La guerra infinita. Antoni Campañà. Las tensiones de una mirada (1906-1989), exposición que se podrá visitar desde el viernes 19 de marzo hasta el 18 de julio de 2021 en el Museu Nacional d’Art de Catalunya.
La muestra presenta más de 300 fotografías y desvela un gran número de imágenes inéditas, nunca positivadas ni por el propio fotógrafo.
La guerra infinita. Antoni Campañà (1906-1989) forma parte del programa Guerra Civil. Arte, conflicto y memoria, un conjunto de proyectos expositivos y actividades que el Museu Nacional organiza durante los próximos meses en el museo.
La guerra infinita descubre las diferentes facetas de la obra del fotógrafo Antoni Campañà (Arbúcies, 1906-Sant Cugat del Vallès, 1989), poniendo el foco en las fotografías que realizó durante la Guerra Civil española, fotografías que la familia descubrió por un azar en 2018. Este conjunto de imágenes, de gran calidad artística y relevancia histórica, las escondió el artista en una caja, y en ella permanecieron durante más de setenta años, desde el final de la Guerra Civil hasta su hallazgo.
Las tensiones de una mirada (1906-1989).
Esta caja, con centenares de imágenes inéditas, es ahora conocida como “la caja roja” y supone una nueva aportación de gran relevancia para el patrimonio fotográfico del país, especialmente en lo que concierne a la Guerra Civil, al mismo tiempo que resitúa a Campañà como uno de los grandes nombres de la fotografía catalana y española del siglo xx.
La muestra presenta un total de más de 300 fotografías y descubre un número importante de imágenes inéditas, jamás positivadas ni por el propio fotógrafo. La mayoría de las piezas de la exposición proceden del fondo de la familia del artista, que ha decidido hacer al museo un importante depósito de 63 fotografías de esta etapa pictorialista, anterior a la guerra. Una parte de estos materiales se mostrarán también ahora por primera vez.
Campañà se puede definir como un fotógrafo de contrastes. Se inició muy pronto en la fotografía y se convirtió en uno de los fotógrafos pictorialistas más premiados en todo el mundo. De hecho, su obra forma parte de la colección del museo como representante del pictorialismo catalán, con una obra tan emblemática como Tracción de sangre.
Se integró bien pronto en las corrientes estéticas de la vanguardia europea y utilizó las técnicas pigmentarias del pictorialismo pero con una mirada que bebe de la Nueva Visión. Las diagonales, los picados y unos encuadres atrevidos pasan a ser su manera de plasmar la realidad.
El fotógrafo mantendrá esta mirada durante la Guerra Civil, a pesar de que la crudeza de la realidad que le rodea hará que su fotografía sea más directa y rápida.
Campañà realiza más de 5.000 fotografías durante los años de la guerra, capturando todo lo que ve en un intento de superar el trauma del conflicto a través del visor de la cámara. Fotografía la complejidad de su tiempo sin autocensura ni concesiones a ninguna causa determinada.
Las milicianas, los refugiados que llegan de Málaga a Barcelona en enero de 1937, las ruinas después de los bombardeos, los comedores populares, el entierro de Durruti o la exhibición de las momias de las monjas de las Salesas en el paseo de Sant Joan estuvieron bajo su objetivo. Campañà recoge escenas de la vida diaria, entre lo cotidiano y la violencia de la guerra y, finalmente, en 1939, la retirada del ejército republicano y los desfiles franquistas. Es entonces cuando el fotógrafo decide encerrar la guerra en una caja para intentar comenzar de nuevo, a pesar del contexto.
La postguerra supondrá para Antoni Campañà una adaptación traumática, y la recuperación y dedicación intensa a temas como los deportes, los paisajes o escenas de la modernidad, cuando ésta empezó a llegar al país.
Vista en su globalidad, la obra de Campañà recorre el siglo xx en su complejidad y con sus contradicciones. La exposición descubre a un artista incansable que intentó llegar a todos los ángulos del mundo de la fotografía.
El Museu Nacional y el arte del periodo de la Guerra Civil.Esta exposición forma parte del programa Guerra Civil. Arte, conflicto y memoria, que tendrá lugar hasta septiembre. En este marco, el museo ha programado un con- junto de proyectos expositivos y de actividades a partir de la Guerra Civil española: a finales de marzo inauguramos, en el Espacio educArt, la muestra RE-PARAR de la artista Svantje Busshoff, una reflexión sobre temas como la reparación y la destrucción; a partir de junio se presentará la exposición ¡Arte en peligro! Salvaguarda del patrimonio artístico catalán (1936-1939) y la instalación del artista Francesc Torres Vuelo interior.
En mayo también se abrirán las nuevas salas dedicadas al arte de este periodo, una de las más singulares del Museu Nacional, que ganan espacio y aportarán nuevas obras y nuevas lecturas.
Desde su creación, en 1996, el Departamento de Fotografía del museo ha trabajado la fotografía de la Guerra Civil como un tema necesario para entender el que fue el primer gran conflicto que mereció una cobertura total por parte de los medios de comunicación de todo el mundo. Para dar a conocer el trabajo de los fotógrafos que cubrieron los acontecimientos y va- lorar su aportación al fotoperiodismo de guerra moderno, una de las primeras exposiciones que dedicó a este tema fue La Guerra Civil española. Fotógrafos para la historia, en el año 2001. En 2009, le siguieron dos exposiciones simultáneas: ¡Esto es la guerra! Robert Capa en acción y Antoni Campañà. Sin título [Iglesia de la Concepción]. Calle Girona, Barcelona, 1936-1937. Arxiu Campaña Gerda Taro, primera gran retrospectiva dedicada a esta fotoperiodista, y en 2011, se presentó La Maleta Mexicana. El redescubrimiento de los negativos de la Guerra Civil española de Capa, «Chim» y Taro.
Con La guerra infinita. Antoni Campañà el Museu Nacional sigue profundizando en esta labor y a la vez en el conocimiento de una de sus colecciones más singulares, pero esta vez centrándose en uno de los grandes fotógrafos catalanes.