El Quijote de Cervantes
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No son fáciles de discernir las razones que llevaron a Miguel de Cervantes Saavedra (Alcalá de Henares, 1547 – Madrid, 1616) a abandonar, hacia 1598 ó 1599, las aventuras de la pareja de enamorados constituida por Periandro y Auristela, que, dentro de las coordenadas de la novela bizantina, acabarían convirtiéndose, algunos años más tarde, en Los trabajos de Persiles y Sigismunda. Historia setentrional (Madrid: Juan de la Cuesta, 1617); en su lugar, el escritor alcalaíno inicia la narración de otras aventuras, en este caso las de un hidalgo de aldea, Alonso Quijano, que, enloquecido por la lectura de los libros de caballerías, abandona hacienda y familia y decide recorrer los caminos de España para deshacer cuantos entuertos encuentra a su paso, socorriendo a damas en apuros y amparando a débiles en peligro. Nace así, probablemente en las mazmorras de la cárcel real de Sevilla (“[…] como quien se engendró en una cárcel, donde toda incomodidad tiene su asiento y donde todo triste ruido hace su habitación”[Q, pról., 9]) la obra que inmortalizó a su autor y la novela que se ha convertido en la más universal de la literatura española: El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha (Madrid: Juan de la Cuesta, 1605) y su continuación, diez años más tarde, Segunda parte del ingenioso caballero don Quijote de la Mancha (Madrid: Juan de la Cuesta, 1615).
La obra que con el tiempo ha llegado a ser considerada como la primera novela moderna o, al menos, como su germen (detrás está la idea de Ortega y Gasset de que “toda novela lleva dentro, como una íntima filigrana, el Quijote, de la misma manera que todo poema épico lleva, como el fruto el hueso, la Ilíada”), no deja de ser, en primer término, una parodia de los libros de caballerías con el objetivo explícito de “poner en aborrecimiento de los hombres las fingidas y disparatadas historias de los libros de caballerías” [Q., II, 74, 1223]. Igual propósito había guiado la primera parte: “[…] llevad la mira puesta a derribar la máquina mal fundada destos caballerescos libros, aborrecidos de tantos y alabados de muchos más” [Q., I, pról., 18]. Y como tal así se puede abordar la lectura –una lectura– del Quijote.
ISBN: 84-9714-056-7
Autor: José Montero Reguera
Extensión: 25 págs.
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