Exposiciones

Mendiburu. Materia y memoria

Mendiburu Retrospectiva

El martes 13 de abril el Museo de Bellas Artes de Bilbao y BBK presentaron la gran retrospectiva Mendiburu. Materia y memoria. Comisariada por Juan Pablo Huércanos, subdirector de la Fundación Museo Jorge Oteiza y especialista en Remigio Mendiburu, la exposición revisa la obra de uno de los creadores más representativos de la escultura vasca de la segunda mitad del siglo XX a través de un centenar de obras.

Mendiburu-Presentación

Miguel Zugaza, director del Museo de Bellas Artes de Bilbao; Gorka Martínez, director general de BBK; y Juan Pablo Huércanos, comisario de la exposición y subdirector de la Fundación Museo Jorge Oteiza (Alzuza, Navarra).

Remigio Mendiburu (Hondarribia, Gipuzkoa, 1931–Barcelona, 1990) es una de las figuras más singulares de la escultura vasca de la segunda mitad del siglo XX. Su trayectoria se inscribe dentro del proceso de renovación del arte vasco de ese momento, del que participó desde 1966 con el grupo Gaur, impulsado por Jorge Oteiza y en el que convivían las propuestas artísticas de Eduardo Chillida, Rafael Balerdi, Amable Arias, José Antonio Sistiaga, Néstor Basterretxea y José Luis Zumeta. Con bagajes e intereses muy diversos y expresándose en distintos lenguajes, estos pintores y escultores compartieron la aspiración de romper el aislamiento de la dictadura franquista y recuperar lo propio a través de un arte comprometido con la vanguardia.

En el contexto de la renovación escultórica iniciada por Chillida y Oteiza, sobre todo en sus inicios, Mendiburu fue capaz de crear una obra con intereses y procedimientos distintivos, que tuvo en la madera su materia primordial y en la cultura autóctona el punto de partida para una escultura enteramente personal y contemporánea.

Comisariada por Juan Pablo Huércanos –subdirector de la Fundación Museo Jorge Oteiza (Alzuza, Navarra) y especialista en la obra del escultor vasco–, la exposición Mendiburu. Materia y memoria, que toma su título de la obra homónima del filósofo Henri Bergson, profundiza en la personalidad de este creador a través de un centenar de piezas, entre esculturas y obras sobre papel. Fueron realizadas a lo largo de toda su trayectoria: desde sus inicios a finales de la década de 1950 hasta sus últimos proyectos a mediados de los 80. Muchas de ellas son inéditas y el conjunto se exhibe ahora gracias al apoyo de BBK, y a la generosidad de la familia Mendiburu y de otras colecciones particulares, a las que se han sumado museos como Artium de Vitoria-Gasteiz, San Telmo Museoa de San Sebastián o el Museo de Bellas Artes de Bilbao.

La exposición pone de relieve aquellos aspectos que alejan a Mendiburu de los convencionalismos formales de su época y lo resitúa como autor de una escultura experiencial. La tipología de los materiales que usó y la complejidad de su modo constructivo basado en la acumulación y la trama determinaron las características de una obra llena de correspondencias biográficas y socioculturales, que se convirtió en uno de los referentes de la transformación del arte de su tiempo.

Tras un inicio a finales de los años 50 heredero aún de propuestas geométricas e informalistas, Mendiburu comenzó a indagar sobre procedimientos más cercanos a una morfología orgánica y procesual con la que, a partir de ensamblajes, construir sus obras más características.

Salas Museo Bellas ArtesEste proceso acumulativo constituye una de las aportaciones más personales, un modus operandi que forma parte esencial de su escultura y que, a su vez, se transmite a la experiencia de la contemplación. El carácter experiencial de la obra de Mendiburu se aprecia en sus primeras obras, como la serie Taluak (1960-1962), cuya elaboración recuerda al juego infantil de arrojar una pella de barro contra el suelo para reventarla y cambiar su morfología. También en obras maestras de su trayectoria, como Txalaparta (1965), en donde se percibe el eco de la cultura y los materiales populares –“viejas vigas o viejos troncos olvidados…”– que Mendiburu reanuda con un lenguaje personal que se aleja de una visión meramente romántica de la naturaleza. Aunque su mirada hacia lo natural es evidente, a través del uso de la madera Mendiburu explora un territorio que refleja el paso del tiempo y su misterio y testimonia un orden natural en el que la humanidad se ve avocada a luchar por su supervivencia.

De este modo, el espectador es impelido a desentrañar el proceso de creación de la obra que, habitualmente sin peana, se muestra tan directa y sin añadidos como el propio artista. En Jaula para pájaros libres (1969) una viga de madera sustenta un desarrollo espacial del que emerge una expresión más lírica. Mientras, Zugar (1969-1970) representa una corporeidad producto de la lenta acumulación de fragmentos que después llevará a otras piezas destacadas como Argi hiru zubi (1977) o Murru (1978), de enorme contundencia física y visual.

