando es algunas de dichas cosas. Porque si hay algo que distingue a la crítica y la teoría literarias es su reflexión sobre el significado de lo que hacemos; sobre el sentido y las consecuencias no sólo de la literatura sino también, y en conjunción con ello, de las estrategias y modelos que empleamos en nuestras aproximaciones a los textos. Nuestras lecturas e interpretaciones, incluidas las hechas con las tripas, responden, como cualquier otro de nuestros actos, a determinadas circunstancias y valores ideológicos y culturales. No existen modelos e instrumentos descriptivos e interpretativos incontaminados.
ISBN: 978-84-9714-086-7
Autor: Félix Rodríguez Rodríguez
Extensión: 29 Págs.
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