Epicuro y el Epicureismo
RESUMEN
Epicuro, a partir de su concepción atomista de la naturaleza, construyó una filosofía orientada a obtener el bienestar de los individuos. Para ello, exhortó a los hombres a erradicar el miedo a la muerte y a mantenerse al margen del frenesí de la vida política. Concibió, de este modo, la filosofía como una terapia basada en la autosuficiencia y la vida frugal, acompañada del placer de la amistad. Esta actitud no fue del todo bien comprendida y le supuso las críticas de aquellos que, al presentarlo como un «hedonista», intentaron desprestigiarlo. Sin embargo, su figura y pensamiento han sido reivindicados por filósofos tan señeros como K. Marx, que reconocieron en él un pensamiento alternativo a la metafísica y teología dominantes en la Historia de la Filosofía.
No es extraño que el nombre de Epicuro, una de las grandes figuras de la Antigüedad grecolatina, dé lugar a una corriente de pensamiento que acaba perpetuando su doctrina. Éste es el rasgo que más propiamente contribuye a que un personaje devenga extraordinario. Con la intención de ilustrar de manera fehaciente lo que queremos decir, pondremos algunos ejemplos emblemáticos: la figura de Buda originó el budismo; la de Jesucristo dio paso al cristianismo y la de Karl Marx…, al marxismo. Y la lista se podría alargar notablemente, repleta como está de figuras históricas políticas o religiosas.
Y esta realidad tan evidente se hace aún más notable en el terreno de los grandes pensadores de la filosofía. Son numerosos los filósofos que han dado nombre a modos diversos de entender y vivir el mundo: sin ir más lejos, cabe recordar, aunque parezca una obviedad, que con Pitágoras se originó el pitagorismo y con Sócrates, el socratismo. Y todavía añadiremos otra aparente simpleza: sin Pitágoras no habría existido el pitagorismo; sin Sócrates, socratismo y…sin Marx, tampoco marxismo. Y este último ejemplo nos sirve para recordar que, precisamente, son muchos los marxistas que han intentado negar la evidencia de lo que ahora pretendemos demostrar: que la fuerza, el entusiasmo y la voluntad de determinados individuos han sido la causa de que se hayan producido ciertos movimientos, impensables sin su aportación. Dicho de una manera que a algunos les pueda resultar provocadora: son los individuos extraordinarios los que hacen la Historia a lo largo de todas las épocas, siendo esto lo que, efectivamente, les reconoce la Historia al recordar sus nombres. Seguidores y discípulos son los primeros que, con su aceptación, contribuyen a afianzar la fama y el prestigio del maestro, elegido por sus valores intelectuales y doctrinales. Esto, entre otras cosas, es lo que explica que hoy hablemos de Epicuro, dos mil trescientos años después de su muerte, y de que la palabra epicureismo nos sirva para identificar actualmente una determinada manera de entender y vivir la vida.
ISBN: 978-84-9822-602-7
Autor: Francesc Casadesús Bordoy
Extensión: 28 págs.
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