Las literaturas clásicas y el cine
RESUMEN
Los estudiosos de la Tradición Clásica han dado a conocer desde mediados del siglo pasado la gran deuda que escritores, pintores, escultores, compositores, etc. de todas las épocas hasta nuestros días tienen con las literaturas clásicas griega y latina, por haber sido una fuente inagotable de inspiración para ellos. También una bibliografía ya relativamente abundante ha puesto de manifiesto que los que establecen la base sobre la que descansa cualquier película, los guionistas de cine, han encontrado en la Antigüedad grecolatina un buen filón de donde sacar historias atractivas, personajes apasionantes, temas interesantes, etc., y, como destaca Cano Alonso (1999), la Poética de Aristóteles, aunque no siempre sean conscientes de ello, les ha proporcionado teorías y recursos muy eficaces para contar historias bien articuladas, con buena armonía entre las partes dialogadas, las partes corales y la exposición, y para construir discursos.
En algunas ocasiones los cineastas han acudido directamente a las obras de los autores literarios clásicos y la mitología (en gran medida transmitida por la literatura), ya sea para guardar la mayor fidelidad posible, ya sea para tomar lo esencial de un mito o un relato y hacer una adaptación absolutamente libre a otras épocas y contextos en función de su mentalidad y sus circunstancias históricas. En otras se han basado en las obras de teatro inspiradas en los clásicos de Shakespeare, Molière, Racine, H. von Kleist, Bernard Shaw, O’Neill, Tennessee Williams, etc., en novelas históricas como Los últimos días de Pompeya (1834) de E. Bulwer-Lytton, Ben-Hur de Lew Wallace (1899), Quo vadis? (1894-6) de Sienkiewicz, Cartago en llamas (1906) de Emilio Salgari, Yo, Claudio (1934) y Claudio el dios y su esposa Mesalina (1934) de Robert Graves o El reino de los réprobos (1985) de Anthony Burgess –no todas las cuales han sido respetuosas con los historiadores de la Antigüedad- o incluso en la obras historiográficas de historiadores modernos como Gibbon, Hugh Gray, Will Durant, etc. En muchos de estos casos no sabemos si también han tenido presentes a los autores clásicos ni en qué medida y, puesto que lógicamente la relación entre estas películas y la literatura clásica es mucho más difícil de aquilatar, quizá haya que hablar sólo de una herencia cultural en sentido muy amplio.
ISBN: 978-84-96446-48-9
Autora: Cristina Martín Puente
Extensión: 38 Págs.
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