Dimensiones internas de los Estados europeos en la segunda mitad del siglo XVIII
RESUMEN
Buena parte de las Monarquías europeas de la segunda mitad del Setecientos practicaron, con intensidad variable, el Despotismo Ilustrado. Su período de vigencia se corresponde al arco cronológico que se inicia con la subida al trono de María Teresa de Austria y de Federico II de Prusia en 1740, y finaliza cuando el reinado del emperador austriaco José II concluye en 1790, y los acontecimientos de la Revolución francesa han puesto en marcha una nueva realidad.
Con raíces en el absolutismo del siglo XVII, el programa del Despotismo Ilustrado está caracterizado por los siguientes elementos: una voluntad de los reyes por reforzar la tendencia centralizadora con una burocracia más amplia, para que así la maquinaria estatal tenga mayor eficacia; una fiscalidad reorganizada, y una economía a la que se pretende dotar de innovaciones técnicas para incrementar su actividad; la clarificación los procedimientos judiciales recopilando en corpus legislativos normativas dispersas y de difícil acceso; humanizar el campo penal; promocionar la cultura, la educación y el saber científico mediante la creación de instituciones amparadas por el Estado; y, finalmente, una mayor secularización del absolutismo monárquico que llega a permitir una cierta tolerancia religiosa.
El objetivo último de este programa era hacer compatible el fortalecimiento máximo del poder del monarca con el desarrollo ordenado y equilibrado de la sociedad, sometida a una disciplina social rígida. Las ideas ilustradas debían justificar esta realidad mediante una relación entre cultura y poder. Los pensadores de la Ilustración debían ensalzar la política gubernamental, y a cambio de ello podían obtener honores y pensiones. Los reyes, por tanto, intentaron apropiarse de las ideas de las Luces para adaptarlas, parcial y sesgadamente, a sus programas de gobierno.
Los propósitos de crear una administración eficiente y centralizada, con los privilegios de la Iglesia reducidos, y los órganos representativos muy debilitados o extinguidos, fue la misión de los grandes monarcas de la Europa central y oriental de la segunda mitad del siglo XVIII, como Federico II de Prusia, Catalina de Rusia, María Teresa y su hijo y sucesor José II de Austria, pero también de las monarquías meridionales, como España, Portugal y Nápoles. Dos grandes monarquías se apartaron de este marco común del Despotismo Ilustrado: Francia e Inglaterra. Mientras que en Francia el fracaso de las reformas condujo a la Revolución, las virtudes prácticas del régimen parlamentario británico consiguieron superar con éxito las crisis que afectaron al largo y tormentoso reinado de Jorge III.
ISBN: 978-84-96479-86-9
Autor: Enrique Giménez López
Extensión: 24 Págs.
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