El teatro realista y naturalista en España: de Tamayo y Baus a Pérez Galdós
RESUMEN
Durante el último tercio del siglo XIX España experimenta grandes cambios sociopolíticos que repercuten en la literatura y de manera especial en el teatro. La alta comedia y sus autores: López Ayala, Ventura de la Vega y Manuel Tamayo y Baus, entre otros, reaccionan frente al romanticismo imperante hasta el momento, que situaba las obras en el pasado y se centraba en fenómenos extraordinarios. El realismo comienza con autores como Enrique Gaspar y Joaquín Dicenta quienes intentan acercarse a la realidad y reproducir personajes y situaciones de ésta, como se venía haciendo en Francia, país del que llegan las ideas del teatro naturalista que pretende reproducir la Naturaleza en el teatro, además de transformar la puesta en escena de las obras, para que posean mayor verosimilitud. En España, el máximo exponente del naturalismo es el novelista y dramaturgo Benito Pérez Galdós que en su primera obra, Realidad, reprodujo el conflicto que supuso la entrada del naturalismo en España, tanto a nivel estético como ideológico.
La Constitución de 1869, redactada tras la Revolución de La Gloriosa (1868), supuso avances democráticos como la libertad de comercio, el sufragio universal, los derechos del ciudadano, la separación entre la Iglesia y el Estado y la libertad de cultos. Estos derechos se vieron mermados tras el golpe de estado del General Serrano (1874), que acabó definitivamente con la I República Española; los golpistas restauraron la hegemonía borbónica en la persona de Alfonso XII, hijo de Isabel II, la reina que huyó de España tras la Revolución de 1868. La Restauración (1874-1903) trajo consigo la imposibilidad de desarrollar la Constitución de 1869, suplantada ahora por la de 1876, que pretendía ser una síntesis de las Constituciones de 1845 (moderada) y de 1869 (democrática), y que fluctuó en su aplicación dependiendo de los partidos que en cada momento ejercían el poder. Pero su contenido democrático desapareció, imponiéndose en el sistema político la alternancia de partidos bajo la dirección de Cánovas del Castillo, primer ministro de Alfonso XII. Aunque la libertad de cultos permanece, el catolicismo vuelve a ser la religión del Estado, y la Iglesia se consolida como estamento de gran poder. Los liberales aceptan la Constitución de 1876 albergando la esperanza de que el “turno pacífico” les permita poner en práctica su programa político.
ISBN: 978-84-96447-68-4
Autora: Sara Akkad Galeote, del Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música
Extensión: 19 Págs.
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