El Bajo Imperio y el fin de la Antigüedad
RESUMEN
Se denomina como Bajo Imperio o Antigüedad tardía los dos últimos siglos de la historia del Imperio -IV y V-, entre la restauración de Diocleciano y la desaparición, en el caos de las invasiones bárbaras, del poder romano en Occidente.
De origen ilirio, Diocleciano, en el 285, se apoderó del trono imperial con la voluntad de restablecer el prestigio y la autoridad del poder central y lograr una eficaz administración. Para ello, una premisa necesaria era poner remedio al mal crónico del estado, la inestabilidad política, que había sacudido el Imperio durante casi un siglo, en un vertiginoso sucederse de efímeros emperadores, juguetes del ejército o de los pretorianos y víctimas de conjuras de palacio o de enfrentamientos contra pretendientes y usurpadores. La solución de Diocleciano fue el ejercicio colegiado del poder, con dos Augustos y dos Césares que sucederían automáticamente a los emperadores, a su muerte o tras veinte años de ejercicio del poder, la llamada Tetrarquía.
Los ayudantes estaban ligados a los emperadores por lazos de adopción y los cuatro se vincularon entre sí por uniones matrimoniales. No podía haber coparticipación en el poder sin la redistribución entre ellos de los territorios en los que poder ejercerlo. Diocleciano conservó el gobierno de Oriente, Egipto y Asia; su César, Galerio, administró Grecia y las provincias danubianas; Maximiano, el segundo Augusto, se quedó con Occidente, mientras su César, Constancio Cloro, gobernaba la Galia y Britania. La auctoritas de Diocleciano, el Augusto senior, aceptada por todos, daba unidad y cohesión a la Tetrarquía por su capacidad de intervención en los territorios de los demás.
Muy pronto se notaron los efectos positivos de esta coparticipación con distintas operaciones militares favorables a las armas romanas. En Occidente se pudo neutralizar una rebelión de campesinos, los llamados bagaudas, que aterrorizaban las Galias, y frenar las constantes amenazas en la frontera renana de alamanes y los francos. En Oriente, a las victorias de Diocleciano contra las tribus bárbaras del Danubio se añadió, frente a los persas, la conquista de Mesopotamia.
Restablecido el orden y la paz, Diocleciano acometió un radical reorganización de la administración y de la economía del Imperio.
ISBN: 978-84-96359-35-2
Autor: José Manuel Roldán Hervás
Extensión: 31 págs.
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