La categoría del personaje
RESUMEN
Si el autor es el «saber» y el narrador el «decir», al personaje le caracteriza el «vivir» y constituye, por ello, el componente que permite al lector integrarse, ya por completo, en la «realidad» que el discurso de la ficción contiene. Si el autor y el narrador muchas veces se sienten como figuras en la sombra, delimitando esos márgenes de verosimilitud con enorme complejidad, el personaje, en cambio, es el ser vivo, real, dotado de configuración humana, bordeado de aspectos espaciales que lo determinan y proyectado en una línea temporal que permite seguir sus movimientos y ordenar sus acciones. Al análisis de esta figura tan importante para la organización narrativa se dedica el presente tema.
Si el narrador ha de existir para que el autor disuelva su presencia en las funciones que le concede, el personaje nace, sobre todo, para que el lector se identifique con él y viva, junto a él, las peripecias que la historia pueda desarrollar; paralelamente, el lector adquirirá una visión del mundo, ajustada a esos hechos y regulada por las informaciones que de los personajes pueda adquirir. Por ello, el narrador sabe que la mejor forma de organizar el relato (de que el lector incorpore a su recepción la imagen de la realidad que da sentido a la novela) es configurar un eficaz entramado de personajes, cuyas vidas sean las que «hablen» al lector.
1.1: La categoría del personaje
Según lo apuntado, la mejor forma de conseguir la objetividad narrativa consistiría en crear unos personajes tan verosímiles que el lector pueda aceptar su presencia sin ninguna explicación accesoria y pueda, entonces, creer lo que les ocurre del mismo modo que creería esas cosas si le sucedieran a él en su vida real. De ahí, que los mayores esfuerzos de los autores se orienten, precisamente, a la creación de organizaciones narrativas que doten al personaje de la suficiente independencia como para poder existir por sí mismo, sin ayuda de ningún elemento ajeno a su vida y, por ello, extraño a la realidad ficticia de la novela. Los puntos de vista de la narración, antes manifestados, sólo tienen una pretensión: establecer entre el autor y el personaje la suficiente distancia, como para permitirle al lector sentir la ilusión de que el personaje vive por sí mismo y que, por tanto, los hechos que protagoniza son «reales», no inventados por alguien que maneja los hilos argumentales a su capricho.
ESQUEMA
1: Objetividad y relato.
1.1: La categoría del personaje.
1.2: Una definición del personaje.
1.3: La realización de las líneas discursivas.
2: Funciones narrativas.
2.1: Personaje y narración.
2.1.1: La caracterización.
2.1.2: Relaciones enunciativas.
2.1.2.1: Estilo directo.
2.1.2.2: Estilo indirecto.
2.1.2.3: Estilo indirecto libre.
2.1.2.4: Interferencias enunciativas del narrador.
2.1.2.5: El diálogo.
2.1.2.6: El monólogo.
2.1.2.7: El soliloquio.
2.1.2.8: El flujo de conciencia.
2.2: Personaje y relato.
2.3: Personaje e historia.
3: Bibliografía sobre «el personaje».
ISBN: 978-84-96446-62-5
Autor: Fernando Gómez Redondo
Extensión: 33 Págs.
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