El Arte Cicládico
RESUMEN
En torno al año 3.000 a.C., surgió en las islas Cícladas una civilización marinera y comercial, gracias a la cual entraron en contacto diferentes pueblos asentados en las riberas del mar Egeo. De la mano de esta civilización afloraba también un arte original, especialmente significativo en el terreno escultórico. Los todavía misteriosos “ídolos” de mármol de Paros, caracterizados por la esquematización y la más rotunda plasticidad formal, son, sin duda, el emblema más expresivo de dicha civilización, y constituyen el primer capítulo de la plástica europea pregriega. Junto a ellos, otras no menos interesantes piezas artísticas procedentes de los contextos funerarios, resumen el quehacer y los intereses estéticos de estos marinos de la Edad del Bronce.
Las islas Cícladas o Kyklades constituyen el archipiélago que se encuentra situado entre Grecia continental y el extremo suroccidental de Asia Anterior. Su nombre deriva del griego kyklos, “círculo”, ya que se disponen de forma aproximadamente circular en torno a la sagrada Delos (“la brillante”), isla en la que Leto dio a luz, tras un largo periplo, a los gemelos Apolo y Ártemis. Este archipiélago está compuesto por 34 islas de variados tamaños e innumerables islotes rocosos esparcidos sobre las azules aguas del mar Egeo. Además de la citada Delos, las más conocidas son: Serifos, Sifnos, Milos (entre las occidentales), Mikonos, Andros, Syros (en el norte del archipiélago), Paros, Antiparos, Naxos, (en el centro del archipiélago), Amorgós, Keros (en el este) y Thera -actual Santorini- (en la zona meridional) (fig. 1).
Los geólogos atribuyen la peculiar formación y naturaleza de estas islas, ricas en recursos minerales, a una sucesión de cambios geológicos: terremotos, erupciones volcánicas y movimientos de la corteza terrestre. Son islas de roca metamórfica, a excepción de Thera y Milo, ambas formadas por suelo de tipo volcánico. Estas dos islas son especialmente significativas en el ámbito histórico y artístico: Thera, como es sabido, es la cresta de un volcán, que explotó en el 1450 a.C., y cuyas fatales consecuencias se dejaron sentir notablemente en el mundo minoico. Milo, por su parte, es una isla rica en obsidiana, por lo que desde la Antigüedad habría de convertirse en un pingüe centro comercial y de explotación de dicho mineral.
ISBN: 978-84-9822-112-1
Autora: María Isabel Rodríguez López
Extensión: 26 Págs.
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