Los denominados cambios esporádicos
RESUMEN
Los llamados cambios esporádicos se definen por oposición a los regulares fundamentalmente por producirse de manera eventual y no gradual así como por el hecho de que no sirven para caracterizar un período histórico concreto, puesto que siguen vigente a lo largo de todas las épocas. Entre las causas más habituales que los originan hay que mencionar las de carácter psicológico, es decir, aquellas que se vinculan con la actividad psíquica de los hablantes y no tanto estructurales.
En cuanto a la clasificación de estos cambios, se establecen las siguientes clases: cambios por inducción (asimilación, disimilación, metátesis, influencia por otra palabra), cambios por sustracción (aféresis, síncopa, apócope), cambios por adición (prótesis, epéntesis, paragoge) y cambios por error lingüístico (etimología popular, ultracorrección, equivalencia acústica).
Al principio de este capítulo se analizarán las principales diferencias que ayudan a distinguir los cambios esporádicos de los regulares, así como las distintas causas que los originan. Posteriormente, se establecerá una clasificación en la que se analizará pormenorizadamente cada uno de los tipos.
Los cambios esporádicos se definen normalmente por oposición a los llamados cambios regulares a partir de una serie de características que distinguen unos de otros, entre las que cabe señalar las siguientes: (1) Existencia o no de regularidad, (2) causas fundamentales que los originan o (3) tipo de léxico afectado. A continuación se analizará cada una de ellas de manera más pormenorizada.
A lo largo de la evolución del latín al castellano se percibe toda una serie de cambios regulares, repetidos y constantes que se desarrollaron dentro de unos límites geográficos y cronológicos determinados. Es lo que ocurre, por ejemplo, con la sonorización de las oclusivas sordas intervocálicas (LUPU> lobo, VITA> vida, SECURU> seguro).
Precisamente, la demostración de esta regularidad constituyó uno de los grandes logros de la lingüística histórica en el S.XIX, al posibilitar el establecimiento de ese cambio como objeto de estudio científico. Estas consideraciones llevaron a muchos lingüistas a acuñar el término de “ley fonética”, fórmula que Lloyd (1993: 5) define estableciendo los siguientes principios: “los sonidos cambian regularmente cuando se encuentran 1) en las mismas condiciones fonéticas, 2) en el mismo período de tiempo, 3) en la misma área (o en la misma comunidad de lengua)”. Los datos demuestran que no siempre se cumple esta regla: HON(O)RA> honra, GEN(E)RU> yerno, INGEN(E)RARE> engendrar.
ISBN: 978-84-9822-235-7
Autora: Elena Leal Abad
Extensión: 30 págs.
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