En los años 80 Mendiburu experimenta con otros materiales y lenguajes en obras de menor tamaño, como la serie de piezas que combinan madera y cemento, o las pequeñas esculturas en madera pulida o alabastro de inspiración oriental. A finales de la década, otras obras, como las de la serie Casas bombardeadas, recuperan la memoria de las penurias de la guerra y del amargo exilio que Mendiburu vivió de niño y que, al final de sus días, reconoció como vivencias medulares en el desarrollo de su escultura.

Recorrido expositivo:

Sala 1

Acercamientos al cuerpo escultórico (comienzos de los 60)

Sin Título

Sin título, 1979. Colección Mendiburu Inda, Hondarribia. ©Jon Cazenave

El desarrollo experimental de la obra de Mendiburu se inicia a comienzos de la década de 1960 cuando, en un trabajo cercano al informalismo, aborda los materiales escultóricos a partir de diferentes procedimientos técnicos, como el desbaste, la torsión, el estallido o el ensamblaje, en un permanente conflicto entre materia, forma y energía. En esta primera etapa creativa se manifiesta también la deuda de su escultura con objetos y materiales que forman parte de su entorno biográfico y cultural. Se trata de materiales “pobres” como cuerdas, cemento y sacos, que, a partir de su integración en la obra artística, son capaces de hacer resonar las referencias a su propio origen.

La resimbolización de formas procedentes de la cultura popular está también muy presente en algunas piezas de estos años, como Txalaparta, Aizkolari o Irrintzi, que actualizan su consideración simbólica desde el arte y la construcción estética.

Sala 2.

Hacia una escultura experiencial (finales de los 60).

Mendiburu

Jaula para pájaros libres, 1969. Museo de Bellas Artes de Bilbao. ©Jon Cazenave

A finales de la década de 1960, Mendiburu inicia un nuevo ámbito de experimentación sustentado en el desarrollo de un personal modo constructivo basado en la acumulación y ensamblaje de elementos. Argi hiru zubi, que domina esta sala, representa con claridad dicho proceso constructivo, que permite al artista superar la condición objetual de la escultura y situarla en la medida rebosante de lo real. Como otras de este periodo, esta escultura deja de ser un objeto para la contemplación y se articula como un cuerpo complejo y expandido que obliga a recorrer los itinerarios que revela su estructura.

Las obras de este periodo expresan también otro conflicto de su trabajo: la pugna con el pedestal o la peana, un elemento que Mendiburu rechaza por considerarlo ajeno a la lógica propia de la escultura. Integrando el soporte en la propia estructura de la obra, el artista define una escultura más vitalista y experiencial que no se coloca, sino que se sitúa en el espacio y construye un lugar.

Sala 3 (años 70 y comienzos de los 80).

Ensamblajes y anudamientos. La escultura como trama.

La lógica del ensamblaje y del cuerpo tramado continúa articulando las relaciones de las obras que Mendiburu crea en la década de 1970 y principios de la siguiente. Por un lado, sus esculturas aumentan de ligereza y proyección espacial, y crea obras menos masivas y más orgánicas, dotadas de una particular poética. Xalbadoreri es una de las más representativas de este periodo. La aparente robustez de los elementos que la componen contrasta con su difícil equilibrio, situándola, visualmente, al borde del derrumbamiento.

Esta sala acoge también una serie de obras realizadas en hormigón y madera, basadas en el encuentro de dos materiales de comportamientos y significación casi antagónicos. La consideración de la madera como materia orgánica, como proyección de lo mutable y cargada de memoria, contrasta aquí con un elemento, el hormigón, cuya esencia radica en la inmediatez del momento de ser creado. Las tensiones entre ambos constituyen un conjunto de suturas, en el que cada uno de los materiales parece subsanar las carencias y limitaciones del otro.

Mendiburu bbaa-

Sin título, década de 1960. Colección Mendiburu Inda, Hondarribia. ©Jon Cazenave

Sala 4 (mediados de los 80) La experiencia de lo real.

A mediados de los años ochenta, Mendiburu se alejó del trabajo con los grandes volúmenes e inició una serie de obras de formato más reducido, adentrándose en un lenguaje más silente y delicado. El encuentro de materiales como el alabastro y la madera de boj, de crecimiento muy lento, es característico de las obras de este periodo, que se sitúan en un contexto expresivo muy diferente de su producción anterior. La expansión del pensamiento oriental y zen producida durante esos años alcanza también a la consideración del espacio y la materia en las obras del artista.

