Las crisis del siglo XV
RESUMEN
El advenimiento de la dinastía Trastámara en Castilla significó el inicio de una etapa de profunda señorialización del reino. En la segunda mitad del siglo XV, unos 15 grandes linajes, que en el siglo XVI constituirían la “grandeza”, dominaban los principales estados señoriales: Acuña, Álvarez de Toledo, Cerda, Cueva, Enríquez, Estúñiga, Fernández de Córdoba, Guzmán, Manrique, Mendoza, Osorio, Pimentel, Ponce de León, Sandoval y Velasco. Los señoríos de los grandes abarcaban aproximadamente la mitad del territorio castellano a fines de la Edad Media y albergaban alrededor de un tercio de la población de este reino.
Teóricamente, la autoridad señorial se concebía como la subrogación del único poder soberano (el rey), pero en la práctica los señores actuaban con absoluta autonomía política. La situación en Aragón, Valencia y Cataluña era muy similar. A comienzos del siglo XV un 65% aproximadamente de la población aragonesa estaba bajo dominio señorial. En Cataluña, sólo un tercio de la población total residía en tierras de realengo, mientras que el resto se hallaba bajo la autoridad señorial. En Valencia, aunque de señorialización más tardía, a finales del siglo XV, el territorio de realengo ocupaba únicamente un 27% del total, a pesar de que al incluir la población de la capital el total de habitantes del realengo ascienda en estas mismas fechas a un 41,6%.
En estas circunstancias se hace casi imposible concebir un gobierno al margen de la elite nobiliaria. Los monarcas bajomedievales no persiguieron en ningún momento la marginación política del estamento nobiliario, sino su integración en un proyecto de gobierno centralizado. Para ello, desarrollaron una estrategia conducente, en primer lugar, a la consolidación de la riqueza y del status privilegiado de los nobles, a quienes reafirmaron en todos y cada uno de sus derechos estamentales; en segundo lugar, fomentaron el concepto de nobleza como emanación de la realeza, la idea del rey como facedor de nobles; por último, utilizaron dicha idea para hacer del servicio al rey una vía de indiscutible de promoción social, generando en torno a ellos una adicta nobleza de servicio que brillaba por su lealtad y capacidad política y que encajaba muchísimo mejor en un esquema de administración donde el moderno criterio de “función” avanzaba en detrimento del antiguo concepto de “honor”.
ESQUEMA
1.- Los reinados de Juan II y Enrique IV en Castilla: centralización monárquica y conflictividad nobiliaria.
2.- Los Trastámara en Aragón y Navarra (1412-1479).
3.- La “Monarquía Hispánica” de Isabel I de Castilla y Fernando II de Aragón.
4.- Centralización monárquica y madurez institucional.
ISBN: 978-84-9822-513-6
Autora: Yolanda Guerrero Navarrete
Extensión: 25 Págs.
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