La Fundación Helga de Alvear nace en 2006, fruto del empeño de la que ha sido una de las figuras más destacadas en el ámbito del coleccionismo de Arte Contemporáneo en España en el Siglo XX. Helga de Alvear había decidido compartir su colección con la sociedad y convertirla en el marco de referencia de un proyecto encaminado a la difusión, producción, investigación y educación relacionados con la creación visual contemporánea. Así, esta iniciativa fue acogida favorablemente por el entonces Gobierno de Extremadura y, de acuerdo con otras instituciones de la Comunidad, Ayuntamiento y Diputación de Cáceres, Universidad y Caja de Ahorros de Extremadura, fue creada en 2006 la Fundación Helga de Alvear.
Pero para conocer en profundidad los orígenes de esta colección hay que bucear en la biografía de la galerista y coleccionista de Arte.
Nace en 1936 en Alemania, en la ciudad de Kirn (Renania-Palatinado). Su educación se desarrolla entre el colegio Salem, ubicado en el lago de Constanza, Lausana, Ginebra y Londres, donde posteriormente ampliará sus estudios durante un año. En 1957 viaja a España con el fin de cursar estudios de español, lugar en el que conoce al arquitecto Jaime de Alvear, con quien contrae matrimonio. Tras fijar su residencia en Madrid, el matrimonio tiene tres hijas: María, Ana y Patricia.
Su amistad con la galerista Juana Mordó en 1967, le facilita entrar en contacto con los artistas del grupo de Cuenca y de El Paso, lo cual le hace adquirir cada vez más interés por el panorama artístico español y comenzar lo que actualmente es su colección de arte. En enero de 1980 entra a formar parte de la plantilla de la galería Juana Mordó, puesto en el que adquiere conocimientos, tanto de gestión como acerca del mundo artístico internacional. A ello contribuye la participación en ferias como Art Basel, Fiac en París o la Feria de Colonia, o la colaboración para la creación de la feria de ARCO en 1982. Helga de Alvear es, asimismo, una de las fundadoras de la Fundación Museo Reina Sofía de Madrid.
A lo largo de estos años en los que fue configurándose su colección personal, también fue fraguando el proyecto que hoy en día podemos ver en Cáceres trs su reciente remodelación, llevada a cabo con los problemas que han supuesto tener que hacerlo durante los meses en los que el COVID 19 ha estado presente.
Además de su actividad profesional, Helga de Alvear ha desarrollado durante décadas su pasión: el coleccionismo de arte creado, fundamentalmente, a partir de la segunda mitad del siglo XX; como ella misma afirmó en una entrevista, «mi colección debe arrancar en las propuestas que surgen en los años 50 y no mirar hacia atrás». En la actualidad, la colección Helga de Alvear es considerada por muchos especialistas la más importante compilación privada -ya con promesa de titularidad pública- de obras de arte contemporáneo en España y una de las principales de Europa.
La colección, que sigue en constante aumento, supera en la actualidad las 3.000 piezas de más de 500 artistas españoles y extranjeros y, en ella, destacan pinturas y esculturas de variados estilos y formatos así como vídeos e instalaciones, con abundante presencia de fotografías y obras en papel. Un acervo que refleja bien la personalidad de Helga de Alvear, para quien la elección de un artista «es siempre una apuesta arriesgada».
El Museo. Casa Grande.
Está situada en los límites del casco antiguo de la ciudad histórica. Es una obra del periodo modernista, finalizado en 1910 con un proyecto del arquitecto Francisco de la Pezuela y Ramírez.
El Centro de Artes Visuales de Cáceres ocupa en sus comienzos el edificio remodelado con el que se cierra la primera fase del proceso constructivo previsto hasta alcanzar su totalidad con un edificio de nueva planta. El estudio Tuñón + Mansilla Arquitectos es el autor de la remodelación del inmueble modernista y del proyecto de ampliación de la segunda fase, cuya ejecución se extenderá por el solar de la finca colindante (Pizarro, 10) y la superficie limitada por el edificio recién remodelado y la calle Camino Llano.
Hasta el final de las obras de la segunda fase la actividad del Centro se ha desarrollado de manera ininterrumpida en los espacios disponibles, y en este intervalo de tiempo, se llevará a cabo un programa de exposiciones y de actividades relacionadas con ellas.
El nuevo edificio.
El arquitecto Emilio Tuñón es el responsable del proyecto de arquitectura para la construcción de un edificio de nueva planta que vendrá a completar los espacios actuales de la Casa Grande. Con este proyecto Emilio Tuñón persigue “construir un volumen sencillo, desde el punto de vista formal y constructivo, estableciendo un ajustado diálogo con la Casa Grande”. El nuevo edificio no sólo supondrá la ampliación del área de exposición del Centro de Artes Visuales Fundación Helga de Alvear destinada a la Colección Helga de Alvear y dotarla de auditorio, sino que además permitirá la reordenación de los espacios de la Casa Grande, albergando el área administrativa y convirtiendo a algunos de sus espacios actuales en salas de exposiciones temporales, centro de documentación y área de servicios educativos. Como parte central del proyecto, un recorrido público peatonal, reordenará urbanísticamente la zona poniendo en comunicación el casco histórico con la zona nueva de la ciudad. En total, la superficie construida alcanzará los 8.000 metros cuadrados.
En el nuevo edificio, las salas de exposiciones se agrupan mediante una estructura ordenada y flexible, organizada en cuatro niveles. En el primero de ellos se sitúan las taquillas y el control de acceso como paso previo a una gran sala a doble altura en la que podrán exponerse obras de arte de gran tamaño. En esa planta comienza un recorrido expositivo descendente.
El segundo nivel expositivo está compuesto por dos grandes salas de las cuales una de ellas coincide con el comienzo de un gran vacío iluminado con un ventanal orientado al nuevo jardín del Centro de Artes Visuales Helga de Alvear. La segunda sala permite un paso exterior conectado con la nueva planta de talleres de la Casa Grande.
El tercer nivel expositivo está dividido en tres salas de similares dimensiones, ofreciendo un espacio expositivo versátil gracias al apoyo estructural y funcional de dos muros transversales. Este espacio cuenta con una altura libre de diez metros, de gran utilidad para exponer algunas piezas de gran altura.
El último de los niveles expositivos se sitúa a la altura de Camino Llano ofreciendo un lugar idóneo para la entrada de carga y descarga, almacenes y la posibilidad de un espacio expositivo en conexión con el nivel de calle, y por tanto de gran versatilidad.