Esta sala acoge también otras obras de muy diferente categoría expresiva: las series La noche del exilio y Casas bombardeadas, en las que emergen de modo elocuente las experiencias traumáticas vividas por el artista al final de la Guerra Civil y en la huida hacia Francia. A lo largo de toda su trayectoria artística, la escultura de Mendiburu no ansía el ideal de la forma perfecta, sino que asume su condición de erigirse como testimonio del conflicto con la propia existencia.

Recursos:

Catálogo.

Selección de entrevistas y escritos de Remigio Mendiburu; ensayos a cargo de Juan Pablo Huércanos, subdirector de la Fundación Museo Jorge Oteiza y especialista en la obra de Mendiburu, y Alfonso de la Torre, teórico y crítico de arte, especialista en arte español contemporáneo; y cronología artística de Mikel Onandia, profesor de Historia del Arte de la UPV/EHU.

Conferencias.

“Mendiburu y el lugar de la escultura”. Juan Pablo Huércanos En nuestro canal de YouTube desde el 16 de abril

“Remigio Mendiburu, objetos de la extrañeza [en el bosque del arte español del siglo XX]” Alfonso de la Torre, teórico y crítico de arte, especialista en arte español contemporáneo Miércoles, 19 de mayo, 19.00 h, Auditorio / En nuestro canal de YouTube desde el 21 de mayo

“Tiempo de vuelo. Remigio Mendiburu en el contexto artístico vasco de la década de los 60 y 70”

Mikel Onandia, profesor de Historia del Arte de la UPV/EHU

Miércoles, 2 de junio, 19.00 h, Auditorio / En nuestro canal de YouTube desde el 4 de junio

Sesiones audiovisuales

Proyección de “Nortasuna”, de Pedro de la Sota

Lunes 19 de abril, 24 de mayo y 21 de junio de 2021, 19.00 h, Auditorio

La proyección del 19 de abril contará con la presentación de Juan Pablo Huércanos y Pedro de la Sota

Mendiburu. Materia y memoria

Sala 32. 14 de abril–05 de septiembre de 2021 Patrocina BBK

Museo de Bellas Artes de Bilbao

Museo Plaza, 2

48009 Bilbao

Tel. (+0034) 94 439 61 74 / 94 439 60 60

www.museobilbao.com

Nueva publicación “Grupo GAUR. Arte y construcción colectiva, 1965-67”.

A finales de 1965, un grupo de artistas plásticos guipuzcoanos decidió auto organizarse y, aliado con el empresario Dionisio Barandiaran, estableció una nueva estrategia de posicionamiento colectivo desde el arte. Su presencia puso en marcha un inédito dispositivo transversal e interdisciplinar que reivindicó un modelo alternativo de organización cultural protagonizado por los propios artistas. El Grupo GAUR, constituido por Amable Arias, Néstor Basterretxea, Eduardo Chillida, Remigio Mendiburu, Jorge Oteiza, Rafael Ruiz Balerdi, José Antonio Sistiaga y José Luis Zumeta, irrumpió en la escena cultural vasca en abril de 1966 con una exposición en la Galería Barandiaran de Donostia, en una acción pública que alteró las formas tradicionales de la gestión del arte.

Más de 50 años después de su gestación, la publicación Grupo GAUR. Arte y construcción colectiva, 1965-67, escrita por el subdirector del Museo Oteiza J. P. Huercanos, analiza la significación de este grupo y su capacidad para diseñar un transformador modelo de producción y exhibición artística, cuya puesta en marcha supuso una ruptura estructural con las dinámicas culturales de la época y despertó el papel del artista y el arte como sujetos activos en los procesos de construcción colectiva. Su memoria forma parte hoy de la extensa genealogía de proyectos de autogestión desarrollados por artistas a partir de la década de los años sesenta del pasado siglo.

Este proyecto editorial, concebido como una publicación-collage, es fruto de la colaboración entre la Fundación Museo Jorge Oteiza y Kutxa Fundazioa, e incluye numeroso material documental inédito, como los dos reportajes completos que realizaron los fotógrafos Arturo Delgado y Paco Marí el 28 de abril de 1966 durante la inauguración de la exposición del Grupo GAUR en la Galería Barandiaran y que forman parte del legado de Fototeka de Kutxa Fundazioa.

Esta edición incluye también una reproducción facsimilar de catálogo y del cartel editados por la Galería con motivo de esta muestra, diseñados por Javier Usabiaga y que actualmente se encuentran descatalogados. Los facsímiles se han editado en un formato ligeramente más reducido, para mantener así la distancia con las ediciones originales.

Esta publicación fue presentada el viernes, 5 de marzo, a las 18:00h. Disponible a través del canal de youtube de la sala Kubo Kutxa.

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